Te acaricio el alma. Recursos para el masaje infantil

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Desde el masaje favorecemos el desarrollo integral y armónico del niño

El masaje infantil es una vía de conocimiento, entendimiento y comunicación. Desde el masaje favorecemos el desarrollo integral y armónico del niño. Entendido así, se convierte el dar masaje en un arte, transmitido de forma tradicional en muchas culturas y que poco a poco va encontrando su espacio en occidente, cuanto más descubrimos sus múltiples beneficios en los diferentes ámbitos de aplicación.

Tanto en la prevención, en la educación, reeducación y terapia el masaje en la infancia puede ser una herramienta fantástica que nos acerca en la relación con el niño.

Si nos metemos en el útero materno y observamos el desarrollo ontogenético del embrión se forman tres capas germinales que van a dar lugar a todos lo órganos y tejidos del cuerpo. Estas son el endodermo, mesodermo y ectodermo.

El endodermo es la hoja germinal que se desarrolló primero y da lugar a los órganos internos como boca, esófago, pulmones, estómago, etc.

El mesodermo conformará la pleura, el peritoneo, el pericardio, glándulas mamarias, músculos, huesos, vasos sanguíneos, etc.

La hoja germinal externa, el ectodermo, creará las células nerviosas del sistema nervioso central, la epidermis, periostio, recubrimiento del estómago, etc.

Luego la piel y el sistema nervioso central se forman a la vez desde la misma hoja germinal. Es por esto, que cuando tocamos al otro, además de tocar su piel estamos acariciando su alma.

La piel es el órgano más grande y pesado que tiene el cuerpo humano. Nos muestra con su color y textura las emociones que estamos viviendo. Escuchamos en ocasiones: ¡Se quedó blanco!, ¡le sacaron los colores!, ¡le pusieron verde!, ¡se puso de todos los colores!… La Ira, la tristeza, el miedo, el asco o la alegría son emociones básicas que se manifiestan a través de nuestra piel.

El sentido del tacto fue el primero en formarse en nuestro período embrionario. Hacia las 7 semanas de vida comienza a tener sensibilidad en la zona de la boca. Poco a poco el resto de la cara, las palmas de las manos, el tórax,… y así, ya en el período fetal, hacia las semana 12 se ampliará a toda la superficie del cuerpo. Exceptuando la coronilla y la espalda que tendrá sensibilidad hacia la mitad de la gestación. Sin embargo, la sensibilidad al dolor llegará en el último trimestre de embarazo, hacia la semana 29 cuando estén plenamente desarrollado el entramado de conexiones neurológicas necesario para la percepción del dolor.

La madre establece con el bebé intrauterino un diálogo tónico-emocional durante toda la gestación. Los intercambios tónico-posturales que realiza el bebé están en acople con las sensaciones tónico-emocionales y los cambios posturales que realiza la madre.

Los movimiento del bebé le producen sensaciones táctiles en contacto con el líquido amniótico, desde las vibraciones de éste, el tono de las paredes uterinas, … además, desde fuera la madren le va a ofrecer con el masaje a su ¡barriga! y la haptonomía, todo un mundo de relación y comunicación a través de la piel.

En la naturaleza observamos como las crías son lamidas por sus madres tras el momento del nacimiento. El primer masaje que recibirá el bebé será pasar por canal de parto.

Es por esto que cuando ha nacido el bebé necesita contención y contacto piel con piel. Las manos que reposan le recuerdan su estancia en el útero, siendo estos pases de masaje los más favorecedores en las primeras semanas de vida.

En torno al mes, y a medida que el bebé y su familia están adaptados, descubrirán el momento para iniciar otros pases de masaje.

A medida que el niño va creciendo y madurando, cuando su atención se va a conocer nuevos espacios, objetos, personas, realizar el masaje puede llegar a ser todo un reto para el adulto.

Encontrar recursos que nos acercan, nos colocan en disponibilidad corporal, y nos descubren facilitará que podamos trabajar con el niño, ya que su vida es a través del juego.

En ocasiones descubrimos grandes profesionales con los adultos que encuentran su límite profesional al entrar en relación con los niños. Podemos justificarnos de muchas maneras como:¡ no me gustan los niños, no me llevo bien, su cuerpo en tan pequeño, quizás estamos poniendo resistencias a lo que realmente nos produce estar con ellos.

