Las personas mayores de 65 años sufren más de 820 accidentes al día que requieren asistencia sanitaria y la mayoría de ellos son caídas, una cifra que va en aumento por el envejecimiento de la población y que actualmente supone un gasto de más de 420 millones de euros al año.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio de evaluación económica de la accidentalidad de las personas mayores en España, que ha sido presentado por la Fundación Mapfre y ha sido realizado con la colaboración del IMSERSO, la Dirección General del Mayor de la Comunidad de Madrid y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, entre otras instituciones.
En total, al año se producen más 300.000 accidentes de mayores que precisan asistencia sanitaria y de ellos el 83,4 por ciento son caídas, que tienen en buena medida importantes consecuencias.
Y se accidentan más las mujeres -el 61 por ciento- que los hombres -el 39-, y las tasas de accidentalidad se incrementan progresivamente con la edad.
El grupo de mayor riesgo de la población de más de 65 años, que supera en España los ocho millones de personas, es el comprendido entre los 81 y 85 años. A partir de esta franja se reduce levemente la tasa debido a la menor movilidad y exposición al riesgo.
De las personas accidentadas, el 78 por ciento requiere pruebas diagnósticas como rayos X, resonancias y analíticas, entre otras, y el 63 por ciento, tratamiento farmacológico.
Otros datos: siete de cada diez mayores accidentados acude a urgencias de un hospital, uno de cada cuatro se queda hospitalizado y dos de cada diez precisan intervención quirúrgica.
El 71 por ciento de los accidentes tiene consecuencias clínicas, más de la mitad secuelas posteriores y las fracturas, sobre todo las de cadera, junto con las heridas y los esguinces son las consecuencias más habituales.
El informe ha permitido conocer el volumen de accidentes con asistencia sanitaria sufridos por las personas mayores, pero también el coste directo e indirecto de la misma y el tipo de lesiones que conllevan.
En concreto, se estima que el gasto directo para la sanidad de la asistencia médica, quirúrgica y rehabilitación de estos accidentes supera los 380 millones de euros, a los que hay que sumar los cerca de 43 millones derivados de costes indirectos que asumen los familiares, entre ellos las ausencias laborales, la contratación de cuidadores y las ayudas ortopédicas.
Estos accidentes suponen el 0,5 por ciento del gasto sanitario, según la fundación, que considera que la necesidad de reducir la cifra de accidentes debe venir motivada, no tanto por la disminución del coste, sino más por la reducción del sufrimiento humano pues se genera un importante deterioro de la calidad de vida de estas personas y de sus familiares.
Los responsables de la fundación han subrayado la importancia de la prevención porque “ayudará a reducir el sufrimiento de este colectivo y a la vez implicará un descenso del gasto económico”.
Si se previesen el diez por ciento de estos accidentes, según el informe, se ahorrarían 42 millones de euros anuales.
Fuente: Efe.