Argán
Estaba viendo la ceremonia de clausura de los JJOO de Barcelona-92 en un pequeño televisor rodeado de mis amigos bereberes en Zagora, al sur de Marruecos, pasado el Atlas muy cerca de la frontera con Algeria. Mientas sonaba «amigos para siempre», recordaba los días anteriores en Kenitra, en donde la manzanilla estaba a punto de florecer y cientos de personas recogíamos sus pequeñas flores para llevarlas al alambique a destilar.
Mañana me aguardaba una nueva ruta hacia Essaouira, al sudoeste, en busca del oro líquido de Marruecos, el Argán, al que todo el mundo en este país atribuía unas propiedades casi mágicas para la piel.
Veinte años después de aquel viaje, el Argán, olivo en lengua bereber, es conocido en todo el mundo.
Durante siglos, las tribus bereberes del suroeste de Marruecos han recurrido al aceite de argán como componente básico de su dieta y como elemento de la medicina tradicional. A principios de los años noventa, análisis bioquímicos ya confirmaron las valiosas propiedades nutricionales y medicinales de este producto. El argán (“Argania espinosa”) es un árbol silvestre, único en el mundo y declarado reserva de la biosfera por la UNESCO en 1999.
Los frutos del argan, parecidos a un dátil, maduran entre marzo y septiembre, cuando son recogidos para extraer su aceite, de color ámbar claro y transparente. La producción se realiza, en gran parte, de forma manual, lo que comporta una laboriosa tarea que comienza con la separación de la pulpa del fruto y la posterior apertura de la nuez.
Cada nuez guarda unas tres semillas en su interior que se pueden tostar o dejar crudas, se trituran y, posteriormente, se muelen en un molino de piedra. El producto que se obtiene es una pasta de consistencia parecida a una crema de sésamo, que se deja reposar durante una semana en un lugar fresco y oscuro, después se prensa para obtener el aceite.
El aceite de argán es una verdadera joya para el cuidado de la cara, del pelo, de las uñas y del cuerpo. Como todos los productos naturales que se ponen de moda y llegan al gran consumo, hemos de reconocer el auténtico y descartar las muchas copias que se comercializan. Por ahora, el único sistema fiable para consumir un aceite de Argán de calidad es que lleve el sello ecológico, lo cual significará que es 100% puro.
Una de sus principales propiedades es su efecto anti-aging por la gran cantidad de antioxidantes que contiene. El gamma-tocoferol es un antioxidante mucho más eficaz que el alfa-tocoferol. Esto explica sus buenos resultados en la lucha contra la oxidación y los radicales libres, causa directa de la falta de elasticidad de la piel y la consiguiente aparición de arrugas, estrías?. Por otra parte, al oxigenar la piel, el aceite de argán favorece la restauración de la capa hidrolipídica y de las células cutáneas cuyo tenor en nutrientes incrementa considerablemente. Los beneficios son elasticidad, suavidad y luminosidad de la piel.
El argán es un aceite único, que además tiene una particularidad muy interesante. No es comedogénico, no produce granos. No es nada graso por lo que es ideal para todos los tipos de pieles incluídas las más grasas. Se recomienda su aplicación diaria, directamente sobre la piel, cada noche.