Lo que necesito y lo que deseo

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Lo que necesito y deseo – Viviendo en esta sociedad de consumo, ruidos, rapidez, competitividad y agresividad, es difícil poder escuchar a nuestra voz interior, intuir sus susurros y equilibrarnos con sabiduría a cada momento.

También porque nuestro Ser, no es tan sólo el cuerpo sólido que vemos delante del espejo, sino que poseemos otros cuerpos; los cuales al vibrar más rápidamente no los percibimos de forma tan sólida y clara.

Nuestros Cuerpos Emocional y Nuestro Cuerpo Mental, también tienen necesidades y si no las compensamos al nivel de su vibración, desearán compensarlo con alimentos de naturaleza física «comida», produciendo todavía más conflictos en el cuerpo con carencia. Es muy fácil de entenderlo, pero ¡qué difícil es el aplicarlo a la vida diaria!

Y entonces es cuando la unidad: Armonía, Equilibrio y Paz se desintegra, se divide en dos polos, antagonisticos y opuestos: lo que necesito y lo que deseo.

Lo que necesito

Se puede perfectamente entender, pero ¿se sabe?

¿Nos han educado desde la infancia de forma en que podamos escucharnos y saber cuando necesitamos un zumo o ensalada para refrescarnos o un cocido caliente o un puñado de frutos secos para calentarnos y nutrirnos?

Hay que proveer al Cuerpo Físico de sus necesidades alimenticias, de acuerdo con sus necesidades físicas del momento y con alimentos físicos.

Aunque resulte muy fácil de entender, es muy complejo aplicarlo, ya que no todos los cuerpos (físico, emocional, mental) están en equilibrio o tienen las mismas necesidades energéticas.

Mientras uno puede que esté débil, sin energía, otro puede que se encuentre tenso, rígido y con unas necesidades opuestas al primero.

Una tipología muy común de constatar, es ver como muchas personas poseen un cuerpo físico muy débil, al mismo tiempo que un cuerpo mental y un cuerpo emocional muy tenso, rígido, con exceso de energía. Mientras el físico, necesita reforzarse, remineralizarse y nutrirse, el emocional y el mental, necesitan abrirse, fluir y depurarse.

No podemos empezar a reforzar al cuerpo físico, hasta que no empecemos un trabajo energético de abrir y depurar el cuerpo mental y el emocional.

Y para ello, no es cuestión de comida, sino de conocerlos, de trabajar con ellos, de saber que emociones tenemos encerradas desde hace años, que actitudes mentales acarreamos por la vida, que creencias en nosotros van afectando nuestra realidad.

Es un trabajo interior, para el cual se necesita mucha humildad, rendición, coraje y ganas de conocernos de verdad.

Si no empezamos primeramente a depurar y a conocer nuestros cuerpos mental y emocional, nunca podremos realmente reforzar el físico. Ya que siempre nos auto-sabotearemos con excusas, desearemos alimentos físicos extremos de vibración muy Yin (con efecto de expansión, apertura, vibración rápida, como el azúcar, chocolate, alcohol, exceso de frutas, zumos, estimulantes, líquidos, etc., para compensar energéticamente lo que sentimos en nuestro interior (estancamiento, rigidez, tensión, presión).

También estos alimentos con efectos extremos de dispersión Yin que se desean, ocasionan una expansión tan extrema que muchas veces el individuo, no se siente en su «propio cuerpo», se sienten como fuera de él, con falta de control, claridad y raíces en sus propias vidas. Es una forma muy común de evadirse del dolor, de no sentir, para no tener que afrontar lo que no se desea ver.

En mi experiencia, he constatado que si deseamos realmente un efecto a largo plazo, como forma de vida, hay que empezar primero a equilibrar y armonizar los cuerpos más sutiles, los que vibran más rápidamente (emocional y mental), y luego poco a poco, incluso sin hacer nada drástico, ni cambios, veremos como el físico se va paulatinamente equilibrando.

