Fasciología una nueva técnica osteopática

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    La Fasciología o ?ciencia de los lazos? es una nueva técnica osteopática que se basa en un principio fundamental: las tensiones en el cuerpo de un ser humano repercuten en el cuerpo de otro; sería el caso del terapeuta y su paciente, el marido y su esposa, un trabajador y sus compañeros de empresa o cualquier otro sistema en el que dos seres estén fuertemente unidos. Las emociones pasan de unos a otros y repercuten de forma global, manifestándose finalmente a nivel físico bajo la forma de diferentes tensiones y trastornos orgánicos.

    Alain Abehsera, médico, osteópata y fasciólogo (co-Director del Instituto Elfe París-Lyon-Madrid), ha estado en España impartiendo un curso sobre Fasciología humana y equina en el Centro de Formación Ecuestre Sierra Norte. En este artículo describe las bases de la Fasciología y la forma en que puede ser aplicada tanto a los seres humanos como a los animales.

     

     

    La Fasciología se define como la ciencia (logos) de los lazos (fascias). Esta definición da a la Fasciología un alcance muy amplio que sobrepasa el dominio médico, pero que podemos definir mejor en el ámbito de los problemas encontrados por un terapeuta.

    Ilustraremos pues los principios de la Fasciología a través de la medicina, recordando que una aproximación fasciológica completa de una persona o de un animal incluye todo su entorno. Se deberán así estudiar las circunstancias psicológicas y emocionales, las condiciones económicas, las relaciones sociales, etc., que rodean a la persona o al animal tratado.

    La Fasciología nació, históricamente hablando, como una serie de observaciones sobre el ser humano y el animal.

    Filamentos y tejido conjuntivo

    Se sabe que todo cuerpo vivo presenta una ?conectividad? inmensa. Por ejemplo, todas las células del cuerpo están interconectadas entre sí por filamentos y líquidos. Estos filamentos penetran hasta el fondo de las células (núcleo y ADN) y, uniéndolas entre ellas, forman tejidos y después órganos. A su vez, estos órganos están conectados entre sí y después al esqueleto por otros filamentos (tendones, ligamentos, peritoneo, pleuras, meninges, etc.). El conjunto de estos filamentos lleva el nombre de tejido conjuntivo. Se entiende entonces que una tensión en una parte del sistema repercutirá en el resto de partes del sistema a través de los filamentos del tejido conjuntivo.

    Es así como las tensiones mecánicas en el corazón (relacionadas con una emoción, una malnutrición, un trabajo excesivo?) repercutirán a lo largo del pericardio, después hacia la columna, las costillas, etc., y podrán entonces ser palpadas por el fasciólogo en la superficie.

    El conjunto de filamentos de tejido conjuntivo ofrece así una buena ilustración de la conectividad en el cuerpo animal y humano. Explica cómo un esguince de tobillo puede tener repercusiones mecánicas en el intestino, el cuello o alguna otra parte del cuerpo, según las circunstancias y el pasado de la persona.

    Una de las labores principales del fasciólogo es detectar las tensiones a lo largo de las cadenas mecánicas y ?deshacer? los nudos, reforzar los filamentos débiles, aflojar los que están demasiado tensos, etc.

    El fasciólogo aprende a ?leer? con sus manos y sus ojos la existencia de estas tensiones, su trayectoria en el cuerpo y la forma de tratarlas favorablemente.

    Filamentos y sistema nervioso

    Sin embargo, a pesar de lo dicho la conectividad en el cuerpo humano no es sólo mecánica. El sistema nervioso es otro ejemplo de un sistema hecho de filamentos (los nervios) que conducen las informaciones y unen también, potencialmente, un grupo de células a cualquier otro.

    Los filamentos de tejido conectivo, mencionado anteriormente, transmiten y amortiguan las tensiones mecánicas ocasionadas por el movimiento de nuestro cuerpo.

    Los filamentos del sistema nervioso transmiten informaciones para asegurar el funcionamiento de las células inervadas, pero transmiten también lo que pertenece al dominio de lo emocional. Es así como emociones nacidas en una parte del sistema pueden ser transmitidas, a través de los nervios, a partes muy separadas del mismo sistema. El fasciólogo tiene esto en cuenta en su análisis del caso, y considerará que las emociones traumáticas, por ejemplo, pueden partir de la caja torácica (la clásica sensación de angustia) y alcanzar los órganos del vientre e incluso la rodilla o el tobillo.

    Filamentos y sangre

    Un tercer sistema asegura la conectividad en el seno del cuerpo: la sangre y todos los sistemas que dependen de ella (sistema linfático e inmunitario, sistema hormonal, etc.).

    Aquí también cualquier parte del cuerpo puede influir en otra a través de una modificación cuantitativa o cualitativa de la sangre. Es así como la Fasciología deberá tener en cuenta la calidad de los nutrientes aportados por la sangre y la forma de alimentarse del animal o del hombre. Es igualmente a través de la sangre como se realiza lo esencial del transporte de sustancias químicas u otras (medicación alopática u homeopática).

    El análisis fasciológico

    Esta conectividad inmensa en el cuerpo ofrece al fasciólogo numerosos puntos de entrada en el sistema.

    – El toque, la vista. Por medio de ambos el fasciólogo puede percibir las tensiones, las congestiones y las anomalías de superficie o profundas que muestran un desequilibrio

    – El oído. Por una buena escucha y un buen ?interrogatorio? del caso estudiado, el fasciólogo recibirá la orientación necesaria para tratar un órgano en relación con otro y buscar las secuelas de una fractura olvidada, de una operación quirúrgica en la infancia o de un traumatismo emocional considerable. La recopilación de información sobre el pasado y el presente de la persona o de la situación analizada forma una parte fundamental del acto fasciológico.

