La autosuficiencia prohibida o el zapato que nos aprieta

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Autosuficiencia es una palabra incómoda, me dice una amiga que suena muy mal, que no le gusta nada, es parecida a responsabilidad, y en este mundo ninguna de las dos nos sobran, son palabras en las que muy pocos querrán entrar a menos que les «apriete el zapato». Lo malo es que hoy el gran zapato que nos aprieta a casi todos, es la llamada «crisis» económica.

Y esto de la «crisis» económica o del dinero, es como el pico del iceberg, donde sólo se ve lo de arriba y parece que «todo» lo importante está arriba.

Sólo cuando se bucea, somos capaces de ver que hay mucho más abajo, y que lo de abajo es más importante, es donde está el verdadero poder. El verdadero poder, está en nuestro saber, nuestro tiempo, nuestras emociones, nuestra creatividad, nuestro espíritu y el de nuestros antepasados.

¿Y qué tiene que ver esto con autosuficiencia? Todo

Si echamos un vistazo a la generación de nuestros abuelos veríamos que eran mas autosuficientes, mas libres, veríamos que pocas cosas necesitaban, que poco ensuciaban, que cuidaban mas las cosas, que reciclaban, veríamos cuantas cosas sabían hacer y cuantas menos enfermedades tenían. Nosotros poco a poco hemos ido perdiendo esas facultades, perdiendo nuestro poder y nuestra salud.

Hoy día hay tantas enfermedades llamadas «raras» como dudosa es su procedencia, exceptuando el «castigo divino», si tomamos la mas famosa: el cáncer, ya no sabemos si la causa es un problema sistémico, según Hellinger, si viene de un trauma, según Hammer, o si son los transgénicos, las antenas de los móviles, el microondas, o la crema cosmética del supermercado, la mala alimentación, o todo junto. Los múltiples factores van en aumento.

¿Cómo es eso? si supuestamente somos mas «listos» que nuestros abuelos.

Ellos no tenían ni microondas, ni tetrabric, ni frigorífico, ni televisión, ni internet, ni wifi, ni teléfono, ni, ni…podríamos seguir.

Y tampoco hace falta renunciar a todas esas comodidades que sí nos gustan a todos, pero también conviene recordar los oficios y trabajos que antes eran cotidianos, recuperar saberes que hoy, para muchos, se han convertido en una forma de «ocio», pero que quizás vuelvan a ser otra vez modos de vida.

Si lo miras con ojos atentos es una de las soluciones mas sensatas; ya que sólo podemos cambiar lo que está en nuestras propias manos.

En nuestras propias manos está el controlar lo que usamos, lo que comemos, lo que adquirimos y la dirección que damos a nuestra energía, y a nuestro dinero, en este sentido hemos ido perdiendo el control, al alejarnos de lo básico, al volvernos cómodos, perezosos, olvidando la conexión con la naturaleza.

Y la naturaleza es la obra de dios o como quieras llamarlo…y ser dios significa ser el creador tu propia realidad.

Volvamos a ser creadores y creativos: La creatividad y la autosuficiencia van de la mano, como una pareja feliz que se complementa y se ríen juntos. Convirtámonos en los creadores de la cosas cotidianas, de las cosas simples, cercanas y ordenadas y que nos cuidan: creemos nuestra vida cada día, en todos los sentidos. Porque si no lo hacemos nosotros, otros lo harán.

Autosuficiencia es creatividad y solución.

Porque cuanto mas lejos se haya producido lo que consumimos, mas sufrimiento, exclavitud y menos saludable será. No tiene sentido producir lejos lo que hay cerca, excepto el sentido de producir beneficios sólo a unos pocos y ese beneficio no será ecológico, ni real.

Cuanta mas larga es la cadena de producción de algo, mas se convierte en algo que aprieta, por eso se llama cadena. Al reducir la cadena se gana en libertad, algo muy obvio.

La máxima de «consume local», debería estar en nuestras mentes todo el día.

Así hacían antes nuestros abuelos, que eran mas creativos, mas autosuficientes, mas sabios, eran los últimos alquimistas… Toca reconocer que nos hemos pasado de la raya, y que de tanta ciencia y tan poca conciencia, hoy pagamos el pato.

Para poner un ejemplo de alquimimia cotidiana al que no damos ninguna importancia: el jabón

De un producto alcalino y otro ácido se consigue un producto neutro: aceite + Sosa = jabón (un producto neutro equilibrado que se lleva la suciedad). Sería la fórmula del jabón básico de la abuela.

Esta fórmula del alcalino – ácido me recuerda al ying y el yang, el equilibrio entre todas las cosas, es como el polo positivo y el polo negativo que enciende la luz, como lo masculino y lo femenino que hace nacer la vida.

Y tú ¿Sabrías hacer una pastilla de jabón? Nuestras abuelas, la mayoría sí sabían, y si además eran de los que vivían en un entorno rural, sabían producir sus verduras, sus panes, sus conservas, para todo el año, hacían su ropa, etc., una familia con unos pocos metros de tierra podían hacer mucho.

