Armonizando nuestros centros. El camino a la sanación

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Recientemente he tenido la oportunidad de participar en un taller fantástico de iniciación en Reiki. Lo que viví allí me ha hecho reflexionar sobre los caminos hacia la sanación.

La persona que dirigía la ceremonia dijo algo que a mí me llegó al alma, y es que elegimos a las personas que nos acompañan en nuestro Camino, que «nuestras almas se eligen».

Sé que nada de lo que vivimos es por casualidad, y que todas las personas que aparecen en nuestras vidas están para traernos algún mensaje necesario y positivo (incluso cuando las vivencias interpersonales son duras) para nuestro crecimiento. Sin embargo, estas palabras tocaron mi alma.

Trabajo en Psicoterapia, la profesión que amo, desde años. Me ha enseñado –entre muchas cosas– la importancia del vínculo en la sanación. Si no amo a la persona a la que acompaño, si no deseo su sanación desde lo más profundo de mi corazón, no puedo ayudarla. Por eso los compañeros a veces nos derivamos pacientes, porque de alguna manera sentimos que no vamos a poder ayudarles. No somos omnipotentes y la humildad es una buena «herramienta» a tener en cuenta en nuestras intervenciones y en los procesos de acompañamiento en que participamos.

Quiero hablar en esta ocasión de los tres Centros y la importancia de la armonización entre ellos. Quiero hablar de sanación. Quiero hablar de estar felices y disfrutar de la vida, que es a lo que vinimos, un derecho que nos quitaron a muchos para que pudiéramos aprender a hacer ese Camino en esta Vida. Porque… si no es a aprender… ¿a qué vendríamos entonces?

Bien, diferenciamos tres esferas o «Centros» a nivel psicológico, que es necesario poner en equilibrio para conseguir el anhelado bienestar. Cuando nos armonizamos, todo fluye y no es necesario más. Esto puede llevar a veces una vida o varios años, según mi experiencia. Tenerlo como guía puede ayudarnos a redirigirnos cuando no sepamos hacia dónde caminar.

Los tres Centros de los que hablo son: Emocional, Corporal y Mental.

El Centro Mental se refiere a la parte donde habitan los pensamientos:

  • A un nivel más superficial: pensamientos sobre lo que hacer, decir, cosas pendientes de hacer, etc.
  • Y a un nivel más profundo: aquí residen las creencias, los mandatos. En resumen: las ideas sobre nosotr@s mism@s, las demás personas y el mundo, que configuran nuestra manera de movernos en el espacio y de relacionarnos con el entorno.

El Centro Mental tiene mucha importancia porque en función de los que ocupe este espacio interno, vamos a actuar y a sentir, así que nos conviene trabajar con nuestros pensamientos y las formas son múltiples. Algunas ideas son:

  •  Trabajar con afirmaciones positivas para cambiar pensamientos dañinos por otros más amorosos y por tanto beneficiosos para nuestra vida. Podemos trabajar con afirmaciones escribiendo literalmente el pensamiento/s positivo que queremos instalar en nuestra mente. Por ejemplo: si me doy cuenta que en mi mente está el pensamiento «Yo no valgo», lo puedo cambiar por el mismo en positivo que sería «Soy valioso», «Soy digno de amor», «Tengo derecho a la vida», y todos los que se nos ocurran para cambiar esa programación que nos está haciendo daño. Escribiré, grabaré y escucharé a diario o dibujaré (lo que a cada persona le guste más), ese pensamiento en positivo, que sin duda me va a ayudar a cambiar la programación negativa con la que llevo viviendo durante años.
  • La meditación nos ayuda a calmar la mente, a conectar con el espacio que hay tras nuestros pensamientos. Practicándola de forma continuada lograremos cambiar los pensamientos negativos. Recomiendo aquí empezar la práctica de la meditación al lado de alguien con más experiencia, que nos enseñe la postura y diferentes prácticas para que podamos encontrar las que mejor nos va, ya que cada persona tenemos unas necesidades diferentes en función del carácter.
  • La expresión de cualquier tipo: a través del arte, la palabra. Cualquier acto que nos sirva para poner fuera los pensamientos que tenemos dentro, para evitar así que la energía quede estancada en nuestra cabeza y nos impida vivir la experiencia del cuerpo completo.
  • Caminar, pasear, hacer ejercicio físico adaptado a las necesidades y gustos personales. Nos ayuda también a que los pensamientos negativos tengan menos poder al bajar de la mente al cuerpo y conectar así con nuestra energía expandida.

