Los seres humanos han empleado el Sonido desde los albores de la humanidad para recibir información de su entorno y para comunicarse, así como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y todas las poblaciones autóctonas creían que el Sonido era la fuerza creativa, generatriz, responsable de la creación del universo.
«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios»
Nuevo testamento (Juan 1.1)
El término «Verbo» se refiere claramente al sonido, que es la fuerza divina o fuerza creativa del universo.
El vocablo AUM, conocido generalmente como Om en la tradición hindú, se consideraba el sonido impulsor de la formación del universo.
Nuestros científicos modernos, en una típica demostración de suficiencia, sugieren la teoría del «Big Bang» (en Español: «Gran Explosión») que, sin duda alguna, sería el sonido más grande con el que podríamos tropezar.
Lo cierto es que nuestra ciencia moderna occidental es la que aporta las evidencias más convincentes en lo referente al poder del sonido sobre la configuración y transformación de la materia; lo que constituye el fundamento de su capacidad curativa. Sabemos con toda certeza, como también lo sabían los antiguos, que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo y electrones que giran a gran velocidad alrededor del núcleo. El número de cada una de estas partículas difiere según la naturaleza de la materia. El movimiento de giro de los electrones origina un compás o cadencia que crea una onda, que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce sonido. Este conjunto recibe el nombre de la «Ley de los Tres».
La ciencia de la cimática demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. La cimática consiste en el estudio del fenómeno de las ondas, y fue «descubierto» en la década de los 60 por el científico suizo, Dr. Hans Jenny. Sus experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, arena y virutas de acero sobre una lámina de metal, o membranas de piel, y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizaban formando patrones intrincados. Las diferentes sustancias se concentran en los senos de las ondas acústicas, destacando de ese modo el lugar donde el sonido es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras Chladny, configuran, en el caso de los sonidos armoniosos, mandalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación y reflejan la estructura biológica de plantas, cuarzos y otras estructuras de la Naturaleza.
Nosotros y nuestro Universo estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene su propio índice de vibración. Lo mismo ocurre con cada chakra y cada estrato del campo bio-energético o aura. Estos puntos y campos de energía reflejan el estado del cuerpo físico aunque, lo que es más importante, el cuerpo físico refleja el estado del aura. La ciencia de la cimática prueba más allá de toda duda, que cualquier sonido cercano al organismo humano originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos bio-energéticos, y por supuesto en su entorno. Este cambio puede que solamente sea temporal, pero mientras perdura es posible que provoque ciertos factores muy poderosos y mágicos. Este es el momento de la sanación, o de la manifestación de una «Intención».
La voz humana, aparte de su función principal, la comunicación, también sirve como vehículo de expresión de emociones, sentimientos, ideas e intenciones, desde las más profundas hasta las más superficiales.
No obstante, en cuanto expresamos estas ideas o intenciones con la voz, también estamos aplicando las leyes de la Creación, emitiendo ondas sonoras que transmiten su energía a los átomos que nos rodean. De igual modo que un sonido es capaz de crear una forma física en partículas de la materia, en cuanto afirmemos una intención específica, estas ondas sonoras intencionadas ejercen una fuerza creadora sobre la realidad que experimentamos. Como una piedra lanzada a un lago, las ondas expanden y se transmiten en todas direcciones desde la fuente, y el Universo físico no tenga otra opción que «obedecer» o conformarse a la intención que expresamos. Si esta intención es expresada con convicción y creencia, según la Ley de causa y efecto, también conocido como «La Ley de Atracción», los átomos del universo físico comienzan a vibrar conforme a la información vibratoria que reciben.
De este modo somos capaces de crear nuestra propia realidad, manifestando nuestras intenciones a través de unas leyes cósmicas y universales. Eso es lo que quiere decir la biblia cuando dice que «estamos creados en la semejanza de Dios». Del mismo modo que Dios/a ha creado a través de la vibración, (del Verbo) nosotros también tenemos la capacidad, a través del «sonido intencionado», de crear nuestra propia realidad, o dicho de otra forma, de ser co-creadores en el constante y perpetuo proceso de la Creación.
Vivimos ahora un momento fulcro de la historia, un momento que requiere que refundamos nuestra realidad, porque la que hemos creado juntos durante la última época no nos ha servido, y está caducada. Somos testigos de la disolución de las estructuras sintéticas y erróneas que han sido impuestas sobre la sociedad y civilización humana, con nuestro consentimiento pasivo.
Ahora es el momento de exclamar en voz alta, de emitir la intención de que queremos elevar nuestra conciencia humana y planetaria para poder vibrar con las nuevas energías, con la nueva época que se nos avecina, para poder participar como co-creadores de la nueva conciencia, que será imprescindible para la supervivencia no solo de la raza humana, sino de la Madre Tierra y todos los seres vivientes que la habitan.
