Con la intensa crisis económica que ha mermado los bolsillos de la población, los altos impuestos que el tabaco de cajetilla ha experimentado y la Ley Antitabaco, el tabaco de liar ha sufrido un aumento asombroso en los últimos tiempos en nuestro país. Durante el año 2010, este tipo de tabaco ha visto aumentado su consumo en un 60 por ciento, y si contamos desde el año 2007, en el que arranca la Ley Antitabaco, su consumo se ha incrementado en un 200 por ciento.
El hecho de que sea más barato y de que los consumidores vean este tipo de tabaco como menos dañino parecen ser las principales causas de este despegue en su venta. Sin embargo, al menos en lo segundo, no se está en absoluto en lo cierto. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), se ha dado prisa al alertar a la población de que el tabaco de liar es «al menos tan dañino para la salud como el tabaco manufacturado». Así lo afirma el neumólogo José Ignacio de Granda Orive, ex coordinador del Área de Tabaquismo de SEPAR, que es el coautor de esta revisión basada en diferentes estudios.
Además de ser igual de dañino, SEPAR alerta de que este tipo de tabaco contiene un 22 por ciento más de aditivos que el tabaco de cajetilla y es más adictivo. Una de las principales razones para que esto sea así es que los consumidores no tienen incentivos para dejar de fumar ya que no consideran que lo que estén haciendo sea tan perjudicial como lo que hacen las personas que fuman tabaco manufacturado.
Los autores sostienen que el auge del tabaco de liar no se basa en una moda sino en una buena estrategia de ventas por parte de las tabacaleras para no perder mercado.
No sólo se ha visto este efecto en nuestro país ya que tanto Estados Unidos como Canadá, Reino Unido, Australia, Francia o Noruega también han observado un alto incremento en el consumo de tabaco de liar.