El otro enfoque de la psoriasis (parte I)

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En esta primera parte se dan las claves para entender los trastornos relacionados con la piel. Se hablará de los factores implicados y el origen.

Las afecciones de la piel pueden provocarse desde el exterior o desde el interior del organismo.

Factores agresivos externos

Hay agentes agresivos por sí mismos (el fuego, el exceso de radiación solar, etc.), o pueden resultar dañinos por excesiva sensibilidad del individuo (contacto con sustancias químicas presentes en cremas, geles, jabones, toallitas, pañales, etc.).

Los factores externos son fácilmente identificables, sólo hay que ser observador. Cuando aparece alguna lesión en la piel, lo primero que debe hacerse es eliminar, uno a uno y durante un tiempo, todo lo que pueda estar en contacto con la misma. Si, por ejemplo, aparece un sarpullido en el dorso de nuestras manos, deberíamos cambiar el tipo de guantes que usamos (utilizar guantes de otro material o no utilizar ninguno), si con el cambio no obtenemos resultados positivos, el agente agresor podría ser una crema, un jabón o incluso el sol. Algunas veces no es tan fácil identificarlo, porque al eliminar supuestos factores agresivos externos, la piel mejora mucho, pero no termina de recuperarse del todo. En dichos casos, la mejoría se debe a que esos elementos actuaban como agravantes, y la verdadera causa está actuando desde nuestro interior.

Factores agresivos internos

Actúan desde el interior, pero pueden ser de origen interno o externo.

Origen interno 

Nuestro propio organismo puede ser responsable, de problemas que se manifiestan en la piel. El sistema nervioso juega un papel muy importante en este tipo de trastornos, puede actuar como agravante de un trastorno latente o como detonante. La influencia de la piel sobre el sistema nervioso se debe a que son hermanos gemelos, se forman a partir de la misma capa celular (ectodermo); al dividirse para convertirse en la piel, por un lado, y el sistema nervioso, por otro, no se produce una separación total y siguen conservando conexiones fisiológicas y bioquímicas que los vincula. Si el sistema nervioso está alterado, la piel puede reflejarlo y, a la inversa. Esta peculiaridad ha provocado el nacimiento de una nueva especialidad, la Dermatología Psiquiátrica o Psicodermatología, que se basa en la relación físico-química de la piel y el sistema nervioso. La piel, el mayor de nuestros órganos, está plagada de terminaciones nerviosas que la vinculan con el cerebro; cuando existen procesos inflamatorios, la piel segrega citosinas que también actúan a nivel cerebral.

otro-enfoque-psoriasis-1Otro factor a tener en cuenta, sería poseer órganos sensibles, poco o mal desarrollados, algo cada vez más común, por las carencias alimenticias. Es habitual ver a bebés con problemas importantes de piel. La alimentación de hoy día es deficiente en nutrientes. Las deficiencias nutritivas durante el embarazo, conllevan que ciertas estructuras no se formen como es debido, creando órganos mal desarrollados que no cumplirán su función correctamente, o que poseerán un alto grado de sensibilidad. Muchos niños con pieles llamadas «atópicas», son tratados con cremas, algunas cargadas de Parabenos (disrruptores hormonales prohibidos en algunos países), los corticoides que contienen generan efecto rebote, y tras un período de aparente mejoría le sigue otro de agravación de las lesiones, lo que obliga a cambiar de crema continuamente, sin llegar nunca a la recuperación total.

La estructura que incide más directamente en la salud de la piel, es la mucosa intestinal, cuando la «piel» del intestino no se ha desarrollado bien, cualquier sustancia ajena al organismo puede lesionarla. Al hacerse permeable el intestino, deja pasar al torrente sanguíneo moléculas que no deberían estar allí y nuestro sistema orgánico intenta eliminarlas; algunos organismos lo hacen mayoritariamente a través de la piel, bien porque los demás órganos de eliminación están saturados, bien porque esa vía de eliminación está mejor preparada para eliminar ciertos compuestos.