Sabemos muy bien, que cuando se localiza algún desequilibrio a nivel físico, éste conflicto ya existía desde hace años en los otros cuerpos (mental, emocional y etérico/ aura). El físico es el ultimo paso, el paso material y de vibración mas densa con el cual se exterioriza.

Lo que deseo

Es un tema muy debatido y que casi todo el mundo se siente culpable por ello. Comentamos a nuestros amigos de nuestra falta de voluntad, de nuestra debilidad por tal alimento u otro, y adoptamos una postura de «víctima» , sin «poder» , sintiéndonos manipulados y esclavizados por cierto sabor, alimento, o situación social, que según nosotros no podemos controlar.

Sin el conocimiento o dinámica energética de la vida, puede que esta postura sea la única que podamos adoptar, pero existe un mundo muchísimo mas amplio. Un mundo en el cual podemos decidir, entender y actuar libres de presiones, tanto interiores como exteriores.

La falta de conocimiento en una materia o situación de la vida, nos produce «miedo», y este miedo nos hace convertir en víctimas y esclavas de esta misma situación de la cual deseamos huir y no enfrentarnos.

A nivel de alimentación, el primer paso para entender nuestros apegos es entender el efecto y la energía de estos, y saber qué carencia energética es la que estamos buscando en dicho alimento.

  • ¿Qué nos aporta?
  • ¿Cuándo lo deseamos?
  • ¿En qué momento del día?
  • ¿Cómo nos sentimos?
  • ¿En qué situación nos encontramos?
  • ¿A qué nivel lo deseamos: físico, emocional, mental?

Y poco a poco, este rompecabezas del cual no conocíamos su imagen, empezará a cobrar su forma y entenderemos su porqué.

En mi experiencia, he percibido que los apegos alimenticios, no se producen tan sólo por una carencia a un nivel de nuestro ser, sino que es una mezcla.

Puede que nuestro cuerpo físico tenga una carencia de proteína y grasa y por ello deseamos, por ejemplo patatas fritas con mucha regularidad. Pero puede que también nuestro cuerpo emocional tenga una carencia, esté desnutrido y por ello, nuestra mente escoge este alimento para paliar sus necesidades.

lo que necestio2Las carencias del cuerpo físico

Apariencia física: puede que hayamos adoptado una dieta estricta, rígida, sin variedad y deseemos aquellas hamburguesas que antes tomábamos todos los días.

Sensorial: puede que cierto sabor, color o textura, nos falte a diario, y por ello deseamos cierto alimento.

Sabores: ácido-picante-dulce Natural-amargo-salado

Colores: variedad

Texturas: crujiente, blanda, seca, húmeda

Emocional: Puede que no cocinemos los platos que en nuestra infancia, familia o tradiciones tanto nos gustaban, y al tener esta carencia, nuestros deseos se traduzcan a esto o aquello. Es muy importante honrar nuestras tradiciones y familia. No por ello tenemos que volver a comer carne! Podemos preparar cualquier plato con alimentos mas naturales y de efecto mas moderado.

Intelectual: puede que tengamos una carencia en:

  • Proteínas y por ello deseamos el pastel de chocolate, patatas fritas o exceso de lácteos.
  • Carbohidratos, y por ello deseamos galletas, pan y horneados.
  • Minerales, y por ello deseamos exceso de lácteos secos y salados, snacks con sal cruda o carne.
  • Aceite/grasa, y por ello deseamos fritos, pizzas, exceso de lácteos.

Energético: Entendiendo y percibiendo los efectos que los alimentos producen al ingerirlos, nos dará una buena idea del porqué deseamos esto o aquello.

También, es importante entender sus efectos al cocinarlos. El efecto de una zanahoria cruda, es muy diferente a estofada u horneada o cocida a presión.

El efecto de los estilos de cocción es crucial, para poder entender lo que pasa en nosotros.

