Bioenergía un componente vital de la existencia humana

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    Todos poseemos un campo energético que recibe las energías de los demás seres vivos y que, a su vez, influye sobre éstas. Algunas personas pueden curar a los demás y curarse a sí mismos gracias a la utilización correcta de sus bioenergías, de la misma forma en que hay otras personas que influyen negativamente en nuestros campos energéticos y su presencia provoca rechazo o enfermedad. Esta energía universal está presente también en determinados lugares que, a pesar del transcurso del tiempo, conservan la huella energética de los sucesos que ocurrieron allí.

    La Bioenergía es uno de los muchos términos empleados para describir el campo de energía que envuelve a todo ser viviente. A lo largo del tiempo, muchas culturas de distintas partes del mundo han identificado y reconocido esta energía no física. Los yoguis de la India la llaman prana, los acupuntores chinos la conocen como chi y hoy en día la física se refiere a ella como aura. Otras expresiones que se emplean con frecuencia para describir este tipo de energía son: energía inmanente, energía sutil, energía vital, energía magnética y energía universal.

    Para entender mejor la bioenergía, (prana, chi, energía sutil) actualmente se están llevando a cabo muchos estudios aparte de los que ya se han realizado anteriormente. Asimismo, se ha intentado desarrollar instrumentos y otros medios para estudiarla. La fotografía Kirlian, por ejemplo, una técnica que fue descubierta por casualidad en 1939, muestra que cuando a un objeto colocado en una placa fotográfica se le aplica un campo eléctrico de alto voltaje, se genera una imagen de las señales emitidas por dicho objeto. Se dice que dicha imagen es una representación física del aura del objeto.

    Entre otros experimentos llevados a cabo en este campo, los rusos han dirigido muchas investigaciones sobre bioenergías dignas de mencionar. Los resultados de sus investigaciones mostraron que existen personas que pueden utilizar sus propias bioenergías para la autosanación o para curar a otra persona; para mover un objeto sin tocarlo o para llevar a cabo una transmisión de información mental o telepática.

    Otros investigadores del fenómeno parapsíquico han llegado a la conclusión de que este tipo de energía es un componente esencial de todo un conjunto de actividades como la digitopresión, la acupuntura, doblar el metal con la voluntad, desmaterializaciones y rematerializaciones, ectoplasmia, homeopatía, actividades poltergeist, teleportación y cirugía psíquica.

    A pesar de haberse conseguido algunos pequeños logros en la creación de instrumentos capaces de plasmar la bioenergía (prana, chi), ésta sigue siendo demasiado sutil como para ser medida con precisión por un equipo científico. La herramienta más eficaz para este propósito es la sensibilidad del ser humano. Dado que los seres humanos tienen la capacidad inherente de detectar y analizar los campos bioenergéticos (aura, cuerpo energético, doble etéreo) generados por otros, constituyen unas herramientas de investigación de un valor inestimable en este tipo de experimentos.

    La bioenergía es responsable del sustento de la vida humana. Nuestro cuerpo bioenergético nos conecta con nuestro cuerpo astral y nos realimenta con las energías necesarias para nuestra vitalidad y salud general.

    Interacción con las bioenergías de los demás seres vivos

    Nuestro campo energético (aura) no es estático. Está constantemente absorbiendo y exteriorizando energías en un proceso de intercambio con otros seres vivos, así como con el entorno. Un ejemplo que todos reconocemos se produce cuando nuestra disposición física, psicológica y mental cambia como consecuencia de entrar en contacto con otra persona.

    Otro ejemplo que ilustra fácilmente la disposición fluida de nuestro campo energético (aura) consiste en el intercambio de energías con la Naturaleza. ¿Ha observado alguna vez que cuando una persona mira o toca una planta de cierto modo, se marchita? Esto se debe a que las bioenergías de algunas personas son intrínsicamente negativas, de manera que cuando tocan una planta le drenan toda la energía y la planta se pone enferma. En el otro extremo estarían aquellas personas que tienen ?dedo verde? con las plantas. El ?dedo verde? es un fenómeno comprobado que se relaciona directamente con un tipo de bioenergía personal (o aura /energía de chakra) que es agradable y compatible con las plantas.