Cuando estamos a la escucha de nuestras sensaciones, de las vivencias que nos genera la relación con el niño podemos descubrir la manera de acercarnos. Cada niño tiene su propia puerta y para descubrirla necesitaremos estar en observación y a la escucha de sus producciones.

Según el momento evolutivo del niño, estará más receptivo a recibir masaje o por su necesidad de descubrir el mundo, podrá elegir explorar otros espacios y objetos que le invitan al movimiento y no tanto a permanecer. Conocer canciones, cuentos, poesías que favorecen el masaje en los niños y niñas más mayores podrá facilitar el trabajo del terapeuta a la vez que nos acerca al niño.

Los recursos han de facilitarnos que podamos:

  • Acercarnos al masaje como vía de conocimiento, entendimiento y comunicación con el niño para favorecer el desarrollo integral y armónico.
  • Nos faciliten el descubrir la disponibilidad corporal del niño a recibir el masaje.
  • Nos inviten a adaptar el masaje al momento evolutivo del niño/a.
  • Favorezcan que podamos descubrir nuestras vías de comunicación verbales y no verbales y desarrollar nuevos aprendizajes.

Los niños que se sienten escuchados, respetados en sus tiempos, en su espacio, en la relación con el otro,… generan un vínculo de apego que les invita a explorar el mundo con seguridad y confianza.

Cuando el niño es acompañado en este proceso de descubrimiento de sí mismo y del mundo que lo rodea, cuando siente que al estar a su lado recorremos juntos el camino, sin que le llevemos por donde el otro quiere, cuando respetamos sus tiempos, cuando reconocemos sus capacidades, es entonces cuando se ha creado un vinculo de apego con el otro que le posibilita, le capacita y le da libertad para seguir explorando, conociendo, experimentando, vivenciando, etc.

Y desde ahí, el terapeuta corporal podrá realizar sus terapias manuales sintiendo al niño cercano y receptivo.

Con la poesía titulada «Mis dedos caminan» estamos dando tiempo y espacio para que el niño se prepare al masaje. Además la propia poesía está pidiendo permiso para continuar o parar.

Esta poesía dice:

«Mis palmas caminan, mis dedos caminan, mis manos caminan por tu cuerpo ¡Sí!
Dime si te gusta, al pasar mis manos, dime si te gusta o yo paro aquí!.»

Otra poesía como es «Dame un abracito» nos invita a calentar nuestras manos delante del niño, mostrando nuestro deseo de darle masaje. Además, el juego de manos realizado con el niño establece y genera un vínculo.

«Chincha que te chincha, chincha que te chon.
Chincha que te chincha, chincha que te chon.
No me gusta chincha, no me gusta chon
Dame un abracito de tu corazón.
Pega que te pega, pega que pon.
Pega que te pega, pega que te pon.
No me gusta pega, no me gusta pon.
Dame un abracito de tu corazón.»

El final de la poesía dice:

«¿Quieres que estás manos que ya son amigas te acaricien el alma y te den un masaje lleno de amor?»

Esta manera de acabar está de nuevo invitando al niño a participar en el masaje dando su permiso para continuar.

«El cuento de la araña y el ratón» hace partícipe al niño. Siendo la araña la mano que realiza el masaje. Para ello podemos pintar en nuestra mano unos ojos, una araña para que nuestros dedos sean las patas de la misma. El otro personaje del cuento, el ratón será el niño.

Dice una estrofa del cuento cantado:

«Una araña se posó en la cabeza del ratón. El ratón al darse cuenta su cabeza sacudió»

Cuando la araña se posa en cualquier parte del cuerpo del ratón, aprovecha para realizar el masaje. En la parte de la canción que dice : «el ratón al darse cuenta su cabeza sacudió» la mano viaja a otra parte del cuerpo para ser masajeada, aprovechando el juego delniño, desde su sacudida.

Paz García Sola
Formadora de Psicomotricistas en los centros Psicopraxis. Especialista en Maternidad y Masaje en la infancia
m.pazgarciasola@gmail.com