Afirmaciones y Yoga

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Afirmaciones y Yoga

Décadas antes de que la literatura new age? de la mano de autores tan conocidos como Bernie Siegel, Carl Simonton o Louise Hay? popularizase el uso terapéutico de las afirmaciones, Yogananda, una de las figuras espirituales más sobresalientes del siglo XX, divulgó la práctica de los principios científicos y espirituales sobre los que se asienta el asombroso poder de esta herramienta de curación física, mental y espiritual.

Hace 75 años, Paramahansa Yogananda, el primer gran maestro de yoga que permaneció durante más de 30 años en Occidente, comenzó a enseñar públicamente, en Portland (Oregón), los principios de la ciencia de las afirmaciones. Poco tiempo después, Self-Realization Fellowship, la sociedad que Yogananda fundó con el propósito de difundir sus enseñanzas, publicó «Afirmaciones científicas para la curación». Esta obra es, después de «Autobiografía de un Yogui», uno de sus libros más conocidos y se ha reeditado ininterrumpidamente desde la década de los 20 hasta nuestros días.

En la actualidad existe la noción generalizada de que las afirmaciones son recursos psicoterapéuticos que, mediante la formulación de pensamientos positivos y gracias al mecanismo de la autosugestión, pueden ayudarnos a cambiar nuestras creencias, con el fin de lograr propósitos específicos. Y en alguna medida es así, pero no sólo así. Si bien es cierto que las afirmaciones se usan con frecuencia, y con notable éxito, en el contexto de la psicoterapia y de la medicina psicosomática, el alcance de su utilidad va mucho más allá y se extiende a todos los ámbitos posibles del desarrollo humano. Precisamente, uno de los grandes méritos de la citada obra de Yogananda es que desentraña los secretos del poder curativo de la palabra, a la luz del sistema más antiguo, complejo y completo de desarrollo integral del ser humano que se conoce en el mundo: el yoga.

La práctica de las afirmaciones se fundamenta en una antigua ciencia médica utilizada, desde tiempos inmemoriales, por los rishis de la India, que conocían el arte de hacer vibrar ciertas notas en el éter, con el fin de despertar el silencioso poder curativo de la energía cósmica que yace oculto en cada uno de nosotros.

Así pues, la primera clave para comprender el funcionamiento de las afirmaciones es que actúan directamente sobre el prana, sobre la energía vital, que es la fuerza capaz de sanar cualquier enfermedad. Por consiguiente, no es la autosugestión el mecanismo que cura, pues cualquier método externo o interno sólo funciona en la medida en que coopere con la energía vital o prana. De hecho, las afirmaciones basadas únicamente en la autosugestión y en el empleo de la imaginación no funcionan para todos los individuos. Cada persona debe escoger afirmaciones de acuerdo a su temperamento dominante, ya sea imaginativo, intelectual, emocional, volitivo, etc.

El yoga nos ayuda a comprender cabalmente el funcionamiento de las afirmaciones porque lo enfoca desde las tres dimensiones de una perspectiva integral del ser humano: física, mental y espiritual. La antigua ciencia védica de la vibración nos dice que las palabras habladas materializan, en forma de sonidos (plano físico), las sutiles vibraciones de los pensamientos (plano mental). A su vez, los pensamientos son vibraciones que pueden ser emitidas por el ego o por el alma (plano espiritual).

Por último, el alma es una chispa de la omnipresente Vibración Cósmica, de la Palabra Primordial, del Verbo Divino, del Logos, del Espíritu Santo, del Om de los hindúes, del Amén de los egipcios, griegos, romanos, judíos y cristianos, del Amín de los musulmanes o del Hum de los tibetanos.

Por eso dice Yogananda que «La palabra del hombre es el Espíritu en el hombre» y que deberíamos saturar cada una de nuestras palabras con las poderosas vibraciones del alma. «Si un ser humano es incapaz de infundir en sus palabras la fuerza del espíritu, el suyo es un lenguaje muerto». A menudo, muchos practicantes de yoga desean alcanzar los peldaños avanzados de esta disciplina, sin haber superado los más elementales. La clásica formulación del Yoga contenida en el óctuple sendero de Patanjali, prescribe en su primera etapa ¿Yama?, entre otras purificaciones, la necesidad de evitar la falsedad y adherirse a la verdad.

Así pues, practicar afirmaciones no consiste en verbalizar cualquier deseo egoísta y repetirlo vehementemente para que se cumpla. El alcance de las afirmaciones con propósitos egocéntricos o materiales es limitado por su propia naturaleza, e incluso puede producir resultados dañinos e indeseables si la fuerza de voluntad concentrada gira en torno a un pensamiento negativo.
De ahí que Yogananda haga hincapié en aclarar que el poder de las afirmaciones yace en que son formulaciones de la verdad. La práctica de una afirmación curativa como, por ejemplo, «Estoy sumergido en la Luz eterna; Ella satura cada partícula de mi ser. Vivo en esa Luz. El Espíritu divino me colma por dentro y por fuera», se fundamenta en nuestra comprensión de la verdad en la que se basa: la indisoluble unión entre el ser humano y el Espíritu. «No basta con que las palabras de los hombres expresen la verdad; también deben expresar su propia comprensión y realización de dicha verdad».

«Afirmaciones científicas para la curación», es un verdadero manual clásico de instrucciones para la curación física, mental y espiritual mediante el uso del poder sin límite de la energía vital. La obra, además de ofrecer una gran variedad de afirmaciones aplicables a las distintas necesidades y situaciones de la vida, nos revela valiosos pormenores de la antigua ciencia védica de las vibraciones, como, por ejemplo, en qué chacras debemos concentrar la atención, dependiendo de la naturaleza de cada afirmación, o cómo se desarrollan las diversas etapas 2consciente, subconsciente y supraconsciente” de esta práctica curativa.

Paramahansa Yogananda exponía ya en los años 20, conocimientos sobre la conexión cuerpo-mente-espíritu que apenas ahora están comenzando a descubrir disciplinas como la física, la psicología o la neurociencia. Su lectura aclara muchos puntos confusos de una práctica que está cada vez más extendida, no sólo en el ámbito de hospitales, centros de salud o gabinetes de psicoterapia, sino también en un número creciente de personas que utiliza habitualmente las afirmaciones para lograr cambios positivos en sus vidas.