Cómo se hace un trasvase: 80 años del camino más solidario del agua

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El Tajo vertebrador y generoso da vida a tierras del sur cargadas de sol, pero escasas de lluvia, con un sistema de trasvase ideado hace 80 años, que aún hoy es modelo de ingeniería civil y rentabilidad económica.

EFEverde ha acompañado el camino “domado” del río, desde Guadalajara a la cuenca del Segura, en Murcia, atravesando la llanura manchega, por un corredor vivo que se gestó en 1933, para combatir el “desequilibrio hidrológico” de España.

El trasvase de 101,7 hectómetros cúbicos (hm3) para el primer trimestre del actual año hidrológico –29,7 hm3 para abastecimiento y 72 hm3 para regantes– se cede tras el periodo más seco de los últimos cien años, y con solo 1.810 hm3 en los principales embalses de la cuenca.

Los embalses desde los que se gestiona el agua en cabecera, Entrepeñas y Buendía, con una capacidad conjunta de almacenamiento de 2.474 hm3 (que nunca se ha alcanzado), suman 592 hm3. Por ley, es imposible el trasvase si esa capacidad está por debajo de los 240 hm3 y se establece que no se superarán nunca los 600 hm3 trasvasados al año, cifra que en la práctica se reduce a poco mas de la mitad.

Construcciones previas al trasvase (Entrepeñas se terminó en 1956 y Buendía en 1957), los embalses se plantearon como el corazón del canal, cuyas obras concluyeron en 1981.

La disciplina con la que discurren las aguas del Tajo por los canales hace olvidar que desvía hacia el Sureste el recorrido natural del río mas largo de España, desde su este natal, en “montes universales”, hasta morir 1.008 kilómetros después en el Atlántico portugués, con menos caudal, pero -seguro- orgulloso.

En 30 años largos de funcionamiento, apunta el jefe de área del acueducto, Enrique de Diego, el volumen trasvasado ha sido de 10.842 hectómetros, unos 350 hm3 al año.

Su coste total se estima en 914 millones de euros y se administra con las tarifas, peajes de usuarios y concesiones hidroeléctricas. El precio actual es de 0,084 euros por metro cúbico de agua.

La obra “se ha amortizado y ha probado su rentabilidad con un futuro inmediato, de 30 o 40 años, sin mejores alternativas a la vista”, asegura De Diego.

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, De Diego supervisa personalmente los principales puntos de los 240 kilómetros de la estructura, a la que se suman los 50 kilómetros del embalse de Alarcón, donde las aguas “descansan” antes de continuar al río Mundo, primer afluente del Segura.

De Alarcón, que también vierte al Júcar, no sale una gota de agua hacia el Trasvase que no haya entrado desde el Tajo, advierte De Diego.

El trasvase corre a cielo abierto durante 172 kilómetros, 58 en túneles y 11 sobre acueductos escoltado por 2.000 hectáreas de zonas forestadas con especies autóctonas.

El agua parece mansa, pero no hay que subestimar su fuerza, insiste, tras recordar que de casi 5 kilómetros por hora que lleva el caudal en inicio supera los 40 cuando vierte en Alarcón.

De Alarcón al embalse de Talave (Albacete), su descanso final, restan 134 kilómetros, 32 por el túnel del mismo nombre y durante un tiempo, el más largo en su estilo de Europa.

Desde el Talave las aguas llegan hasta el embalse de Ojós (Murcia) y luego se reparten por una red de canales que gestiona ya la Confederación del Segura (CSH).

El destino del agua se supervisa “gota a gota”, ratifica la CHS, que la distribuye a los distintos usuarios del Trasvase, que cuentan con tomas y contadores que certifican que se usa para el fin previsto. “Es como un banco, donde muchos ingresan dinero, se mezcla, pero sólo se retira lo que pertenece a cada uno”, aclaran.

Defienden, además, que no hay riesgo posible de que el agua del Tajo se use para regar campos de golf. “La ley deja muy claro que sólo se puede destinar agua del trasvase a riego de cultivos y a abastecimiento” y la Comisaría de Aguas, investiga que así sea.

La administración del agua, que es de todos -coinciden los gestores- tiene un valor económico, pero también ético y social. El Tajo, es un modelo solidario.

Fuente: Efe.