    El campo energético que creamos a nuestro alrededor también es cambiante en cuanto a variables tales como el nivel de equilibrio y la intensidad y flexibilidad de las energías, que pueden ser, por ejemplo, activas y sueltas o inertes y bloqueadas. Cuando tenemos una actitud equilibrada y nos sentimos fuertes y con confianza, nuestras energías son generalmente más estables y se expanden más. Cuando tenemos un temperamento irregular, éste afecta a nuestro patrón energético que, a su vez, se vuelve entrópico y puede que más débil.

    Dado que nuestro campo energético es abierto, flexible y ?poroso?, si no tenemos un conocimiento y control de nuestras energías estamos expuestos a la influencia de las energías de las personas y los ambientes que nos rodean. Por otro lado, a pesar de nuestro nivel de conocimiento, también nosotros afectamos, en grados distintos, a los campos energéticos de las personas y los lugares que frecuentamos en nuestro día a día.

    Si la bioenergía es una fuerza neutral por y en sí misma, los pensamientos y sentimientos que derivan de factores como las intenciones y la ética, aplicados a las bioenergía por cada uno de nosotros, son los que determinan si su influencia energética sobre los demás es positiva o negativa.

    Sin lugar a dudas, aprender a ser conscientes y a evaluar la calidad de nuestras energías, controlarlas y realizar un autodiagnóstico y terapia cuando sea necesario, son capacidades inherentes a todos nosotros. Con la práctica, también se encuentra a nuestro alcance la obtención de un nivel de maestría de nuestras bioenergías que nos permitirá incrementar nuestras percepciones extrasensoriales y crear en nuestros chakras un tipo de vibración de alta frecuencia que funcione como una defensa energética.

    Afinidades energéticas y bioenergías desequilibradas

    Cuando compartimos afinidades con los demás, en cuanto a nuestros pensamientos, sentimientos, intereses e intenciones se refiere, tenemos una afinidad energética. Como consecuencia, nos sentimos bien en su compañía incluso si nuestras afinidades en común son menos positivas. Sin embargo, cuando no hay un denominador común puede que nos sintamos cansados, irritables o incluso enfermos cerca de ciertas personas.

    Aquellas personas que no están habituadas a trabajar de forma consciente con sus bioenergías perciben su nivel de compatibilidad con las energías de los demás mediante simples reacciones tales como una desconfianza repentina o la sensación de conocer de antemano a alguien que le acaba de ser presentado. Otro ejemplo de una reacción inconsciente a las bioenergías de los demás se produce cuando asimilamos las emociones o las enfermedades físicas de alguien con quien estamos pasando algún tiempo y, de forma bastante literal, sentimos lo que siente aquella persona, ya sea euforia, depresión, angustia, agitación o dolor físico.

    En cuanto a los lugares, conservan las energías asociadas o generadas por las actividades que están teniendo lugar allí en la actualidad, junto con aquellas que ya se produjeron a lo largo de la historia. Por ejemplo, a veces las personas se sienten a disgusto al visitar ciertos lugares turísticos, inconscientes de que esos sitios fueron lugares de sacrificios humanos, guerras, matanzas o ejecuciones públicas, o al visitar escenarios donde se llevaron a cabo rituales y maleficios. Normalmente la energía de dichos ambientes, así como de los objetos que han permanecido allí a través del tiempo, conservan ?restos energéticos? del miedo y del sufrimiento que se experimentaron en ese lugar. Ello puede afectar a las personas con más sensibilidad energética.

    Del mismo modo, nos podemos imaginar cómo deben ser las energías de un matadero, una prisión o una cámara de tortura. Por otro lado, una zona salvaje virgen sería un lugar ideal para absorber energías.

    A menudo, las enfermedades sutiles que no presentan una causa aparente son el resultado de las intrusiones energéticas no compatibles con nosotros en nuestro propio campo energético a través de alguno de nuestros chakras. A los trastornos producidos por este tipo de bioenergías desequilibradas se los conoce en el campo de la medicina como ?enfermedades psicosomáticas?.

