Hipnosis Clínica Reparadora

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La ciencia no avanza en línea recta, sino que periódicamente da saltos cualitativos. Cuando los paradigmas y los supuestos aceptados van acumulando preguntas sin respuesta o cuando no alcanzan para satisfacer las demandas de la gente, entonces el conocimiento da un giro y se produce un salto paradigmático: así ha sucedido reiteradamente con las matemáticas, con la física, con la medicina y, con mayor razón, con todas las ciencias antropológicas, las que tienen como centro al ser humano y su devenir: con la filosofía y con la psicología.

En ese sentido, la Hipnosis Clínica Reparadora (HCR)® implica eso, un cambio de postura frente al dolor del paciente y a los tiempos mínimos en que se puede esperar una mejoría o una cura… ¿Es posible esclarecer y curar una fobia a los gatos, a volar y a dormir sola y con la luz apagada de 40 años de antigüedad en dos horas?, ¿es posible curar a una persona que necesita gotas para la nariz cada 3 horas para no ahogarse desde hace un cuarto de siglo en esa misma cantidad de tiempo?, ¿y eliminar para siempre el chuparse un dedo que impedía quitarse los brackets a una joven de 25 años?, ¿y averiguar el nombre de la verdadera mamá de una joven adoptada al nacer? ¿Y es posible que todos estos casos hayan sido simples ejercicios efectuados en un curso, en alumnos y frente a los compañeros? Si quiere enterarse, siga leyendo…

La memoria y las emociones

Evoque usted algo doloroso que le haya ocurrido alguna vez. Evoque alguna humillación sufrida en su niñez, por ejemplo. O hágalo con algún suceso que lo haya puesto muy feliz, por ejemplo, algún premio o regalo recibido en la escuela. ¿Aparece en su pecho el dolor o la alegría? No, la respuesta es «No». Si lo que aparece es «indignación» por la humillación, se trata entonces de una emoción actual, la de un adulto, pero no la original, la que experimentó cuando era un niño. ¿Qué pasó con la emoción original?, ¿se perdió para siempre? Así se consideró hasta la fecha. Y lo peor es que la mayor parte de los síntomas y las enfermedades psicosomáticas están referidas, precisamente, a emociones que han sido reprimidas, que no han logrado una expresión verbal. Peor aún, los síntomas son, generalmente, formas de expresarse que encuentra el cuerpo sobre sucesos de los cuales le ha sido imposible hablar a la persona con palabras. Además, el paciente llega muchas veces a nuestro consultorio de psicólogo con un síntoma misterioso: no puede orinar fuera de casa aunque eso signifique torturar a su vejiga durante 10 horas, o no puede ver a un gatito aunque sea recién nacido o no puede respirar sin el auxilio de una droga… ¿Nosotros tenemos una teoría que explique estos síntomas? Solamente una: aunque el paciente no sepa porqué le suceden estas cosas, dentro de él su inconsciente sabe que le sucede. Siempre.

La diferencia entre «recordar» y «estar en regresión»

Cuando nosotros recordamos, nuestro «yo» está situado en el presente: tiene, por ejemplo, 45 años, y mira hacia atrás, tratando de recordar qué le sucedió a los 4 años. Cuando estamos en regresión, nuestro «yo» se desplaza imaginariamente en el tiempo y «regresa» a los 4 años, y llora y gime y ríe como lo hizo entonces… Esto no es teoría. Esto es una realidad que se repite a diario en nuestra consulta.

Y el solo efecto de poder expresarse con libertad, con el reaseguro afectivo que le brinda el terapeuta, ya es de por sí, beneficioso para el paciente. Además, cualquier recurso que incorporemos en ese momento de reviviscencia total, se incorpora al registro emocional como si se hubiera recibido entonces, en el momento original. Un gesto, una caricia, una palabra de comprensión y aliento llegan como un bálsamo o una cura. Y cuando el inconsciente de nuestro paciente comprende los beneficios, acepta rápidamente despojarse de sus defensas frente a nosotros y «contarnos» de la manera elíptica que tiene de expresarse, el origen y la causa de sus dolencias.