La permeabilidad de la mucosa intestinal genera un sinfín de enfermedades consideradas autoinmunes. Las moléculas que pasan a través de la deteriorada mucosa intestinal, disparan el sistema inmunitario (el que nos protege de patógenos y partículas extrañas), éste intenta eliminar a los intrusos, generando inflamación. Si la permeabilidad se mantiene en el tiempo, la inflamación se vuelve crónica, y con el tiempo destruye estructuras orgánicas.

Dependiendo de dónde se localice esa inflamación, podemos padecer de Psoriasis, Tiroiditis, Crohn, Alzheimer, etc. El sistema inmunitario puede, además, ver mermada su capacidad de acción por deficiencias vitamínicas, de zinc, hierro, y estados de estrés mantenido.

Origen externo 

Muchos elementos externos pueden influir, desde el interior, en nuestra piel: químicos agrícolas (pesticidas, insecticidas, herbicidas, etc.), medicamentos, aditivos alimentarios, bacterias, virus, incluso los propios alimentos (si es que somos intolerantes a alguno de ellos).

Al ser la piel un órgano emuntorio de eliminación, algunas sustancias ajenas a nuestro organismo, o que pueden provocar daño, son dirigidas hacia ella, sobre todo, si hay colapso en los demás sistemas de eliminación.

Si alguna vez ha sufrido una intoxicación, sabrá que la piel es uno de los chivatos, ya que aparecen en ella granitos, manchas o pápulas que intentan liberarnos de la sustancia agresora.

En enfermedades víricas y bacterianas, es típico ver manifestaciones a nivel de la piel ¿Quién no ha visto algún tipo de sarpullido durante las enfermedades infantiles? Muchas de esas manifestaciones se producen con la muerte de los intrusos, liberan sustancias tóxicas que es necesario eliminar.

En la piel pueden aparecer también reacciones inflamatorias. Las pieles con dermografismo son muy sensibles al roce, se puede escribir sobre ellas simplemente por contacto, incluso puede aparecer una reacción al realizar ejercicio. Pudiera parecer que el agente causante es externo, el roce o contacto con algunas sustancias, los rayos solares, etc., normalmente son inocuos, y es que el causante está en el interior del organismo.

Este tipo de pieles contienen un elevado porcentaje de histamina en sus mastocitos que es liberada ante ciertos estímulos ¿por qué estas pieles contienen tanta histamina? Sabemos que la histamina está implicada en alergias y reacciones de hipersensibilidad, o sea, está en estrecha relación con el sistema inmune; cuando un organismo acumula más histamina de lo normal, se sospecha que en ese organismo se está librando una batalla contra algún agente identificado como ajeno.

Puede ser también, que exista una incapacidad para degradar la histamina que contienen algunos alimentos; algunas personas pueden ser deficitarias en una de las dos enzimas degradantes de histamina; la sospechosa responsable es la Diamino Oxidasa (DAO), que se encuentra en la mucosa intestinal… ¿se ha dado cuenta que otra vez aparece el intestino como origen del trastorno?

La histamina es un mediador inflamatorio, quienes no degradan la histamina pueden mostrar problemas en la piel, además de jaquecas, dolores osteopáticos, colon irritable, etc., por lo que deberían controlar los alimentos que comen y eliminar o restringir al máximo los que más histamina contienen, junto a los que, aunque no la contengan, sí pueden provocar su liberación.

Las causas internas y externas, que producen manifestaciones a nivel de la piel, son difícilmente disociables y para el tratamiento habrá que atender a todo el conjunto de factores implicados.

¿Qué es la Psoriasis?

La Medicina Alopática explica la Psoriasis como una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, de origen hereditario y ambiental. Se la asocia a otras enfermedades como diabetes, artritis, problemas cardiovasculares, depresión, etc. Cuando algo se repite hasta la saciedad por medios «oficiales» o de «prestigio» se convierte en verdad para el grueso de la población, tanto más, cuando alguna Universidad aporta estudios, pagados en la mayoría de los casos por la industria farmacéutica (no hay investigadores libres que puedan soportar una investigación sin patrocinio).

