El Masaje Tradicional Tailandés o Nuat Thai, como se le conoce en Tailandia, es una de las formas más antiguas de masaje que existe, ésta se caracteriza por incorporar entre sus técnicas estiramientos asistidos que recuerdan las posturas de yoga, también se realizan balanceos rítmicos y presiones suaves a lo largo de las líneas energéticas Sen, con la finalidad de liberar la tensión física y abrir el flujo de la energía vital, mejorando la circulación sanguínea y linfática e incrementando las funciones del metabolismo en general, a la vez que se aumenta la flexibilidad del receptor y su capacidad de movimiento, previniendo las lesiones ocasionadas por la rigidez articular.
LOS ORÍGENES
Este masaje se desarrolla y evoluciona en Tailandia, dentro del contexto de la tradición monástica del budismo Theravada. Sin embargo procede del norte de la India y de acuerdo con la tradición su creador fue el legendario doctor Jivaka Kumar Braccha, quien según los textos budistas más antiguos está identificado como médico de la comunidad de monjes que acompañaban a Buda y amigo personal de éste. También se ha enriquecido por una evidente influencia de la medicina tradicional China, como denota la estimulación de los puntos de energía, que se encuentran a lo largo de los senderos energéticos que recorren el cuerpo. El gran mérito de la cultura Tailandesa ha sido reunir en perfecta armonía las dos principales medicinas orientales para crear un masaje único, el cual tiene características propias que se fundamentan en los principios energéticos y en una concepción holística del ser humano, teniendo como objetivo principal reequilibrar la energía vital o prana para alcanzar una armonía física, mental, emocional y espiritual.
VISIÓN ORIENTAL
Partiendo de la visión oriental del cuerpo humano, según la cual una energía vital fluye por senderos invisibles que surcan verticalmente el cuerpo, en el masaje tradicional Tailandés se han seleccionado e identificado diez canales energéticos, denominados líneas Sen, equivalentes a los meridianos de la acupuntura o a los Nadis de la medicina Ayurvédica. El trabajo en estas líneas es suficiente para realizar un tratamiento completo, con el que se busca estimular la circulación energética y liberar los posibles bloqueos existentes.
LAS TÉCNICAS
Las técnicas utilizadas en la aplicación del masaje tradicional Tailandés son básicamente las presiones con las manos, los codos, las rodillas y los pies que se aplican conjuntamente con los estiramientos asistidos, éstos deben de ser lentos y sostenidos, facilitando una mayor apertura articular y energética. La secuencia de los movimientos que se desarrollan en una sesión involucra a la totalidad del ser humano en sus aspectos más vitales, y establece una conexión con el cuerpo, la mente y las emociones. Una actitud consciente y atenta al realizar las posturas, las presiones y los estiramientos permiten alcanzar, con suavidad y precisión, los beneficios potenciales de este trabajo corporal. En el masaje tradicional Tailandés el dador utiliza todo su cuerpo y su energía vital en función de la persona que recibe el masaje. En este sentido, ha de tener presente la totalidad del receptor, estar atento a su postura, su respiración y sus movimientos.
LA FINALIDAD
Este masaje se utiliza como tratamiento curativo y preventivo, ya que con él se logra alcanzar el equilibrio de los órganos internos, del mismo modo proporciona bienestar al liberar la tensión generada por las emociones contenidas y armoniza los aspectos psicofísicos y sutiles del ser humano. El hecho de que el masaje tradicional Tailandés se haya desarrollado dentro del marco de la comunidad del budismo Theravada, le confiere un carácter profundo de entrega y meditación, que lo convierte en una aplicación de los cuatro estados sublimes del alma o brahma-viharas, que según los principios budistas son necesarios para alcanzar la felicidad:
- Metta – Amor benevolente, generosidad y deseo de hacer a otros felices.
- Karuna – Compasión por los que sufren con el deseo de aliviar sus sufrimientos.
- Mudita – Alegría y regocijo con los que tienen buena fortuna, sin sentir envidia.
- Upekkha – Ecuanimidad y deseo de ayudar, sin prejuicios ni preferencias.