    – Los análisis. Ya que cualquier parte del cuerpo es el reflejo de otra, se podrá, con la ayuda de análisis simples y no traumáticos (por ejemplo el análisis de un cabello), encontrar desequilibrios del conjunto del sistema y ayudar a corregirlos (corrección alimentaria u homeopática indicada por la composición química del cabello en el ejemplo citado)

    Los filamentos de la realidad

    La Fasciología no sería más que una nueva forma de terapéutica -según el modelo de la osteopatía, de la quiropráctica, de la naturopatía, etc.- si se contentase con mejorar los lazos internos del animal o del hombre. El tratamiento de la mecánica humana a través de las manipulaciones; el de sus emociones a través de un trabajo psicoterapéutico; y el de la calidad de su sangre a través de consejos de higiene alimentaria o física, han sido ya propuestos por estas disciplinas. La Fasciología se propone añadir un nivel de vínculo más global que los descritos anteriormente.

    En efecto, tanto la tradición mística como la física cuántica indican que el espacio en el cual nuestros cuerpos se sitúan y el espacio que separa nuestros cuerpos está lleno de filamentos (llamados ?virtuales? en física cuántica). El espacio no está, pues, vacío, sino, al contrario, está ?lleno? y ?denso?. La física describe esta conectividad como el hecho de tomar bien la forma de un líquido, bien de filamentos. Nosotros escogeremos, por comodidad, la imagen de ?filamentos? característicos de la Realidad.

    La Fasciología propone considerar que el conjunto de filamentos de nuestro cuerpo (tejido conjuntivo, nervios, vasos?) es continuo con estos filamentos virtuales del espacio. Los unos y los otros (filamentos del cuerpo y filamentos de la realidad) no forman más que un solo conjunto de filamentos que conecta todas las partes de la Realidad entre ellas.

    Esto implica que las tensiones en el cuerpo de un ser humano pueden repercutir en el cuerpo de otro ser humano (el terapeuta y su paciente, el marido y su esposa, o cualquier otro sistema en el que dos seres estén fuertemente unidos). Sucede lo mismo en la relación entre un jinete y su caballo: las tensiones interiores del jinete van a repercutir en su caballo a través de los filamentos de la realidad y viceversa.

    Estos filamentos transmiten no sólo las tensiones mecánicas, sino también las tensiones neurológicas (por ejemplo, las emociones) y las anomalías químicas (desequilibrios hormonales o inmunitarios, por ejemplo).

    El fasciólogo deberá, pues, incluir en su análisis del caso las tensiones exteriores al paciente estudiado, como fuentes potenciales de mantener el desequilibrio. La corrección de las tensiones del jinete, por ejemplo, no se mantendrá en tanto que las del caballo no hayan sido corregidas.

    Pongamos el ejemplo de un jinete con dolor de espalda. Monta mal su caballo, induciendo en él malas posturas. Estas posturas serán exactamente compensadoras de las del jinete. Si tratamos al jinete y lo reequilibramos, pero no tratamos a su caballo -en el que el desequilibrio mecánico se ha instalado durante ese tiempo y está bien anclado-, cuando el jinete vuelva a montar su caballo se comprobará que éste mantiene la huella de su lumbago y de su desequilibrio mecánico. El lumbago inicial del jinete volverá a medida que monte su caballo.

    Conectados a las estrellas

    Esta transmisión de los desequilibrios no afecta sólo a la mecánica. Los filamentos de la Realidad ponen en comunicación los sistemas nerviosos del caballo y de su jinete, así como su química. Las emociones pasan así del uno al otro, y eso va suceder igual en el seno de una pareja, de una familia o de cualquier otro grupo.

    Estos lazos no unen solamente a los animales y los hombres. Los filamentos de la Realidad comunican y unen todos los objetos y todas las entidades posibles de este universo. Estos lazos se extienden hasta el infinito, como lo sugieren la astronomía o la astrología. Los filamentos de la Realidad se extienden a los confines del universo y unen las más pequeñas entidades subatómicas a las estrellas más enormes. Todos los seres y objetos de este universo están cogidos por estos lazos. Parece entonces lógico que la configuración de las estrellas y planetas en la concepción y en el nacimiento de un individuo tenga una importancia determinante en la vida de éste. La astrología suministra así informaciones fundamentales sobre lo que une a un individuo al universo, y también al espacio y al tiempo.

    Una regla de la Fasciología afirma que el efecto benéfico del tratamiento es estrictamente proporcional a la cantidad de bienestar aportado a todo el conjunto.

    Eso vale para el interior del cuerpo (mejora de la postura, de la sensación de bienestar, de la respiración, de la circulación, etc.) y también para el exterior del cuerpo. Por ejemplo: conforme el jinete vaya mejorando, su caballo se portará mejor. Conforme la mejoría de una persona vaya siendo más profunda (afectando a patologías tanto más serias) implicará el bienestar de sus hijos, su esposa, su marido, sus empleados, sus compañeros, etc.

    El alcance de la Fasciología es, pues, muy amplio. Esta ciencia se propone tratar situaciones antes que individuos. Su aprendizaje se hace por un desarrollo de los sentidos (palpaciones), pero también por un desarrollo importante de la escucha y de la capacidad de encontrar relaciones significativas entre las partes y los seres implicados en la situación.