Bajo la visión más simplista de la Medicina Natural, se puede explicar la Psoriasis, como una reacción orgánica a una agresión que se produce en el interior del organismo, por ello, los tratamientos que se realizan a nivel de piel no pueden eliminar el trastorno.

Una piel atópica, con Psoriasis, dermatitis, acné, manchas, etc., indica que nuestro sistema depurativo funciona mal o que hay un exceso de sustancias tóxicas o de desecho. El 80% de los problemas de piel en consulta, están provocados por una intoxicación interna.

La Psoriasis, es un trastorno dependiente de la alimentación, en el que influyen además otros factores como la psique. El ser humano es un todo, mente-cuerpo, cuerpo-mente, lo uno influye en lo otro inevitablemente.

El cerebro y el sistema nervioso ejercen influencia sobre la piel. A través de rutas bioquímicas y nerviosas puede reflejarse en la piel una emoción o el estrés. El sistema nervioso puede detonar una crisis psoriásica en un organismo intoxicado, saturado o con un sistema inmune alterado. Cualquier circunstancia que genere estrés puede hacer gritar a la piel. El cuerpo puede sentir como estresante cualquier situación que le sature, un día de trabajo acelerado, un jefe exigente, una discusión, una emoción fuerte, un medicamento, un cambio brusco de temperatura, un resfriado, unas anginas o cualquier ataque vírico o bacteriano.

Cuando la piel grita es que algo no anda bien en nuestro entorno más inmediato.

Debemos saber que

otro-enfoque-psoriasis-2La Psoriasis no es una enfermedad de la piel, si lo fuera, podría solucionarse con tratamientos tópicos. Es un trastorno que se manifiesta en la piel, pero se produce en el interior del organismo.

El sistema inmune puede verse comprometido, pero no es la raíz del problema. Ataca a los intrusos, pero si está desbordado, puede no reconocer a los buenos y llevárselos también por delante.

La causa es desconocida por la Medicina Alopática porque las investigaciones están enfocadas a la creación de fármacos, no a buscar la causa primigenia.

La genética no es determinante. De padres afectados puede haber hijos afectados o no, y hay afectados que no tienen ascendientes, ni familiares con trastornos.

La Medicina Alopática, no puede llegar a la cura si no conoce la causa. Desde la simpleza de la Medicina Natural, bien planteada, se puede llegar a soluciones.

Los tratamientos farmacológicos, son sólo paliativos temporales, y suelen tener efecto rebote, a la larga perjudican más de lo que benefician.

Realmente se convierte en crónica porque no se le da solución y se va arrastrando durante años.

Los tratamientos dermatológicos no pueden eliminar el trastorno, porque el trastorno no se genera en la piel, sino en el interior.

La mayoría de las asociaciones de pacientes están creadas y dirigidas por la industria farmacéutica o sus súbditos, por lo que hay intereses creados. La solución definitiva no vendrá nunca de una asociación de este tipo.

La cura de la Psoriasis

La única forma de conseguir la remisión de la Psoriasis es encontrar la causa primigenia. A pesar de ser un trastorno con una base alimentaria, las pautas para manejarlo con éxito, desde la Medicina Natural, deben contemplar la individualidad personal.

Existen casi tantos tipos de Psoriasis como personas afectadas, por esta razón, aunque ciertas pautas hayan tenido éxito con algún paciente en particular, no hay garantías de que esas mismas pautas sirvan para todos los casos, aun siendo el mismo trastorno. Hay que individualizar, es la única posibilidad de conseguir el éxito en la remisión de alteraciones orgánicas en cualquier trastorno o enfermedad, no sirve crear protocolos.

Hay unas recomendaciones generales que van a influir positivamente, tanto en los trastornos de piel, como en otros trastornos de diferente índole. Si siguiendo estas recomendaciones, no consigue deshacerse de su problema, lo mejor es que acuda a un buen profesional de la Naturopatía y, por supuesto, siga sus indicaciones fielmente.

Rosa Madueño
Naturópata