Los beneficios de la meditación

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Durante miles de años, la meditación se ha practicado en muchas partes del planeta y son bien conocidos los beneficios que esta produce en el ser humano. Una práctica regular de la meditación no solo ayuda a tratar el estrés, la ansiedad o la falta de concentración, sino que mejora las relaciones personales con los demás y te libera de las adicciones.

La meditación también te motiva a vivir una vida más sana y ayuda a ser más feliz. Promueve asimismo una mayor consciencia y una mayor aceptación de uno mismo, cualidades que contribuyen al bienestar general.

La meditación aporta además tranquilidad y bienestar y desarrolla incluso la concentración. Una mayor concentración está directamente relacionada con al aumento de energía que se produce con la meditación. A mayor cantidad de energía mayor concentración.

La meditación conecta con tu fuente verdadera de energía

En la actualidad, los científicos siguen descubriendo pruebas que confirman estas afirmaciones.

Así, algunos estudios han demostrado que la meditación produce un aumento de señales en la parte izquierda del lóbulo frontal del cerebro, que es la parte responsable de las emociones positivas, al mismo tiempo que una reducción de actividad en la parte derecha, responsable de las emociones negativas.

También se ha demostrado científicamente que la meditación cambia la fisiología del cerebro para ralentizar el proceso de envejecimiento. Las personas que meditan de forma regular tienden a mantener mejor la capacidad cognitiva. Según un estudio publicado en el año 2008, de 60 personas con hipertensión que empezaron a meditar, 40 de ellas redujeron de forma estable su tensión arterial hasta el punto de poder dejar la medicación.

La meditación es una práctica sencilla que solo ocupará unos minutos de tu día. No hace falta invertir en equipos o ropa especial. Es gratis y cualquiera puede hacerlo, en cualquier sitio y a cualquier hora.

Es aconsejable meditar durante 25 minutos cada día. Para ello, hay que sentarse en un sitio tranquilo, con los ojos cerrados, la espalda recta y el mentón un poco levantado. Se puede realizar en cualquier posición en la que la espalda esté recta. Sentados en el suelo es ideal, las piernas pueden cruzarse si se desea, también es posible realizarla tumbados con las palmas de las manos hacia arriba. Se aconseja sentarse en silencio, sin música y simplemete estar con uno mismo y experimentar la sensación de quietud.

Sri Purohit Swami
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