La patología de mano y muñeca supone el 35 % de los accidentes laborales

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Las dolencias de mano y muñeca suponen entre el 30 y el 40 por ciento de las bajas por accidente laboral que atienden las mutuas en España, según explica el jefe de Traumatología del Hospital Central Fraternidad Muprespa de Madrid, Diego García Muelas.

Este tipo de patologías, las que con más frecuencia atienden las mutuas de accidentes laborales, han protagonizado el XVII Simposio Nacional de Patología de Mano y Muñeca en el Mundo Laboral organizado por la Fraternidad Muprespa y que hoy se ha clausurado en Madrid.
“Los accidentes laborales con traumatismos graves por lesiones tendinosas, las fracturas en las falanges o las luxaciones de mano y muñeca son las que se atienden con más frecuencia”, ha explicado García Muelas en declaraciones a Efe.
Son accidentes que afectan especialmente a los trabajadores de la hostelería y la construcción, “trabajadores manuales” que, por este hecho, requieren una recuperación tanto anatómica como funcional de la mano para poder reincorporarse al mundo laboral.
Sin embargo, las patologías de la mano no son excluyentes de este tipo de profesionales, también quienes diariamente trabajan ante un teclado de ordenador presentan afecciones “menos graves y más fáciles de solucionar”, como aquellas que afectan a las vainas tendinosas o a los nervios.
Así, este simposio presidido por el doctor García Muelas y que ha contado con la participación de una treintena de especialistas en esta materia procedentes de la medicina pública, la privada y de las mutuas laborales, ha permitido el intercambio de opiniones sobre los últimos avances en el tratamiento de patologías de mano y muñeca.
“En el mundo de la cirugía de mano y muñeca no podemos lanzar las campanas al vuelo” ha advertido García Muelas, quien ha subrayado la complejidad de los trasplantes fundamentalmente por el riesgo de rechazo y por el largo proceso de recuperación funcional que conllevan. “Todavía nos queda mucho camino por recorrer”, ha señalado.
En este sentido, el cirujano Pedro Cavadas, del Hospital de Manises (Valencia), ha hecho hincapié en el riesgo de someter de por vida a una persona a un tratamiento con inmunosupresores para evitar el rechazo del miembro implantado.
“Cuando sometemos a un paciente a un riesgo tan importante es básico hacer un balance riesgo-beneficio, porque debemos tener en cuenta que podemos matar a una persona al someterle al trasplante de un órgano”, ha advertido durante su intervención en la mesa redonda “Traumatismos complejos de la mano”.
Sobre la posibilidad de rechazo, Cavadas ha destacado que, a pesar de que se da con frecuencia, la respuesta al tratamiento médico es muy buena, aunque ha advertido de que en estas intervenciones aún no se conocen los resultados a largo plazo.
También se ha referido a la capacidad funcional de los miembros trasplantados y ha explicado que en el caso de la mano, ésta no comienza a funcionar hasta un año después de la operación.