El sonido musical, la voz y la emoción

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El misterio de la ondulación musical

Conociendo las alturas tonales y sus combinaciones, los compositores ponen en movimiento la melodía.

La música siempre nos devuelve a un estado de ser, recibir y escuchar. Si está en buenas armonías, acerca estados de ánimo positivos, emociones agradables, sentimientos superiores y desarrolla nuestra sensibilidad hacia la vida, la expresión personal y la conectividad con distintos planos del universo. Podemos destacar:

  • El impacto suave que genera en nosotros las melodías que nos gustan.
  • La resonancia interior que nos lleva a escucharla una y otra vez.
  • La respuesta bioquímica del organismo generando sustancias en el cuerpo.
  • La interacción entre las sensaciones corporales, el mundo emocional y el mundo psíquico de la persona.

Es factible crear nuestra playlist o mejor, lo que he denominado “fonoteca evolutiva”: esos temas que te ayudan a recuperarte, a volver a tu eje central, a recuperar energía vital y volver a sentirte vinculado o vinculada contigo mismo/a y con la vida.

El misterio de la ondulación musical es que es la auténtica “materialización” del movimiento ondular que existe en el Universo. Es una materialización en una naturaleza eléctrica, electromagnética. En nuestro planeta. Podemos decir que es una “estrategia” especial, una “magia” invisible y ordenada, que percibimos desde la escucha en nuestros oídos, hacia la corporeidad humana completa, por una parte, y hacia la conciencia más singularizada (como es la nuestra), conciencia que es el aspecto más sutil de nuestra identidad como seres humanos. 

Gracias a lo que recogemos en información, sentimientos y en esencias que se filtran en esa ondulación, promovemos el equilibrio físico y la oportunidad de general la evolución personal.

Llegar al cuerpo

Focalizamos el mundo emocional en el sentir, lógicamente. Las ondas sonoras llegan perfectamente a los líquidos del cuerpo, a nuestra estructura ósea y a nuestro mundo psíquico y mental. La escucha y la superficie de la piel son importantes en este tema. 

Todo este movimiento ondular se vincula a nuestra conciencia, directamente, ya que comparten naturaleza vibracional. La conciencia, el pensamiento, el sonido, la voz, la música, comparten naturaleza vibracional, –no material.

La atención y la intención, el alcance del compositor, se proyectan desde la emisión musical hacia el receptor, esto es, hacia los seres humanos que escuchan, integran y disfrutan de las informaciones sónicas y de la emoción sublimada en la línea melódica que recibimos como oyentes.

Es la forma de participar desde un formato universal, como es lo que se vuelca en las partituras, hacia el mundo interior propio. Todo lo que nos acerca cada canción, romanza, concierto, al ser que somos, seres vibrantes. Nuestra apertura hacia esa lluvia fina, invisible y sonante, se realiza a través de la escucha y de la piel, como punto inicial. En nuestro cerebro, crea circuitos neuronales, marca recorridos en la neuro-musicalidad del cerebro humano, rutas pulsantes que son renovadoras de nuestra energía, a través de los hercios combinados con belleza, conocimiento, aportación, sentimientos y esencias sutiles.

Creo que la música es un formato ondular creado para adaptar los grandes campos de emociones superiores que existen en las dimensiones hacia la percepción humana. Este formato nos permite crear en el planeta expresiones concretas desde la experiencia vital de cada paisaje, de cada circunstancia vivida, de cada anhelo personal que impulsa el sentir humano. Y que deseamos plasmar musical o vocalmente.

La voz humana, síntesis vibracional y DNI sonoro

La voz humana es la síntesis de la persona y podemos decir que tiene una huella particular: es como un DNI de la persona solo que es a nivel sónico, a nivel sonoro. En este sentido, sabemos que la voz real, conquistada en identidad, necesita su propia modulación, necesita integrar las características de nuestra personalidad y de nuestro mundo interno. Al mismo tiempo, es necesario que la expresión sea en veracidad.

Podemos decir también que el sonido humano en positivo significa siempre una ayuda, porque es un elemento que tiene que ver con la enseñanza, con la pedagogía, con la interrelación social, con la comunicación y al mismo tiempo, puede ser terapéutica, ya que es la voz de un amigo la que nos puede ayudar en un momento determinado. Por ponen un ejemplo.

La voz, factor trascendental 

Por lo tanto, podemos decir que la voz es un factor importante que sintetiza la vida interior de la persona con su expresión exterior. A mayor nivel de veracidad conectando el mundo interior de la persona, con su esencia, su veracidad y la mejor expresión externa personal, la voz tiene el valor de conseguir una manifestación creciente de la propia identidad. 