El Centro Emocional es la parte donde habitan nuestras emociones (tristeza, rabia, dolor, miedo, alegría, poder, amor, ternura, celos, envidia, rivalidad, culpa, asco, excitación, exaltación, etc. ). La manera de dar salida a nuestras emociones es diferente según la persona y la emoción. Lo que a una persona le produce rabia a otra tristeza, lo que a una persona le produce miedo a otra asco y así infinitas posibilidades.

armonizando-nuestros-centros2Una cosa que me parece de gran ayuda es preguntarnos qué nos ayudaba cuando éramos niñ@s a liberar esa emoción. Si tenemos un recuerdo de lo que nos sirvió, entonces vamos a poder utilizarlo y nos ayudará, puesto que las emociones son algo muy primario, más que los pensamientos, y a veces lo que sentimos está propiciado por algún hecho que nos trae recuerdos del pasado y nos sentimos igual (ante una música, un olor, un determinado tono de voz, una manera de hablar, etc.).

La expresión de las emociones de distintas maneras (escribiendo, dibujando, haciendo ejercicio físico, compartiendo con otras personas) nos ayuda a liberarlas y así hacemos espacio interno que sin duda será ocupado por la salud y el bienestar.

Algunos ejemplos de lo que nos puede servir para armonizar nuestro Centro Emocional son:

  • Respirar la emoción, dejárnosla sentir hasta que pase.
  • Expresar a otra persona algo que necesitamos decirle.
  • Para expresar la rabia: Saltar, patalear, tirar piedras, gritar. Todo esto sin dañarnos ni dañar a nadie ni romper nada.
  • Llorar para liberar la tristeza o el dolor.
  • Celebrar o compartir para liberar la alegría.
  • Ejercicio corporal agradable cuando nos invade la nostalgia, el recuerdo, la tristeza.
  • La expresión artística para «sacarnos» la culpa. Podemos pintarla, moldearla con arcilla o plastilina. Podemos hacer un ritual de enterrarla o tirarla después, podemos transformarla en otra cosa o simplemente dejarla en un lugar donde la observemos hasta que aparezca la respuesta de cuál es el siguiente paso.

AA050650.tifEl Centro Corporal –el Cuerpo– requiere una especial atención, porque es el vehículo con el que nos movemos por nuestro mundo. Y en él reside la huella que dejan nuestros pensamientos y emociones. Si no cuidamos nuestro cuerpo será difícil que lo demás funcione. ¿Cómo podemos cuidar este Centro?

  • Cuidando la alimentación. Incluyendo en nuestra dieta alimentos variados y sanos. Más allá de esto están las diferentes dietas para trabajar diferentes aspectos o desajustes. El mercado está lleno de libros sobre nutrición. Conviene, en mi opinión, consultar con especialistas de nuestra confianza a este respecto.
  • Realizando actividad física diariamente. La actividad física dependerá de los gustos y las posibilidades: desde caminar hasta hacer footing, montar en bici, practicar regularmente yoga, pilates, tai-chi, chi-kung o cualquier actividad que sintamos que nos sienta bien.
  • Quiero mencionar aquí la importancia de tratar a nuestro cuerpo con amor: evitemos ejercicio físico con el que nos hacemos daño porque estaríamos agrediendo a nuestro cuerpo. Podemos bajar el ritmo, suavizarlo hasta adaptarlo a nuestra necesidad. Si hay dolor no hay beneficio. Propongo que disfrutemos cuidando nuestro cuerpo.
  • La respiración consciente: el mindfullness, una práctica que vuelve a tener presencia en nuestra sociedad actualmente, se centra fundamentalmente en la respiración y en el movimiento corporal consciente.
  • Evitemos sobrecargarnos de peso, hacer posturas difíciles.

Pienso que la Espiritualidad es una cualidad con la que venimos todos y con la que solemos ir perdiendo el contacto al perder la armonía de los Centros. Entiendo la espiritualidad como la conexión con nosotr@s mism@s, con las demás personas y con el entorno a través de algo que va más allá de lo físico. Cuando estamos armonizad@s, nuestra energía se libera y esa energía nos acompaña y guía en nuestras vidas. Nos llevará hacia donde necesitamos ir, nos podrá en el Camino a las personas que necesitamos encontrar. Y si cuidamos la armonización de nuestros tres Centros no nos faltará la energía para salir al encuentro de las almas que elegimos y nos eligen en este Camino.

Cuando hay desequilibrio que nos impide cuidar de nosotros para estar en armonía, solemos necesitar el acompañamiento terapéutico. Es entonces cuando se hace importante que elijamos a quien nos acompañe respetando quiénes somos y el momento vital en que nos encontramos. Si no hay vínculo, en mi experiencia, no hay sanación. Necesitamos reparar los vínculos dañados a través de vínculos amorosos sanos, en los que sintamos armonía, respeto, amor, cuidado. Es allí donde podemos sanar y encontrar el anhelado equilibrio en y entre nuestros Centros.

Os deseo un feliz reencuentro. El Camino vale la alegría de vivir.

Eva Medina
Psicóloga. Psicoterapeuta Humanista Integrativa
www.escosurapsicoterapia.es