El sonido y la voz: curar con intención
Michele Averard: Extracto de su libro «13 Pasos para Liberar la Voz Curativa»:
Nuestro cerebro es un órgano físico que está constantemente absorbiendo y almacenando información. Trabaja sin pausa para organizarla y distribuirla al resto del cuerpo. Esta información se envía a través de señales en forma de onda. Cada una de ellas vibra con una frecuencia determinada que contiene la información específica.
La Mente es una matriz energética en la que se crean nuestros pensamientos. Éstos están hechos en parte de nuestras experiencias pasadas y están muy influenciados por nuestra reacción emocional ante estos sucesos.
Nuestros pensamientos son pura vibración y afectan a la totalidad de nuestro cuerpo, físico y sutil. Las vibraciones procedentes de nuestros pensamientos crean una matriz que nos rodea y atrae hacia nosotros, a través de la resonancia en simpatía, las circunstancias que necesitamos para experimentar lo que estamos proyectando. ¡Pero esto no significa que sólo recibimos las experiencias que queremos! Sospecho que, más bien, recibimos las experiencias que necesitamos para poder aprender las lecciones que hemos atraído. Es posible asumir, de todos modos, que podemos escoger y controlar la información que le enviamos a nuestro cuerpo y a nuestros campos áuricos.
¡El secreto es dominar la mente; controlar tus pensamientos en lugar de que tus pensamientos te controlen a ti!
Vivimos en una sociedad superficial que ha perdido la fe. Desde bien temprano en nuestros años de formación estamos sometidos a un condicionamiento social que nos debilita. Se nos ha separado de nuestra fuente y se nos ha enseñado a dudar de nuestras habilidades naturales. Nos han animado a abandonar nuestra propia energía para ir a buscar respuestas, dejándonos vulnerables y necesitados. No es de extrañar que a menudo nuestros pensamientos no nos pertenezcan y nuestra vida se agote en todas direcciones y esto hace que nos sintamos perdidos y fuera de control. Cuando tenemos nuestros pensamientos en orden y una intención clara en nuestros corazones somos poderosos manifestadores.
En la Sonoterapia aprendemos a usar el sonido junto a la «intención» como una modalidad curativa. Nuestra mente necesita creer que somos capaces de manifestar una vibración curativa a través de nuestros pensamientos. Una vez que estos se cargan con nuestra intención, escogemos el sonido apropiado para la curación. La vibración de nuestra intención y la del sonido se combinan para formar una poderosa onda energética. Esta onda de sonido intencional puede ser dirigida entonces a cualquier lugar donde la curación sea necesaria.
Ejercicio: Cómo dirigir tu sonido para curar el cuerpo físico y los cuerpos sutiles
De pie o sentado confortablemente con los pies firmemente apoyados en el suelo. Hazte consciente de tu respiración y encuentra suavemente el equilibrio entre la inspiración y la espiración. Ahora forma en tu mente tu pensamiento curativo, por ejemplo: deseo limpiar, equilibrar, energizar, sedar, enfriar o calentar. Encuentra la palabra adecuada que describa en que manera quieres que el sonido cure. Después haz tu pregunta: «¿qué sonido necesito en este momento para…?» y proyecta este pensamiento desde tu mente y sexto chakra. Al mismo tiempo desde tu corazón y chakra del corazón envía una onda incondicional que apoye la curación por el bien de todos. Ahora estás preparado/a para encontrar el sonido.
Puede que te sorprendas a ti mismo al encontrar un sonido inmediatamente. Si no es así simplemente empieza a entonar el sonido más grave que te salga en ese momento. Una vez que lo tengas desliza tu registro hacia tu sonido más agudo. Mientras te deslizas arriba y abajo por tu registro los tonos de tu voz se superponen y se funden uno con otro igual que el sonido de una sirena. Estira tu voz, de esta manera te permitirá conectar con tus sonidos y te ayudará a sobrepasar la «mente crítica». Muchos de nosotros de niños jugábamos con estos sonidos.
Ahora todo lo que necesitas es unir la onda de tu pensamiento curativo con la onda de tu corazón incondicional y mientras te deslizas hacia arriba por la Sirena (y si lo necesitas volver hacia abajo también) encontrarás el sonido adecuado. Esta es la parte en la que necesitas tener fe. El sonido adecuado aparecerá porqué lo has pedido. Respira profundamente, calma tu mente, haz tu pregunta y mantente abierto para recibir la respuesta.
Cuando recibas el sonido intenta no dudar de ti mismo. Repite el sonido de nuevo, esta vez relájate y convéncete de que el sonido está lleno de tu intención amorosa. Ahora has creado tu flecha curativa y la punta de esa flecha puede ser dirigida hacia cualquier parte de tu cuerpo y/o cuerpos sutiles. Puede que sientas que necesitas repetir el sonido curativo unas cuantas veces. Recuerda no exagerar. Un poco de sonido llega muy lejos. La Regla de oro en Sonoterapia es «menos es más».
Nestor Kornblum y Michele Averard
Cofundadores y codirectores de la Asociación de Terapia de Sonido en España
www.sonidosquesanan.net