Según se extiende en su propia autenticidad, genera confianza, define el perfil de identidad y aporta “un brillo sonoro” a la presencia global de la persona. Además del vestuario que lleve o de su mundo de creencias, su enfoque profesional, es importante que la emoción concreta, que el caudal de emotividad personal pueda estar bien modulado según los momentos que corresponden en cada ocasión. Manifestar en una ondulación armoniosa y exclusiva lo que sentimos y que pueda generar empatía en los demás de una forma sincera y honesta, es una gran conquista en nuestro crecimiento personal.

Las emociones fuertes sabemos que generan mucha adrenalina y hay un tipo de música que manifiesta todo esto. Otras emociones están vinculadas con sensaciones que tenemos bien catalogadas: tristeza, añoranza, enfado, imposición, empatía, enamoramiento, etc. Según sea la expresión de la emoción o en su caso, de sentimientos superiores, nuestro cuerpo y nuestro ser completo dan una respuesta diferente.

Conocer la paleta, el cromatismo emocional que nos va mejor es importante, puesto que podemos “modularnos” con las composiciones musicales por una parte, y con las voces de las personas que sabemos que tienen una capacidad receptiva hacia nosotros.

Químicos que se activan con el sonido, la música y la voz

Estamos analizando cómo la música actúa en el cuerpo, la mente y la emoción. En el cerebro, el sonido y la música intervienen sobre el hipotálamo, el núcleo de accumbens y también en el área tegmental ventral.

  • Endorfinas: se activan con la música, bailar, reír, y los hobbies.
  • Dopamina: es un neurotransmisor que produce las sensaciones de felicidad y que se libera durante los momentos musicales que consideramos especiales, esos que son más intensos, o preferidos, y también cuando los anticipamos. Regula el sueño, la atención y el humor.
  • Oxitocina: se vincula con la conexión energética, los abrazos y la generosidad.
  • Serotonina: se activa con el agradecimiento, los recuerdos buenos y positivos, la conexión con la naturaleza.
  • Cortisol en disminución: la música ayuda a reducir los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés y la ansiedad.

El conjunto de elementos o factores que se incluyen en el sonido y en la música son importantes, no sólo son las alturas tonales, la matemática interna, sino las combinaciones de ritmos, la actividad respiratoria, los estilos musicales y la resonancia que percibimos, que incluye incluso el paisaje o situación ambiental que nos rodea.

  • Alturas tonales (movimientos en el pentagrama)
  • Matemática interna (fractal, que genera las resonancias)
  • Combinaciones rítmicas y los tempos
  • Ensamblaje con la respiración (si usamos la voz)
  • Relación con nuestro sistema nervioso
  • Encuadre ambiental o paisaje (circunstancias en las que se produce la emisión o recepción de la música en melodía o vocal)

Sentimos las emociones a través de la ondulación musical

Si la propia emoción tiene una manera de vibrar y nuestro ser también tiene un aspecto vibracional, que parte del pulso del corazón, por expresarlo así, también podemos decir que se produce un acoplamiento, un ensamblaje vibracional entre lo que escuchamos en la música y en la voz con los parámetros vibracionales que nos configuran a nosotros.

Podemos enmarcar la importancia de la voz con respecto a las emociones como la estrategia vibracional de nuestra conciencia para percibir y emitir sensaciones. Son experiencias que se ven perfiladas en aspectos concretos que la persona humana puede vivenciar, en distintas ocasiones y circunstancias. 

Emociones del cuerpo y sus matices infinitos. Sentimientos profundos que enmarcan nuestra sensibilidad especial y que son significativas en nuestra elevación de conciencia.

Los sentimientos superiores manifiestan matices de la energía de amar con la que todo se crea en el universo.

Hay campos pre existentes que pueden ser las futuras composiciones musicales, esquemas sonoros que parecen “tener vida” energética, esperando llegar a la inspiración de músicos, artistas y voces personales.

De aquí se da la característica de lo que escogemos como agradable, propio, personal, etc,.Estilos escogidos que forman parte de “nuestro ambiente” y el desarrollo de nuestra sensibilidad, que a lo largo de la vida nos puede mover o hacer modular, precisamente, a distintos tipos de vibraciones. 

Con el paso del tiempo, en distintas etapas, es posible que podamos necesitar un determinado tipo de sonoridad de música y de estilo vocal. Nuestra sensibilidad y nuestros gustos personales evolucionan y nuestras músicas favoritas lo expresan, en cada etapa, a la perfección. 

Olsen Olsen, de Sigur Ros. The Memory of Trees, de Enya. Brave Soul, de SENS.

Macarena Miletich
Terapeuta Evolución Consciente. Especialista en Técnicas Vocales, Comunicación y Oratoria Contemporánea. Autora del libro THE LIVING VOICE. LA VOZ VIVIENTE (Natural Ediciones, 2019).