El mundo y yo: salud y amor

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El término inmunidad está relacionado con “este daño no me alcanza”. “Estoy protegido de esta situación.”

El diccionario nos dice que “es el estado de resistencia natural o adquirida que poseen algunos organismos frente a una determinada enfermedad o al ataque de un agente infeccioso o tóxico”.

Por otra parte, en cuanto a una “actitud social”, la inmunidad es el “privilegio por el cual ciertas personas quedan libres de determinados cargos, obligaciones, oficios o penas”. Lo que más conocemos es la inmunidad parlamentaria o la inmunidad en el cuerpo diplomático.

En la biología, tiene que ver con las respuestas del organismo frente a una agresión que se le presenta. Puede proceder desde el interior o ser un agente externo.

Podemos pensar que cada organismo humano tiene su propia forma de crear tener en balance su sistema de defensas, en el sentido de que produce los “ajustes bioquímicos” que su naturaleza personal le dictamina. Cada persona responde de forma distinta, en su sistema inmunológico, por su idiosincrasia, zona en la que habita, dieta, costumbres, edad, etc.

En este balance, cualquier agente desconocido, es rechazado, para defender la efectividad de todo el sistema.

La vibración en el lenguaje y en el ADN

La comprobación por investigadores rusos (Pjotr Garjajev y sus colegas) ante la evidencia de que nuestro código genético puede reorganizarse gracias a los valores internos de las palabras (conceptos positivos, sentimientos superiores) y la frecuencia vibratoria positiva que pueden llevar insertados (energía cordial, como sentimiento base de elevación).

Se observó cómo se producía un estiramiento, una especie de relajación de los filamentos, cuando se recibían bits de información de energías positivas, valores y confianza (en lugar de miedo). Por el contrario, además de lo que el organismo genera con el miedo (cortisol), situaciones de stress, impactos negativos de otras personas o pensamientos negativos, la respuesta de los filamentos de ADN es que se acortaban, podría decirse que se “encogían”.

Vemos pues, que ante circunstancias sociales o ambientales que puedan tener incidencia en nuestro estado de ánimo, en nuestra restricción de movilidad (como es el caso actual), una de las claves que podemos activar, de manera consciente, es proporcionar al ADN recursos para mantenerse en una fluctuación lo más constante posible.

De ese modo, las órdenes de nuestro sistema inmunológico son recibidas y la coordinación permite mantener una estabilidad dinámica, atenta a los sucesos y los cambios de estado de ánimo, pero con la particularidad de poder dotar de un nuevo impulso al sistema inmunológico y conseguir que el funcionamiento siga su curso normal, en lo posible.

El momento actual, inicios de 2020

Es un momento sorprendentemente bueno para poner en práctica el hecho de focalizar nuestra atención en niveles altos de energía. Lo mejor de nosotros está conectado con la empatía, con la solidaridad, con la comprensión del dolor de la persona que está sufriendo a nuestro alrededor.

Nuestros valores más profundos, se conectan con lo que denominamos “el bien”, “el amor incondicional”, “el bien común”. Hay impulsos internos que nos conectan con la vida, con la capacidad de desarrollar características de la personalidad humana que dan frutos excelentes.

El servicio, la aportación, la pedagogía de los valores, la actitud o el ejemplo de integridad, los consideramos ya como mucho más allá de lo denominado tradicionalmente como “virtudes”. Consideramos que la verdadera “humanidad”, el perfil del verdadero ser humano, es el de aquella persona que se mantiene en el entrenamiento de su conciencia como actitud vivencial.

La persona que descubre, en su búsqueda, la oportunidad diaria de construir un modelo de comportamiento ya sin fisuras, sin vaivenes, sin desorientar el “camino hacia adelante”, en lo que fluye verdaderamente en nosotros, que es la energía de amar, la energía amorosa que puede pulsar en el corazón, eléctricamente, de la misma cualidad que la energía universal que ha creado todo lo que conocemos en lo denominado “existencia”.

