Acupuntura Japonesa – Originalmente, la base de la práctica nace en la medicina tradicional china (MTC) con la que comparte algunos conceptos básicos pero de la que dista sustancialmente en su metodología. En global, los diferentes métodos y estilos acupunturales japoneses comparten unas características que los hacen particularmente interesantes para los practicantes occidentales
• La palpación: en sus diversas formas (abdominal, meridiana, de tejidos conjuntivos, de búsqueda de puntos) es quizás la característica más especial que comparten estos métodos. Se ha desarrollado hasta un alto nivel de sutileza que puede resultar de gran atractivo y eficacia diagnóstica para todas las personas que practican técnicas manuales (fisioterapeutas, osteópatas, masajistas, practicantes de shiatsu, Tuina y en definitiva, de cualquier técnica de contacto) ya que fácilmente pueden adaptarla a sus prácticas consiguiendo resultados espectaculares. La palpación resultará de vital importancia para realizar una correcta valoración y un tratamiento eficaz.
• Técnicas indoloras: un precepto muy importante es que cualquiera de las técnicas utilizadas resulten indoloras, para ello se han desarrollado técnicas sin inserción (aguja de contacto), utensilios y técnicas de punción indolora, técnicas de moxibustión en las que prima el efecto y no la
sensación o técnicas pediátricas (por supuesto sin dolor ni punción). Todas las personas que sienten pánico a las agujas (terapeutas y pacientes) encontraran un refugio eficaz en el tratamiento de sus dolencias. Es más importante lo que notará el terapeuta que no lo que pueda sentir el paciente, éste solo tendrá que disfrutar los efectos.
• Acupuntura para acupuntores: el concepto acupuntura japonés se basa en un concepto meridiano y no orgánico, es decir, a diferencia de la MTC, en que la acupuntura se crea bajo el concepto de una medicina yerbal (muestra de ello son los característicos diagnósticos catalogados por síndromes), la acupuntura japonesa prima el estado energético de los meridianos, accesibles en la superficie del cuerpo. Para ello, la pulsología y la palpación nos proporcionaran ese tipo de información.
• Menos es mejor: debido a la gran potencia de sus efectos es muy importante regular la intensidad y la cantidad de los estímulos realizados. Suele sorprender a los iniciados el hecho de que mediante pequeños y muy controlados estímulos se consiguen grandes efectos. A través de la formación y la experiencia práctica se adquiere un buen conocimiento al respeto de la dosificación.
• Los puntos vivos: los mapas de puntos que existen tradicionalmente son solo orientativos de las localizaciones reales de los puntos, puesto que en la acupuntura japonesa se comprende que los puntos están «vivos» y pueden moverse ligeramente a razón de los procesos de enfermedad y las particularidades de cada individuo. En la que se supone es la localización oficial habrá que buscar y sentir el punto.
Dos grandes familias de técnicas se han desarrollado en la acupuntura japonesa: los estilos universitarios y los estilos familiares. Estos últimos gozan de gran popularidad en Japón pues son los estilos que se practicaban de manera artesana y con gran eficacia en el seno de muchas familias. Estos conocimientos se han ido transmitiendo de generación en generación, siendo muchos de ellos secretos (okuden). Por otra parte, los estilos universitarios como la Meridian Therapy o el Toyohary se han institucionalizado, y es en las universidades y escuelas oficiales donde se enseñan.
La moxibustión japonesa
La moxibustión japonesa merece un trato especial pues en su país de origen llega a ser reconocida como una técnica independiente de la acupuntura, prueba de ello es que existen licencias y formaciones específicas para su práctica. Tanto es así que los moxibustores gozan de gran reconocimiento en su país, llegando, como fue el caso del maestro Sawada Ken, a que uno de sus tratamientos alcanzara la consideración de Tratamiento Nacional. Grandes maestros han aportado diferentes enfoques y aplicaciones.
Por cuestiones de tipo histórico-político, antiguamente la práctica acupuntural japonesa solo estaba autorizada a practicantes ciegos y esto es lo que hizo desarrollar uno de los puntos fuertes y esenciales de la terapia: el tacto. La localización de puntos mediante el tacto será lo que permitirá conseguir el éxito en los tratamientos. Los moxibustores de renombre (Sawada, Fukaya, Seiji, Bunshi) se caracterizaban por una especial capacidad a la hora de encontrar los puntos.