LA SESIÓN
Una sesión de masaje tradicional tailandés se recibe con ropas cómodas y holgadas, que permitan realizar los movimientos con libertad y sin las limitaciones de las prendas ajustadas. Ésta se desarrolla de una manera secuencial y dinámica, estableciendo un ritmo pausado en cada movimiento, acompañados con una respiración consciente, tanto del receptor como del dador, el practicante se adapta a las necesidades del receptor y sobre todo a su flexibilidad, respetando siempre hasta donde éste puede llegar.
El masaje se realiza en el suelo con el receptor tendido sobre un soporte acolchado, dispuesto para este fin, puede ser útil una colchoneta, unas mantas dobladas o un futón. Una sesión completa de masaje tradicional tailandés puede durar de hora y media a dos horas, en ella se trabaja en las cuatro posiciones que se le hace adoptar al receptor: boca arriba, de lado, boca abajo y sentada. De esta manera se podrán trabajar eficazmente los cuatro elementos que engloban el estado interior, exterior y psico-espiritual de la persona, que se encuentran relacionados con las partes sólidas del cuerpo, los fluidos, la temperatura y la vitalidad física y mental.
Se comienza en la posición boca arriba que es quizá la más importante porque involucra a todo el cuerpo y expone las partes más sensibles del ser humano. En esta posición se trabaja desde los pies, con presiones suaves y rítmicas, siguiendo el recorrido de las líneas energéticas, a la vez que se relaja el sistema nervioso y se induce a un estado de apertura. A continuación se realiza una extensa serie de estiramientos en las piernas, con diferentes presiones, utilizando los pies, las manos, las rodillas y los antebrazos. Antes de llegar a los brazos se trabaja el abdomen y el pecho con suaves presiones circulares y estiramientos específicos, para estimular esta zona que es el refugio de la energía vital y que está relacionada con las emociones y con la alegría interior.
En los brazos y en las manos se ejercen presiones con los pulgares, siguiendo el recorrido de las líneas de energía que pasan por el lado interno y externo de ellos, así como también torsiones suaves que liberan los posibles bloqueos energéticos.
Al finalizar la posición boca arriba, se le pide al receptor que se tienda de costado, inicialmente sobre su lado izquierdo. En esta posición se trabajan más cómodamente las líneas energéticas de las piernas y de la espalda. También se realizan estiramientos que involucran las largas cadenas musculares, alcanzando de este modo los niveles más profundos de energía. Para continuar en la posición boca abajo, en la cual se le da una atención especial a las piernas y a la espalda, que están relacionadas con la estabilidad, el equilibrio y la fuerza vital. Al llegar a este punto, se realizan poderosos estiramientos que nos recuerdan las posturas de Yoga, siendo sorprendente como el cuerpo, cuando es asistido, logra alcanzar una mayor flexibilidad y apertura articular, que permite desarrollar todo el potencial energético y fortalecer el sistema nervioso.
Para finalizar se trabaja en la posición sentada, llevando al receptor a esta postura sin ningún esfuerzo. En la parte alta de la espalda se realizan presiones con los pulgares y a los lados de la columna vertebral con la planta de los pies, a la vez que se efectúan estiramientos de los brazos. También se hacen torsiones y desbloqueos estructurales, que facilitan el flujo de energía y la liberación de la tensión física.
La sesión termina con presiones suaves en las líneas de energía que se encuentran en el cuello, la cabeza y la cara, permitiendo liberar el estrés y restableciendo el flujo de la fuerza vital entre el cuerpo y la cabeza.
LA TRADICIÓN
En Tailandia, la práctica del masaje tradicional Tailandés constituye la esencia de un conocimiento ancestral, inherente a su cultura, que ha sido trasmitido de generación a generación, dentro del ámbito del budismo theravada. Por eso el masaje tradicional tailandés se encuentra enmarcado dentro de este aspecto espiritual, que le confiere una actitud de meditación y entrega, que se manifiesta durante todo el masaje y principalmente al inicio y al final de la sesión, donde según la tradición, se realiza una reverencia, con las manos unidas, como símbolo de respeto, agradecimiento y consideración hacia la otra persona. Unir las manos es unificar la energía y ser conscientes de las fuerzas complementarias.