Esta situación denominada pandemia, nos puede permitir entroncarnos, con mayor intensidad, en el nivel alto de la energía de amar, del amor incondicional, de la vibración en la que “damos la talla” como seres trascendentes.

Parece sencillo, pero tiene un gran alcance. Además de la higiene especial a través de las manos, que nos recomiendan encarecidamente, para colaborar a la desaparición de esta alarma sanitaria, podemos unificar nuestra energía con nuestro organismo, a través del campo áurico, que se amplifica inmediatamente, según las vibraciones del corazón se focalizan en un estado amoroso, con ondas cerebrales de alta vibración.

El mundo y yo: salud y amor

Puede ser un mensaje externo de lo que en realidad, en lo profundo, cada uno de nosotros siente en vibración.

La sonoridad humana es la herramienta perfecta para acceder a estados de la verdad del ser humano

Es desde nuestra conciencia desde donde emanan las vibraciones especiales que estamos comentando.

El sonido de la voz nos permite “hacer ignición” hacia ondas sonoras de gran calidad, de amplio espectro. Se mueven en vertical, se transforman y el ”retorno” de esas vibraciones llega a nosotros como una lluvia fina que interpenetra nuestro organismo, nuestro cuerpo o campo energético y nuestro ser.

Podemos sentirnos inundados de vibraciones de alta frecuencia, como una electricidad etérica que reordena desde el nivel celular (que posee campo eléctrico), las funciones del organismo (que poseen también su propio voltaje) y la ampliación del promedio energético de la persona, que se puede detectar, por ejemplo, en el campo áurico.

Las vocales, los sonidos más cercanos

Proponemos acompañar el lavado de las manos con una secuencia vocálica que focalice nuestra atención en la energía sonora que emitimos al pronunciar cada vocal. La melodía puede ser nuestra canción favorita, un sonido mántrico, o una melodía improvisada.

La imagen nos muestra la correspondencia de cada dedo con ciertas emociones. El miedo y la preocupación, principalmente, pueden descender de intensidad al liberar a través de la acción en cada dedo de la mano, estas sensaciones internas que se acumulan en nuestra psique, en nuestro estado psicológico alterado, por esta situación.

Como se puede ver en la imagen, también aparecen el enojo y la tristeza. El esfuerzo. La preocupación.

Todas son emociones que nos cuesta poner delante de nosotros. Las sentimos como consecuencia natural y hasta que no podemos ponerlas delante de los ojos, no sabemos qué podemos hacer.

Pues aquí las vamos a poner, justamente delante de los ojos y vamos a ver “qué nos traemos entre manos”. Porque al soltar estas emociones, dejamos paso a los valores positivos contrarios:

ESFUERZO CONTINUIDAD
TRISTEZA ALEGRÍA
ENOJO COMPRENSIÓN
MIEDO VALOR
PREOCUPACIÓN DISPOSICIÓN

 

En el centro de las manos, colocaríamos un círculo con el SENTIMIENTO DE AMAR, con la energía del amor, por supuesto.

Poco a poco, vamos tomando consciencia de que lo que emitimos en sonido, voz, palabra, lenguaje, melodías cantadas, posee ciertos enlaces interesantes con el mundo vibracional. No solamente con el área del pensamiento, sino que se extiende hacia ese entramado del código genético, que empieza a vincularnos con nuestro propio “programa”.

De ahí se van produciendo suaves encajes con otros aspectos más sutiles, invisibles a nuestros ojos, pero perceptibles a nuestras percepciones extrasensoriales, en donde la esencia que incluyen esas vibraciones, emitidas  en sonoridad humana, nos abren el camino existencial que supone nuestra propia trascendencia. Es verdad que nos sanamos desde nuestro mayor estado de Ser, nuestra Conciencia.

Macarena Miletich
Especialista en Técnicas Vocales y Consultora Vocal. Instructora de Arquetipos. Cursos y Talleres de Sonido y Sensibilidad del Ser®Autora del libro THE LIVING VOICE LA VOZ VIVIENTE (Natural Ediciones).
macarenamiletich@gmail.com