Si a la mayoría de nosotros nos dejaran con lo que tenían muchos de ellos ¿Qué sabríamos hacer? No te pregunto ya si nos dejaran en una isla desierta, como aquella de Tom Hans en la película «Náufragos» ¿Cuánto resistiríamos?

¡Ah! Pero eso es supervivencia, no llegamos a eso, el no podía escapar de la isla. Sería algo así como «autosuficiencia extrema».

Si, pero la mayoría vivimos en ciudades, no somos náufragos, pero tampoco podemos «salir de la ciudad» ¿Qué podemos hacer para ser mas autosuficientes, mas libres y mas sanos y recuperar el control?

Recursos cotidianos sin tener que escapar

La economía real, la buena para todos es ecológica también, y si no no es. Reciclar es un modo: Si volvemos al ejemplo del jabón, ya partimos de que es un producto que puede hacerse de aceites usados, ya estamos, reciclando, ahorrando dinero, y no contaminando.

Con un litro de aceite te salen aproximadamente 12 pastillas de buen tamaño, teniendo en cuenta que ese aceite ya no era comestible, su costo puede ser considerado a casi cero, pero equivaler a: un bote de lavaplatos + varias pastillas de lavadoras + algún friegasuelos. Un kit de limpieza todo en uno.

Esto es solo un ejemplo de los pequeños gestos que nos pueden devolver algo de control en nuestra salud, y en nuestro bolsillo. Dos temas que nos importan a todos

Salud diaria, cuestión de hábitos

autosuficiencia prohibida3Si nos ocupamos de nuestra alimentación, vemos que la mayoría de las cosas que llevan conservantes y aditivos no los necesitan, serían mas sanos sin ellos. Y podemos hacer nuestros propios panes, conservas, mermeladas, quesos, macerados, de forma natural, etc. que no cuesta tanto, son sólo hábitos.

Yendo mas allá, podemos acceder a mini-huertos en nuestras terrazas, y a cultivar nuestras verduras o aromáticas… y cada vez mas se ha puesto de moda el alquiler de huertos, para los mas avanzados. Asi ganaremos salud.

Ademas si producimos nuestros propios jabones, cremas, ungüentos, champús, colonias, etc., resulta que nos podemos ahorrar alguna dermatitis, alergias y demás problemas de piel. Mas salud.

Si aprendemos nuestros propios remedios básicos naturales, nos ahorraremos intoxicaciónes y efectos secundarios, etc. y veremos que muchas de las visitas a la Seguridad Social y a las farmacias, serían innecesarias teniendo un mínimo de conocimiento de nuestro cuerpo y nuestra mente.

Ganando el poder

Las cosas son sencillas cuando se saben hacer, y complicarlas nos separa de lo original, de la esencia. El buscar lejos y fuera lo que tenemos cerca y dentro es lo que causa la enfermedad del hombre.

Cada vez que recuperamos un saber olvidado, recuperamos un valor de generaciones atrás y es un modo de honrar a nuestros antepasados, este acto contribuye incluso a nuestra mayor autoestima.

Ser los creadores de nuestros elementos cotidianos nos empodera y nos convierte en alguien mas libre, y la palabra libertad es clave.

Recordar es importante porque lo malo no es «no saber», si no «no saber que no sabemos. Es hora de recordar, de escuchar el pasado para no errar en el futuro. La auto-sufi-ciencia se convierte en un tema necesario para que haya futuro.

Según John Seymour: «Autosuficiencia no es retroceso a un pasado idealizado en el que las personas se afanaban por conseguir los alimentos por medios primitivos, es el progreso hacia una nueva y mejor calidad de vida, hacia una vida más grata que el ciclo superespecializado del mundo laboral de nuestra sociedad, hacia una vida que devuelve al trabajo el aliciente y la iniciativa diaria, que trae consigo variedad, grandes éxitos en algunas ocasiones y enormes fracasos en otras. Significa la aceptación de una responsabilidad plena por lo que se hace o lo que se deja de hacer y una de sus mayores compensaciones es la alegría que nace de ver el desarrollo completo de cada tarea, desde sembrar el propio trigo hasta comer el propio pan».

La autosuficiencia es economía, es ecología, es salud y es libertad, influye en ese zapato de la «crisis» del que hablamos al principio, en esa economía «global» que es «todo», menos de todos; y a esa economía que no es de todos, no le gusta que seamos creativos, ni autosuficientes, ni sanos, ni libres…

Por cierto, ¿libres? Mientras muchos hablan de energía libre, el precio de la luz sube otra vez, hace poco en España se prohibió usar paneles solares «libremente», se anuncian multas por utilizar energías renovables, una forma de «privatizar» la luz del sol. La situación se pone «interesante».

Por eso pienso que hay que darse prisa en recordar, en desandar, en volver a la esencia y a la naturaleza de las cosas, porque el mundo cambia rápido, y ser autosuficientes… empieza ya a estar prohibido.

Lola C. Belmonte
OBIOMA. Escuela de Autosucificiencia
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