Cumbre de Qatar: catástrofe climática

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Una catástrofe: así considera la asociación Globalízate los resultados obtenidos en la cumbre de Qatar. De nuevo, se vuelven a aplazar las importantes decisiones que deben ser tomadas para evitar un cambio climático peligroso y nos enfrentamos a un proceso irreversible de calentamiento global.

La parte principal del acuerdo de prorrogar Kioto hasta 2020 muestra la falta de iniciativa y de liderazgo de las potencias occidentales. No es asumido el fracaso de este acuerdo ya que con él, hemos alcanzado las 390 partes por millón (ppm) de CO2 en la atmósfera. Ya estamos en un nivel inseguro de CO2 estimado en 350 ppm y con está falta de acción llegaremos a las 400 ppm. Un umbral estimado por muchos científicos como de no retorno.

Con este mal llamado acuerdo, nos encaminamos hacia un cambio climático fuera de control. En los últimos años, hemos visto grandes desastres provocados por fenómenos meteorológicos extremos y estos se han producido con sólo un aumento de 0.7 grados centígrados en la temperatura global de la atmósfera. ¿Qué ocurrirá cuando lleguemos o superemos los 2ºC?

La ausencia de los principales líderes mundiales muestra la apatía con la que los gobiernos se enfrentan a este problema. O quizás realmente están cumpliendo el papel impuesto por las grandes corporaciones a través de las subvenciones de las campañas electorales. Parece claro que dentro de este sistema negociador no hay solución al calentamiento. Para combatir el cambio climático hay que redefinir de forma completa el sistema energético basado en la actualidad en los combustibles fósiles y esto no interesa de ninguna manera a las grandes petroleras.

Sobre la financiación para combatir el cambio climático se usa de forma hipócrita la excusa de la crisis para invertir en mitigación y adaptación de los países más pobres. Cuando no había crisis tampoco se financiaban proyectos para reducir emisiones en países que luchan contra el cambio climático protegiendo sus bosques y adoptando modelos sostenibles. En países incluso más pobres, que no tienen la culpa del cambio climático, se les hacían falsas promesas de financiación para apoyar el proceso, que después nunca llegaron.

Ya han pasado muchas cumbres vendidas como exitosas y la realidad es tozuda: seguimos emitiendo por encima de los niveles de seguridad. Han pasado unos años y todas las predicciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) parece que se están quedando cortas.

La transición hacia un modelo energético sostenible basado en las renovables tendrá que producirse en algún momento. Podemos seguir esperando a que el cambio sea obligado por circunstancias excepcionales y sea abrupto con graves consecuencias para la especie humana y el resto de biosfera o empezamos la transición para que el cambio no sea brusco.

Para llevar a cabo el cambio de modelo energético, las soluciones pasan, como señala George Monbiot en uno de sus últimos artículos, por “empezar a articular una nueva política: una que considere legítima la intervención, que tenga un propósito que vaya más allá de la emancipación de las empresas disfrazada de libertad de mercado, que ponga la supervivencia de la gente y el mundo natural por encima de la supervivencia de unos cuantos sectores industriales favorecidos. Dicho de otro modo, una política que nos pertenezca a nosotros, no solo a los muy ricos.”

Fuente: Globalízate