Este artículo se enfrenta a una imposibilidad. Las palabras no registran adecuadamente estos «milagros terapéuticos». Deberíamos buscar los términos del Freud original, el anterior al psicoanálisis, que hablaba de «catarsis» y «abreacción», pero esos términos no tienen hoy ningún significado en el mundo real. Por esa razón es que mi nuevo libro publicado por Natural Ediciones: «Hipnosis Clínica Reparadora, Una terapia de desbloqueo emocional», lleva adjunto vídeos de casos reales, para que se comprenda lo que la mera trascripción de los diálogos no puede explicar. Nos enfrentamos a este mismo problema al momento de redactar este artículo. Pero intentaremos sortearlo de la siguiente manera: en Junio de 2010 dictamos dos cursos de hipnosis clínica reparadora en México: uno en el Distrito Federal y otro en la populosa ciudad de Monterrey. Vamos a citar casos reales que fueron enfrentados y resueltos en esos cursos, de alumnos que participaron de los mismos. Usaremos sus nombres y las iniciales de sus apellidos. Pero como estamos expresamente autorizados por ellos para dar a conocer sus mejorías –en la esperanza de que esta difusión ayude a otros– nos comprometemos a brindarle sus datos reales y sus direcciones de email a quienes nos lo soliciten. Hemos elegido ese curso, pero podríamos haberlo hecho también con el que dictamos en Julio en Buenos Aires, o en Octubre en Barcelona, e inclusive con el que dictamos hace muy poco, en Noviembre 2011 en Madrid.  Porque estas reparaciones asombrosas se repiten una y  otra vez  en cada uno de nuestros cursos.

Casos reales

Maricela M.C., 32 años: un análisis de sangre debido a la enfermedad terminal de su padre le permitió verificar que no era hija de quienes suponía sus padres. Regresó al vientre materno, supo el nombre de su madre biológica y de su abuelo e identificó, por su profesión de médica, que su madre biológica había muerto de un infarto al nacer ella.

María Fernanda A.B., 25 años: no puede retirarse los brackets por su compulsión a chuparse el pulgar de su mano derecha. El 2 de Julio nos escribió: «El dedo va muy bien. Ya forma parte de los 10 hermosos dedos de mis manos y ya no son chupetes. Pronto podré enviarles fotos sin la ortodoncia».

María Antonieta S.C., 44 años: fobia a los gatos. Fobia a volar. Imposibilidad de dormir sola y con la luz apagada – Al concluir el curso debió volver en avión a su ciudad de residencia. Su avión debió enfrentar las turbulencias del huracán «Alex» y este fue su testimonio: «Llegué al aeropuerto y me puse a leer y a esperar la salida. Llegó el momento: estaba muy controlada y sin taquicardia ni ninguna alteración. Despegamos y yo leyendo, muy bien… En eso comenzó la turbulencia, ¡Pero mucha, mucha! Pasé unos ratos nerviosa, pero creo que todos los pasajeros lo sintieron, creo que cualquier ser humano en una situación de ese tipo hubiera reaccionado así. Así que funcionó de mil maravillas, llegue controlada, dormí y sigo durmiendo con luces apagadas, sin miedo y lo mas importante: ¡Sin medicamento!» La filmación completa de esta terapia ha sido agregada al libro mencionado.

Carlos A., 44 años: desde su adolescencia debe aplicarse gotas nasales cada 3 horas para no ahogarse. Volvió al momento de su nacimiento que, él lo ignoraba, fue con ahogo y mucho sufrimiento fetal y pudo asociar qué situaciones de la vida adulta le disparan esos ahogos. Escribió el 30 de Junio: «Yo también he vuelto a la realidad, pero con unos anteojos diferentes. Estos días que compartí con ustedes, compañeros, maestros e instructores, han hecho un parte-aguas increíble en mi vida. No soy ni seré el mismo. Estoy de acuerdo en compartir mis testimonios en la pagina Web y mis comentarios sobre el curso y vivencias, si se requiere. Espero que a alguien le sirva de motivación para acercarse a este formidable conocimiento».

Estos testimonios son reales y, tal como dije, puedo facilitarle los datos a quien esté genuinamente interesado. Y no nos hablan solamente de los maravillosos logros que se pueden alcanzar con su utilización, sino de lo especiales que son nuestros cursos intensivos de cinco días donde, no solamente se transmite el conocimiento, sino que se vivencia en tiempo real, la efectividad de estos recursos, que hacen que la HCR termine pareciéndose más a la cirugía que hunde el escalpelo en busca del origen del mal, que en una batería de recursos clínicos que solamente mitiguen el sufrimiento.

Y un último comentario dirigido especialmente a aquellos que ya dan terapia o ayudan a sus pacientes, a partir de algún otro enfoque psicológico o terapéutico: Así como sucede en computación con el sistema «Linux» de código abierto, donde cualquier programador puede modificarlo y mejorarlo, los fundamentos y recursos de la hipnosis clínica reparadora® se transmiten de manera fundamentada y abierta. En este caso, no se trata de formar clones sino de agregar estos recursos y estos descubrimientos y desarrollos a las herramientas de que ya disponen nuestros discípulos, para que puedan así obtener mejores resultados que redundarán, finalmente, en beneficio de sus paciente.

Armando Scharovsky
www.hipnosisclinicareparadora.org