El camino hacia lo desconocido

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Cada momento de quietud mental, es un regalo. Ese regalo es lo que llamamos, comúnmente, presente

¿Alguna vez has deseado cambiar tu vida radicalmente y sin mirar atrás?

Llevamos un ritmo tan acelerado, que a menudo perdemos contacto con nuestra verdadera esencia. Nos desvinculamos con sorprendente facilidad de un universo interconectado, en el que cada elemento, sin excepción, tiene un sentido para el buen funcionamiento de este planeta. Pero a veces, por algún motivo que no logramos entender, sentimos que nuestra vida ha dejado de tener sentido, y nos enfrentamos al dilema de renunciar a lo conocido, por un ideal sin garantías.

Cuando nos hacemos adultos, hipotecamos nuestra felicidad a cambio de una libertad condicionada. Firmamos un contrato lleno de obligaciones que debemos cumplir si queremos alcanzar esa falsa ilusión de vivir. Ilusión a la que nos aferramos por miedo a invertir nuestra energía en la arriesgada empresa de la vida. 

No obstante, hay algo que me gustaría que supieses, y es que para enfrentarte a lo desconocido no necesitas saber quién eres. Eso lo aprenderás en el camino. Lo que sí necesitas saber es que, pase lo que pase, estarás ahí para tenderte la mano cuando caigas. Esa fortaleza podemos trabajarla, y la mejor manera de hacerlo es por medio de la experiencia. Aún así, te voy a dar una serie de indicaciones para que tengas un buen punto de partida. Para ello, vamos a dedicar lo que nos queda de tiempo a aprender cómo identificar la base sobre la que se construye nuestra percepción del mundo: las creencias. 

Para alcanzar un estado de quietud mental y conectar con nuestra brújula interna, necesitamos comprender cómo opera nuestro sistema de creencias. Un primer paso para lograrlo es por medio del silencio. La observación, ya sea del latir de nuestro corazón, la respiración hasta ahora inconsciente, del entorno, nos permitirá conectar con el presente; el espacio perfecto para que nuestra sabiduría interna se manifieste. 

Una vez has conseguido conectar con tu yo interior, lo primero que necesitas saber es que los pensamientos son sólo un síntoma. Si quieres alcanzar resiliencia mental, necesitas conectar con la raíz de la cuestión. Las creencias que definen tu vida son determinantes para lograr los sueños que tanto anhelas. Por supuesto, hay mucha complejidad detrás de todo esto, porque para muchos de nosotros la educación emocional ha brillado por su ausencia. Por eso, para ayudarte, es importante que aprendas a observar tu entorno y seas honesto contigo mismo, sobre aquello en tu vida que ya no te compensa. Lo que tienes ahora, es el resultado de las creencias que te conforman como persona. Aceptar esto, es el primer paso para hacer posible el cambio.

Para que puedas comprenderlo mejor, el proceso sería el siguiente: Las creencias son como las raíces de una planta, si estas son fuertes y resistentes, favorecen su crecimiento mientras nosotros las nutrimos con pensamientos enriquecedores que, finalmente, darán fruto a emociones y acciones que completen el ciclo vital. Pero ahora, imagínate que estas raíces tienen una bacteria, un hongo que las limita e impide su sano crecimiento. Esto sería lo que conocemos como creencias limitantes. Como cualquier bacteria, se propagan rápidamente generando pensamientos tóxicos que se acumulan, dando lugar a sentimientos y acciones paralizantes que nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial como seres vivos. 

Por ejemplo, cuando dejamos pasar una oportunidad delante de nuestros ojos mientras justificamos en la cabeza, los motivos por los cuales no merece la pena siquiera intentarlo, estamos ante creencias limitantes que, en lugar de fortalecernos, nos debilitan.

Ahora, yo te pregunto: ¿Cuántas veces te has encontrado dando explicaciones de por qué tu vida es como es, y por qué tú eres como eres, cuando en el fondo desearías que todo fuese diferente?

Para salir de nuestra zona de confort no necesitamos ir demasiado lejos. Actos tan cotidianos como decir “te quiero” sin esperar una respuesta recíproca, llamar a un amigo o amiga con la que llevas tiempo sin hablar y, por algún motivo, te viene su recuerdo a la mente, o anteponer tus necesidades a los deseos de los demás, con todos los riesgos que esto conlleva, son sólo algunas iniciativas que podemos emprender para crear una vida más plena y satisfactoria.

Las creencias podemos rebatirlas y cambiarlas. Este es uno de los grandes superpoderes del ser humano, así que te aconsejo que lo utilices a tu favor. Por supuesto, es una tarea muy difícil si no dispones del apoyo y los recursos necesarios para lograrlo. Por ello, te recomiendo que en el camino hacia lo desconocido aprecies la compañía de aquellos que, como tú, han decidido cuestionar la vida que otros han elegido para ellos. 

Por último, recuerda lo siguiente: puedes disponer de todo el conocimiento, herramientas y circunstancias favorables que quieras, pero al final, sin cuento no hay moraleja. Lo que quiero decir con esto es que las experiencias son la única garantía que tenemos de aprender a caminar sin miedo a caernos. Al fin y al cabo, todos esos días que se suceden sin un sentido claro, terminan por conformar nuestra vida. Así que mi consejo es que, elijas el camino que elijas, ya sea familiar o desconocido, lo hagas desde el amor hacia ti mismo y hacia los demás. Créeme, esto marcará toda la diferencia. 

Sara Juárez Batista
Guionista. Comunicadora Audiovisual
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