La moxibustión (aplicación de calor a través de la combustión de una planta) es originaria de china pero en manos de la medicina japonesa las técnicas de moxibustión se han refinado hasta tal punto que tienen un sentido completamente distinto al original. Así como en la MTC se comprende la
moxibustión como un elemento de tonificación y una aplicación de calor (yang) que solo puede producir eso, calor (de ahí las grandes aplicaciones de calor que pueden llegar a causar quemaduras).
En la concepción japonesa, la moxa prima por su efecto energético y no calorífico siendo crucial la suavidad de sus aplicaciones y pudiendo ser una herramienta de tonificación o de dispersión según se use. La moxa ha sido estudiada siguiendo un enfoque científico y evidenciando que su aplicación provoca estímulos que repercutirán en la bioquímica sanguínea estimulando el sistema inmunológico y la producción sanguínea.
El material básico con que se practica la moxibustión es la artemisa (Yomogui en japonés), una planta que destaca por una característica combustión y un uso tradicional en la ancestral cultura japonesa. Una vez procesada, cambia el nombre, y según la calidad podremos encontrar mogusa (moxa de alta calidad también conocida como moxa dorada) o wakakusa (moxa de calidad media ideal para usos caloríficos). Dos detalles permiten conocer su calidad: el color y la textura. También según la técnica requeriremos una o la otra.
La gran variedad de técnicas que existen, hacen de la moxibustión un arte rico que ha ido evolucionando desde su concepción. La técnica más singular y poderosa es el llamado Okyu. Para realizarla, requeriremos moxa de la más alta calidad, Gold Mountain o Ibukki, puesto que la combustión ha de ser uniforme y suave. Se confeccionan unos conos del tamaño de un grano de arroz o de sésamo que se colocaran sobre el punto a tratar. Se suele utilizar alguna sustancia adhesiva o aislante para evitar al máximo la posible quemadura. Los conos serán encendidos mediante una varilla de incienso sin humo. Con práctica y las técnicas adecuadas, el paciente percibirá una sensación similar a una suave punción (¡sin agujas!), por otra parte, si no se realiza bien la técnica la percepción será de quemazón.
La Moxaterapia de Isaburo Fukaya
El maestro Isaburo Fukaya vivió en la primera mitad del siglo XX y fue considerado el maestro de moxa más importante del periodo de Sowa. Inspirado en los trabajos de Sawada Ken y con un don especial para la búsqueda de puntos y una confianza sin igual en el poder de la moxibustión (él mismo logró recuperarse de una grave afección), desarrolló los diez principios básicos que definirían su sistema y lo llevarían al reconocimiento absoluto por sus logros. Los diez principios básicos son:
No hay un punto eficaz. Sino que uno mismo lo hace eficaz. Esta primera regla es la base del estilo de Fukaya. Las otras nueve reglas son una explicación de cómo usar los puntos en el tratamiento.
Las localizaciones estándar del punto se utilizan solamente como orientación. Las localizaciones estándar del punto en los libros de texto son una referencia importante. En la clínica, los practicantes tienen que encontrar los puntos reactivos o puntos vivos activados o cerca de los puntos estándar.
El movimiento de los puntos. El movimiento reactivo de los puntos dependerá de la condición del cuerpo y de la progresión de la enfermedad.
Utilice los puntos «famosos» para tratar con eficacia. Es mejor utilizar un punto famoso, o bien conocido, para el tratamiento eficaz.
Para tratar con eficacia, utilice pocos puntos. Utilice tantos pocos puntos como le sea posible para tener mejores resultados.
El punto no es eficaz si no hay reacción. El tratamiento no funcionará si elige puntos no-reactivos.
No trate el área sintomática solamente. No es eficaz tratar solamente el área sintomática. Utilice los puntos distales o un trazado que refleje el área.
Usar puntos famosos no es la única manera de llegar al éxito en el tratamiento. Los puntos reactivos no son a veces puntos famosos.
El número y el tamaño de los conos de moxa depende de la constitución del cuerpo del paciente. Ajuste el número y el tamaño de la moxa en cada uno de los puntos reactivos según la condición del cuerpo y la progresión de la enfermedad.
Localice los puntos hábilmente. Elija los puntos reactivos más apropiados lo más rápidamente posible. No importa cuáles sean los síntomas o las enfermedades encontradas, el tratamiento básico del Fukaya empieza con la búsqueda de puntos reactivos en la parte posterior del cuerpo.
La característica más evidente de su método es el tubo de Fukaya, un utensilio que optimiza la entrada del estímulo de la moxa okyu, y a la vez disminuye la percepción sensitiva convirtiéndolo en un estímulo más agradable para el receptor.