Qué maravilloso sería si, cuando visitáramos al médico,
nos enviara a realizar un taller de la risa para recuperar nuestro estado anímico
y aprendiéramos a disfrutar mejor nuestra vida cotidiana.
Seguro que nos daría una gran felicidad, reírnos a carcajadas, o
sonreír y reír constantemente a la vida, aprendiendo a desdramatizar
nuestros problemas y preocupaciones cotidianos que se originan en el intento de
controlar o manipular a otros, procesos que el organismo manejaría perfectamente
si no fuera por la intervención del ego.
Si nos tomáramos la vida como seres risueños sería
mejor para el ser humano, así estimularíamos constantemente las
endorfinas y el sistema inmunológico se fortalecería.
Los momentos de risa se saborean. Debido a la fuerza interna que se siente, nuestro
cuerpo físico se relaja así como la mente, el sistema inmunológico
se estimula a través de la oxigenación de nuestro cerebro; cuando
reímos a carcajadas, el vientre se mueve, los hombros y músculos
de la cara también; hay una gran oxigenación, el corazón
late más rápido, después la presión sanguínea
se desploma y los músculos se relajan.
Desde nuestro primer aliento, lloramos como respuesta a las necesidades del hambre
y del sueño, al tercer mes respondemos con una sonrisa, y al cuarto mes
respondemos con una risa a esa cara que reconocemos y empezamos a reír.
La risa es innata, y cuando nuestras neuronas se desarrollan también se
potencia la risa.
El miedo, el enfado, el odio, la depresión y la ansiedad, por ejemplo no
son naturales, sino que se aprenden, sobre todo, en etapas posteriores de la vida,
cuando el adulto que hay en nosotros se impone sobre el niño.
El aislamiento, la separación y las divisiones antinaturales entre la gente
crean un cisma no sólo en las comunidades sociales sino también
en nuestro yo interno. Nuestro Niño Interior tiene la clave de la salud,
la armonía y la felicidad.
Beltran Russell escribió: “ser feliz en este mundo, en particular
cuando la juventud ha quedado atrás, es necesario para no sentirse como
un mero individuo aislado cuyos días pronto llegarán a su fin sino
parte de un arroyo de vida que fluye desde el primer germen hasta el remoto y
desconocido futuro”. La risa es un alimento y además es una de las
mejores medicinas naturales que debemos potenciar hacia nosotros mismos y con
los demás, es el lenguaje universal, todas las razas se ríen, los
sordos y ciegos también ríen.
La medicina de la risa es muy antigua, se han hecho investigaciones y han llegado
a la conclusión de que las propiedades curativas de la risa están
reflejadas en diferentes libros sagrados y diferentes filosofías; la risa
y el buen humor representan un factor importante y revelador en el estado de salud
humano. El ser humano ríe, es natural como el sexo y el hambre, y cuando
proyectamos nuestra risa nos sentimos bien. Si un medicamento proporcionara la
risa los laboratorios se volvería locos por vendérnoslo. Debemos
procurar encontrar nuestra riqueza interna, hemos venido a este mundo a aprender,
a compartir, y la risa y las sonrisas potencian nuestro gozo y ayudan a mejorar
nuestros pensamientos, nuestras sensaciones y nuestros sentimientos.