Si nuestro apego es al chocolate, puede que deseemos platos que nos nutran, con sabor, con alimento, riqueza y sabor dulce natural.

O puede que estemos apegados a un exceso de lácteos secos y salados. Estamos comiendo tan solo ensaladas y frutas? Nos falta proteína, aceite o textura seca? Puede que carencia de condimentos salados al cocinar? O carencia de cocciones con tiempo y con calor.

O puede que estemos apegados a un exceso de horneados (pan, galletas, etc.).

¿Estamos comiendo carbohidratos en forma de cereales integrales en cada comida? ¡Nuestro cuerpo los necesita!

Y a que se debe que no los deseemos? A un exceso de proteínas saturadas (carnes, embutidos, quesos) de consistencia pesada y efecto denso?

Todo es energía, si nuestras proteínas son de origen animal y con grasas saturadas, nuestro cuerpo deseará carbohidratos ligeros y vacíos (pan y pasta blanca, patatas) los cuales al momento de comerlos se equilibrarán. Pero a muy corto plazo, nuestro cuerpo deseará de nuevo un aporte de carbohidratos, traduciéndolo a un sin fín de snacks durante todo el día.

Las carencias emocionales

La mayoría de las veces desearemos chocolate, alcohol, estimulantes, etc. , no por necesidad física, sino porque hemos sufrido algún problema emocional o dificultad en la vida. Entonces buscaremos esta tapadera energética de efectos evasivos, dispersantes y volátiles para evadirnos momentáneamente de lo que no queremos enfrentarnos.

O puede que la tapadera, sea con efectos energéticos opuestos, desearemos tomar exceso de pan, galletas, pizzas, snacks salados, carnes, huevos o quesos, de efectos contrayentes, de cerrar, crear límites y barreras sólidas para protegernos, para no sentir, para no sufrir y también evitar, evadirnos del problema en cuestión.

Puede que consigamos nuestro deseo momentáneamente, pero sabemos muy bien que sea cual sea a lo que debemos de enfrentarnos, no pasará, todavía se incrementará más con conflictos de culpabilidad y falta de confianza en nosotros.

Normalmente, lo que deseamos no es lo que necesitamos. Pero, al haber perdido nuestra intuición, se traduce de esta forma.

Por esto recomendamos que en lugar de juzgar el alimento que deseamos en cuestión, observemos la vibración y el efecto que este alimento generaría en nosotros, escogiendo de forma más integral y natural un efecto parecido al nivel del cuerpo que lo necesite.

Puede, que a veces deseemos ciertos alimentos, con ciertas energías por carencias en nuestro Cuerpo Físico.

Tanto para saber lo que necesitamos, como lo que deseamos, es importante un trabajo de auto-observación y concienciación interior.

También, poseer la «habilidad-para-responder» a cada momento, cambiar, fluir, con las necesidades y los cambios energéticos constantes que la vida nos depara.

Para ello, se necesitan cuatro energías o cualidades:

Vivir en el Presente. Sentirse totalmente aquí, enraizados, con cimientos sólidos en esta vida.

Al mismo tiempo que tener habilidad para intuir y escuchar los susurros de nuestras necesidades interiores. Siendo objetivos y entendiendo la naturaleza de la carencia y de qué cuerpo se trata.

Dejar fluir, con flexibilidad, estar abiertos a cambios en cualquier momento.

Tener energía y vitalidad para poder efectuar los cambios.

Con estas cuatro cualidades, podremos tener la habilidad-para-responder, o Responsabilizarnos sin rigidez, ni control de nuestra propia vida, creando a cada momento con fluidez, alegría y vida lo que necesitamos.

Montse Bradford
Experta de nutrición Natural y Energética. Escritora y terapeuta de Psicología Transpersonal y Vibracional. Galardonada con el Premio Verde 2008, por su trayectoria profesional a favor de la alimentación responsable y desarrollo sostenible.
www.montsebradford.es