No se elige ser adicto; siete de cada diez padecen algún trastorno mental

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“No se elige ser adicto. Existe una vulnerabilidad”, lo que explica que el 70 por ciento de las personas que sufren alguna adicción padecen también un trastorno mental, ha puesto de relieve el psiquiatra Néstor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual.

Durante la presentación de las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual (SEPD), el doctor Szerman ha insistido en que adicción y trastorno mental siempre van de la mano.
Ambas son enfermedades cerebrales y desde esa concepción deben ser abordadas, ha señalado este psiquiatra.
De ahí el término patología dual, acuñado por el doctor Miguel Casas, vicepresidente de la SEPD, y que está aceptado prácticamente en todo el mundo hispano, aunque escasamente asumido por los profesionales de más edad.
El doctor Szerman ha subrayado que no se es adicto por estar mucho tiempo en contacto con las drogas o con máquinas tragaperras, sino que hay una vulnerabilidad.
“¿Y cuales son esos criterios de vulnerabilidad?”. Unos son desconocidos pero existe un grupo de ellos conocidos y en un 95 por ciento son de base psiquiátrica, ha explicado el doctor Casas.
Así, hay una serie de patologías psiquiátricas que propician el consumo de drogas, pero no porque quiénes las padecen sean unos viciosos, sino porque toman esas sustancias como una forma de automedicación, según este psiquiatra, quien ha resaltado que un 60 por ciento de los esquizofrénicos son adictos al cannabis.
“Adicción y enfermedad mental son dos trastornos psiquiátricos que van unidos y en el momento que se dan ya no vuelven a separarse”, según el doctor Casas.
De ahí la importancia de diagnosticar rápidamente la patología psiquiátrica “y evitar que el paciente empiece a consumir drogas como automedicación”.
Según este médico, el tratamiento deberá ser integral si se quiere tener éxito.
El psiquiatra ha puesto de relieve que España es uno de los países con un menor diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, en contra de la creencia popular y “a pesar de que sabemos que es un factor de vulnerabilidad claro para el consumo de cannabis y cocaína”.
En este sentido, ha incidido en que España es el país de Europa con mayor consumo de esas dos sustancias, lo que podría estar ligado al infradiagnóstico de enfermedades mentales en la infancia y la adolescencia, como el déficit de atención.
Estos niños y adolescentes no tratados tienen muchas posibilidades de acabar presos.
De hecho, se sabe que en Suecia un 40 por ciento de las personas que están en las cárceles tuvieron ese trastorno y no fueron tratados, ha señalado Casas.
La adicción puede ser causa de la enfermedad mental, pero también consecuencia.
Según ha señalado el doctor Pedro Ruiz, presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, muchas veces el paciente con enfermedad mental se convierte en adicto debido a la medicación que toma para tratarse la patología psiquiátrica.
Pero también se sabe que el consumo de cannabis en adolescentes hace que un número importante de ellos “debuten con un cuadro psicótico”, ha recalcado el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín.
“Al final el concepto es uno. Ambas ocurren en personas predispuestas y se manifiestan unidas antes o después”, ha dicho el profesor Babín.
En la misma línea, el doctor Casas ha insistido en que “se pasa fácilmente de las drogas a la patología psiquiátrica y ésta es un factor de vulnerabilidad de las adicciones”.
Los expertos han coincidido en que disociar los recursos asistenciales para el tratamiento de las adicciones y los otros trastornos mentales dificulta el abordaje de los pacientes duales.
Un estudio realizado a 659 profesionales sanitarios de toda España indicaba que la mayoría desconocían los recursos de los que disponían.
La investigación reveló que sólo Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco cuentan con redes de salud mental y adicciones integradas.
A respecto, el doctor Casas ha destacado que la aceptación de la drogodependencia se produjo por el miedo a las enfermedades infecciosas, particularmente el sida.
Ahora, se está perdiendo ese miedo y se está volviendo a la antigua concepción de que “al adicto ni agua, no hay que curarlo”.
De hecho, “en algunas comunidades autónomas las adicciones ya no son medicina, son servicios sociales”.