Vivir con plenitud y creatividad

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El poder de la creatividad como canal para nuestra autorrealización, para desarrollarnos y vivir con alegría e ilusión. Y no sólo eso, la creatividad y el afán de realizar nuevos proyectos como fuente de vida.

Lo primero que quiero hacer es definir lo que es ser creativo en el contexto de este artículo.
No me referiré a los hombres insignes y verdaderamente geniales que han habido a lo largo de la historia de la humanidad, como escritores, artistas, científicos, inventores o filósofos. Sino que me referiré más bien a las personas corrientes y sencillas, entre ellas muchas personas mayores, que representan la mayoría de la sociedad actual. Estas personas corrientes y sencillas también tienen la capacidad de crear, de producir nuevas ideas, de asociarlas y manejarlas para aportar algo nuevo a la vida diaria.
Cualquier persona puede estar dotada de fantasía e imaginación, sobre todo los niños, que son especialmente creativos. Por el contrario, y en sentido general, los adultos y los mayores van perdiendo poco a poco esa imaginación y creatividad, para volverse cada vez más realistas, prácticos, apagados y comodones.
No obstante, como expondré a lo largo de este artículo, cada persona puede mantener su creatividad y productividad a lo largo de su vida, dentro de unos límites aceptables y hasta una edad avanzada. Las neurociencias nos dicen que el cerebro es un órgano altamente resistente, moldeable, adaptable y con una constante capacidad de recuperación, siempre y cuando se ejercite, se cuide bien y no esté demasiado deteriorado. Samuel Johnson, escritor inglés dijo: «Si por falta de uso una mente se vuelve más torpe en la vejez, la culpa es sólo de su dueño» y Ramón y Cajal comentó: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro».
Tenemos ejemplos de personas ilustres, geniales y creativas hasta edades avanzadas. Miguel Ángel pintó sus mejores lienzos a los 80 años. Goethe terminó la obra «Fausto» a los 80 años. Isaac Newton seguía trabajando intensamente casi a los 85 años. Cervantes publicó su segunda parte del Quijote a los 65 años. El científico Pasteur sufrió una hemorragia cerebral a los 46 años, se recuperó de su enfermedad y a los 65 años descubrió el suero de la rabia. El violinista Pau Casals seguía siendo virtuoso del violoncelo próximo a los 100 años. Arthur Rubenstein dio un magnífico concierto a las 89 años en el Carnegie Hall de Nueva York y podría seguir nombrando un sinfín de ellas.
Independientemente de las personas notables que he mencionado en los campos del saber y las ciencias aplicadas, parece que la creatividad y la finalidad de realizar nuevos proyectos en la vida, hacen a la gente más longeva. Es precisamente por su inventiva y fuerza interior, que se mantienen activas hasta edades avanzadas. A este respecto, hay personas con un gran torrente de creatividad que al final de sus vidas sienten que aún les queda mucho por hacer y crear. Charles Chaplin decía que «a una persona, por la brevedad de su vida, sólo le da tiempo a llegar a ser un «amateur» (aficionado) en la disciplina que domina».
Pero ¿de qué depende realmente la genialidad y la creatividad?
La genialidad y creatividad dependen principalmente de:

  • La herencia genética (transmisión hereditaria).
  • El desarrollo del cerebro y de la personalidad, contemplando sobre todo la imaginación, la intuición y la fantasía
  • La influencia del entorno cultural, familiar, educacional, etc.
  • La biografía de la persona. Sus vivencias profesionales, personales, sociales, culturales y espirituales.

