¿Y si comprar es parte del problema y no de la solución?

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Con motivo del Día Mundial sin Compras, que se celebra hoy 23 de noviembre, asociaciones como Ecologistas en Acción se unen a esta jornada para proponer alternativas prácticas y reales de consumo.

Se trata de una jornada internacional en la que los Ingenios de Producción Colectiva (IPC) recopilan muchas de esas alternativas frente a un modelo de producción y consumo que agota los recursos y aumenta las desigualdades.

A lo largo de las últimas décadas el consumo de bienes, servicios y recursos naturales ha aumentado de forma exponencial a nivel mundial, ignorando la imposibilidad de crecer sin límites. Además este incremento ha disparado las desigualdades, siguiendo la llamada Ley de Pareto: el 20% de la población mundial consume aproximadamente el 80% de los recursos del planeta.

Más allá de lo cuantitativo, el consumismo toma cada vez más protagonismo en la vida de las personas y las sociedades enriquecidas, hasta convertirse en una ideología. No es solo la actual crisis económica la que está poniendo en jaque este modelo. Otras dos crisis, la social y la ambiental, están dando la voz de alarma y pidiendo un cambio de rumbo.

Frente a este escenario marcado por un modelo de consumo social y ambientalmente insostenible, cada día son más numerosas las iniciativas colectivas que promueven la reflexión crítica, denuncian los impactos y construyen alternativas para un consumo consciente, crítico y responsable.

En esta jornada se reivindica, entre otras cosas, que es necesario otro modelo que priorice el pequeño comercio frente a las grandes superficies, la agricultura ecológica frente a la industria de la alimentación intensiva, la cultura de la reutilización frente a la cultura del “usar y tirar”. Su margen de negocio no es muy grande, pero el comercio justo, la banca ética o las tiendas de productos ecológicos han conseguido hacerse un hueco y, a la vez, poner en entredicho el comercio convencional (no justo), la banca convencional (no ética) y la industria de la alimentación intensiva (no sostenible).

El comercio justo ha conseguido popularizar criterios sociales en las condiciones laborales utilizadas a la hora de elaborar multitud de productos. La banca ética, sobre todo la que nace de iniciativas de ahorro popular, ha hecho posible pensar en una forma consecuente en la gestión del dinero. Los establecimientos y cooperativas de productos ecológicos, cuando son pequeñas tiendas de barrio que se abastecen de la producción ecológica más cercana, favorecen la distribución de la riqueza local, potencian la vida comunitaria y la producción agrícola y ganadera sostenible.

Por último, cabe destacar que los Ingenios de Producción Colectiva (IPC) son una recopilación de distintas alternativas en diferentes sectores (alimentación, comunicación, cuidados, empleo/trabajo, financiación, ocio, textil, vivienda y transporte) realizada por Ecologistas en Acción. Recogen, de manera didáctica y sencilla, multitud de fichas que muestran cómo resolver las necesidades que se dan en estos ámbitos de una manera diferente. Los proyectos IPC cumplen varios criterios, como son dar respuesta a algunas necesidades de consumo locales, proponer cambios en nuestros hábitos de consumo, aportar soluciones con ciertas dosis de innovación, ser colectivos y crear herramientas de participación, generando redes.

Fuente: Ecologistas en Acción.