    ¿Cómo podemos desarrollar nuestras capacidades energéticas?

    Afortunadamente, la falta de conocimiento de nuestras bioenergías (cómo afectan y son afectadas por las de los demás) es una condición que puede invertirse. Hay medidas que podemos adoptar con el fin de mejorar el nivel de control que tenemos sobre nuestras energías.

    El control energético puede mejorarse en gran medida con una práctica regular. Existen ejercicios útiles que podemos practicar para desarrollar nuestro control y sensibilidad con las bioenergías. Son los siguientes:

    1 – Absorción de las energías: la acción de interiorizar las energías con el fin de realimentarnos.

    2 – Exteriorización de las energías: la donación consciente de nuestras energías para mejorar la calidad energética del ambiente a nuestro alrededor y para asistir a aquellas personas que lo necesiten.

    3 – Estado vibracional: la instalación de la máxima frecuencia vibracional de nuestras bioenergías que expande nuestra conciencia psíquica y promueve la limpieza y protección energéticas. El estado vibracional es la condición de la dinamización máxima y simultánea de los chakras, producida por la movilización consciente de nuestras energías al subirlas y bajarlas por todo el cuerpo. El uso controlado del estado vibracional tiene unas consecuencias importantes. Permite neutralizar las malas influencias y los asedios (con los que de forma consciente o inconsciente hemos entrado en contacto), y de este modo jugar un papel más activo y decisivo en nuestras vidas. Con ello, a su vez, se estimulan la madurez personal y el crecimiento evolutivo. El estado vibracional es una técnica de la que actualmente se están beneficiando miles de personas. El mejor modo de comprobarlo es mediante la instalación del estado vibracional cuando nos hallemos en una situación un tanto delicada, como, por ejemplo, cuando tratemos con un cliente agresivo, cuando nos defendamos en medio de una discusión, cuando expresemos nuestra opinión en una reunión hostil o en cualquier otra situación en la que nos sintamos energéticamente amenazados.

    Debe destacarse el hecho de que cualquier persona tiene la capacidad de trabajar con las bioenergías de forma consciente gracias a este método. No es necesario tener una aptitud concreta o ser especialmente sensible.

    Otra técnica que fomenta el desarrollo del control energético consiste en promover la coherencia de nuestros sentimientos y pensamientos. A pesar de la dificultad que la tarea conlleva, la práctica constante de las técnicas bioenergéticas ayuda en gran medida a establecer un nivel de equilibrio en nuestros cuerpos, tanto en el físico como en el emocional y en el mental.

    La calidad de nuestros pensamientos e intenciones también juega un papel crucial a la hora de determinar la calidad de nuestras energías. Por ejemplo, cuando nuestros pensamientos e intenciones son negativos, el flujo de energías de algunos chakras puede estar bloqueado. Sin embargo, la fuerza de la propia voluntad es, por encima de todos, el factor más importante.

    Sin un grado de disciplina y esfuerzo personal sería muy difícil mejorar nuestro rendimiento energético con cualquiera de las técnicas anteriormente mencionadas. Es preciso recordar que el movimiento con las energías es muy real, no imaginario. Es decir, no es preciso ningún tipo de visualización para instalar un estado vibracional. El secreto del éxito en este tipo de empresas es mantener un estado físico de relajación, impedir cualquier interferencia con el entorno exterior y centrarse de forma consciente en mover las bioenergías mediante el empleo de la propia voluntad.

    Los beneficios que se obtienen del control de las bioenergías son numerosos. Normalmente, las personas sienten un equilibrio y bienestar general, una disminución de los niveles de estrés y una expansión de la lucidez sobre lo que está sucediendo alrededor a cada momento, así como una expansión de la auto-confianza. El control de las bioenergías constituye también un factor clave para conseguir experiencias conscientes fuera del cuerpo tales como los viajes astrales.

    Sandie Gustus y Nancy Trivellato

    International Academy of Consciousness