Las personas creativas suelen poseer este tipo de cualidades: a) flexibilidad mental; b) capacidad intuitiva; d) alta capacidad de asociación de ideas, hechos, etc; e) confianza en sí mismas; f) curiosidad intelectual; g) entusiasmo; h) gusto por el establecimiento de nuevas reglas, carácter innovador; i) profundidad; j) tenacidad; k) soltura y libertad; l) a veces gusto por la soledad. Cada persona creativa está dotada de algunas de estas cualidades pero no de todas ellas a la vez.
La creatividad y productividad, en el contexto de este artículo, no las debemos entender como cualidades que permiten producir una «obra maestra» o hacer «un descubrimiento prodigioso». Más bien debemos entenderlas en cómo utilizamos nuestra mente, nuestro comportamiento, nuestra voluntad y habilidades para autorrealizarnos.
vivir-con-plenitud2Según un estudio estadounidense, la creatividad y productividad son muy variables y diferentes, dependiendo de las etapas de la vida y circunstancias de las personas.
Entre los 40 y 60 años las personas tienden a plantearse una revisión o reevaluación de la primera mitad de la vida y se busca un trabajo más personal, gratificante y significativo. Es «la crisis de los 50».
Entre los 60-75 es habitual plantearse: -si ahora no, ¿cuándo?-.
Más allá de los 70 años, se corresponde con la etapa de la «suma», de la «síntesis» y se tiende a buscar el sentido de la vida. Es una etapa de recuerdos, de valorar la autobiografía, lo que puede inducir a la persona como reafirmación o compensación.
Pasados los 80 años se corresponde con la etapa del «todavía», del «último intento», de terminar asuntos importantes aplazados. Se tiende a retornar y revalorizar la patria chica y se tiene el deseo de haber significado o aportado algo a la familia, a la sociedad, de dejar alguna huella para la posteridad.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra creatividad y productividad? La respuesta está en apoyarnos en estos principios:

1. Cuidar la salud (la mente y el cuerpo) 
Ello se consigue sencillamente siguiendo un estilo de vida saludable en todos los sentidos: nutrición adecuada , a ser posible con nutrientes específicos protectores del cerebro y de los nervios, ejercicio físico regular con un cierto estímulo aeróbico, sueño reparador, descanso, relajación, divertimiento, etc. Seguir también las instrucciones médicas oportunas,
cuando proceda.

2. Cuidar y entrenar específicamente el cerebro a lo largo de la vida

3. Buscar fuentes de creatividad: 

  • Amigos creativos con un buen sentido del humor.
  • Trabajo u ocupación preferentemente innovador o creativo, que a uno le guste o le motive.
  • Leer libros selectos sobre biografías de hombres geniales y creativos.
  • Cultivarse y deleitarse en el mundo de la poesía, el arte, la música y las humanidades.
  • Liberar la mente de ideas fijas, adicciones, apegos excesivos o rigidez mental.
  • Evitar entornos que opriman y ahoguen nuestra creatividad como sectas, asociaciones cerradas, etc.
  • Prevenir enfermedades neurodegenerativas y combatirlas.
  • Estimular la imaginación mediante el contacto con la naturaleza, fuente de inspiración permanente.
  • Evitar y combatir la depresión nerviosa, el aislamiento y la soledad.
  • Huir de la inercia, la monotonía y la rutina.
  • Mantener un espíritu de colaboración y ayuda hacia los demás.
  • Practicar frecuentemente la reflexión, la meditación o el yoga.
  • Participar en talleres, tertulias y debates donde se estimule la creatividad.
  • Evitar el «borregismo», evitar ser un «hombre masa», según Ortega y Gasset, evitar ser un» hombre gris» que no destaca en nada y que carece de personalidad, de propósito y de sentido en la vida.

Resumiendo, la creatividad es muy necesaria en la vida, es una herramienta importante para poder desarrollarnos, vivir con alegría e ilusión. También es un recurso poderoso para compensar pérdidas y superar contrariedades, sobre todo las que nos deparará inevitablemente la vejez. El poder de la creatividad es muy parecido al de la fe o la esperanza, que nos hacen traspasar la realidad para vivir en un mundo mejor, lleno de ilusión. En este menester no estamos solos, ya que la creatividad se nutre de nuestro mundo interior o «riqueza mental», «luz del subconsciente», como también de lo que nos ofrecen nuestros semejantes y el variado mundo externo.
Tendríamos que hacer una revisión de nuestras vidas y personalidades para conocer qué nos falta creatividad y aplicación de la imaginación en nuestro vivir cotidiano, para a fin de cuentas, aportar algo nuevo a nuestra existencia de cada día y vivir con más intensidad, amplitud y riqueza.