A veces después de una discusión o un enfrentamiento con personas queridas, de una pérdida, de recibir una reprimenda, etc., nos quedamos en un estado de “bajón”, como deprimidos/as y esto permanece desde unas horas hasta periodos de tiempo mucho más largos. La sensación es casi dolorosa y no hay modo de salir conscientemente de ella, por más que nos esforcemos. A estos estados nos referimos cuando hablamos de vagotonía. Después de haber vivido un estrés nuestro sistema inmune nos regala su recuperación con estos estados aparentemente “incómodos” si no se sabe de qué se trata y para qué los estamos viviendo.
Vagotonía
Es un estado de excitabilidad anormal del nervio vago, con alteraciones de la función de los órganos en que ramifica e inerva este nervio principalmente del corazón, los bronquios, el estómago y los intestinos. La vagotonía, es pues, un estado desordenado del organismo que se caracteriza por un predominio del sistema nervioso parasimpático que implica una serie de trastornos como bradicardia, aumento de la sudación de las extremidades, aumento de la salivación, síncope, hiperclorhidria, estreñimiento seguido de ataques de diarrea, reducción de la actividad respiratoria, miosis, etc. Es el predominio de la parte parasimpática del sistema nervioso autónomo sobre la actividad de la parte simpática
En la fase del conflicto activo o simpaticotonía, el organismo moviliza todos sus recursos para, en un intento de superarlo, reequilibrarse y sanarse. Después, en la fase de reparación, el organismo buscará la máxima tranquilidad para lograr su objetivo de reequilibrarse, que es lo que llamamos un proceso de recuperación para restablecer el equilibrio físico o vagotónico.
El nervio vago
También llamado neumogástrico, es el décimo de los doce pares de nervios craneales. Nace del bulbo raquídeo e inerva la faringe, el esófago, la laringe, la tráquea, los bronquios, el corazón, el estómago, el páncreas, el hígado y vísceras; irriga la arteria mesentérica superior por plexos periarteriales que llegan a los plexos mientéricos o de Auerbach donde se localizan las fibras postsinápticas parasimpáticas.
Sobrellevar la vagotonía
Nuestros biorritmos tienden a disminuir a partir de las 19 h, dependiendo de la franja horaria y alrededor de las 22 h se desencadena normalmente el impulso máximo de la vagotonía. El nervio vago es el más poderoso nervio del organismo: no hay manera de vencer al sueño. Ese es nuestro ritmo ancestral: los humanos somos animales fundamentalmente diurnos, en nuestro código biológico de comportamiento desde hace más de cuatro millones de años, está grabado que debemos cazar, recoger frutos, actuar de día y reposar de noche. Es durante la noche que todo está automatizado para que el organismo concentre su trabajo en el tubo digestivo y distribuir todas los nutrientes para utilizar dicha energía para el día siguiente.
Tenemos menos actividad cerebral, cardíaca, respiratoria, etc. Es normalmente durante la noche que toda enfermedad se acentúa más porque es durante la fase de vagotonía cuando nuestro sistema inmune repara mejor y podrían originarse más edemas o lo que sería lo mismo decir, que para la fase de recuperación entramos en un proceso inflamatorio donde todos los mecanismos de autorreparación y defensa actúan. Se puede hacer algo para reducir esos edemas para que sean más soportables, pero sólo reducirlos porque si, se impide que actúe la recuperación natural y no se suele lograr la reparación, puesto que los elementos re-constitutivos no llegarán a reparar.
En las fases más agudas o fases calientes de vagotonía, las personas afectadas llegan a sentir grandes cefaleas, como que su cabeza está “aplastada” por edemas biológicos, cansancio extremo, sensaciones gripales, dolor de huesos o un agravamiento del síntoma, etc., en este momento es cuando deberíamos actuar con nuestras herramientas, para que en todo momento quien esté viviendo un proceso vagotónico sea consciente para qué y por qué le sucede. De esta forma será más liviano y tendrá un aprendizaje detrás de los síntomas.
La fase activa del conflicto o simpaticotonía (fase-CA)
Un conflicto inesperado, interrumpe inmediatamente el ritmo normal día-noche, e inicia la fase activa del conflicto. El choque dispara el inicio de un Programa Biológico Especial y significativo, que permite al organismo (psique, cerebro y órgano) incrementar el funcionamiento diario y enfocarse de lleno en contender con la situación imprevista. Lo podemos llamar Bioshock, impronta o fase de estrés donde por un proceso emocional, nuestra amígdala cerebral se detona, repartiendo neuropéptidos (que es la segregación de químico a través de una e-moción = energía en movimiento) en la que va a desencadenar una serie de síntomas relacionados con el estrés de uno o varios momentos de estrés.
- Nivel Psíquico: La fase activa del conflicto es experimentada como estrés emocional y ocupación mental constante sobre el conflicto.
- Nivel Vegetativo: Durante la fase activa del conflicto el sistema nervioso se encuentra en simpaticotonía constante, un ritmo como de día continuo. Insomnio, falta de apetito, pérdida de peso, ritmo cardiaco acelerado, presión sanguínea elevada, disminución del azúcar en la sangre, o náuseas son los síntomas típicos de esta fase A esta fase se le llama también fase fría, porque durante el estrés los vasos sanguíneos se constriñen dando como resultado piel, manos y pies fríos, temblores, escalofríos, sudores fríos. Desde un punto de vista biológico, el tono de estrés prolongado, particularmente las horas extras en vigilia y la preocupación por el conflicto, generan condiciones ideales para resolverlo.
- Nivel Cerebral: La lesión en el cerebro o Foco de Hamer aparece en un escáner cerebral como un grupo de anillos definidos en diana. La localización de la lesión está determinada por la naturaleza exacta del conflicto. El tamaño, por la intensidad y duración del conflicto.
- Nivel Orgánico: Los órganos dirigidos por el cerebro antiguo (tallo cerebral y cerebelo) tales como el colon, los pulmones, el hígado, o las glándulas mamarias, muestran multiplicación celular (crecimiento tumoral). Los órganos dirigidos desde el cerebro (médula cerebral y corteza cerebral), tales como los huesos, los nódulos linfáticos, los bronquios, o el cérvix, muestran decremento celular en forma de osteolisis, necrosis o ulceración.
Conflicto pendiente
Si no somos capaces de resolver el conflicto, o si no se puede alcanzar una solución viable (Ej. No podemos dejar nuestro trabajo o una relación triste), tenemos la oportunidad de degradar conscientemente el conflicto, ya sea de manera intelectual, psicológica o espiritual. Degradando el conflicto disminuimos su intensidad y, consecuentemente, los síntomas tanto a nivel cerebral como orgánico. Hemos de tener en cuenta que existen diferentes tipos de estrés, el efecto misíl son situaciones que vivimos de forma inesperada o el efecto jarra, que son como situaciones permanente, gota a gota, lo que se llamaría como efecto crónico o enfermedad crónica. Realmente nuestro sistema no “enferma” por sí sólo, ni nada es para toda la vida, a menos que el conflicto externo emocional no se solucione.
Curación pendiente
Un conflicto que está continuamente en resolución debido a recaídas repetitivas se denomina una curación pendiente. Por lo tanto en la Nueva Medicina Germánica®, reconstruye el evento del DHS (Síndrome Dirk Hamer, nombrado por el Dr. Hamer con el nombre de su hijo) junto con todas sus pistas es una medida terapéutica significativa.
Normotonía o eutonía
Es el estado de nuestro ritmo normal día-noche de forma equilibrada y natural. Al completarse la fase de curación se restablecenla normotonía y el ritmo día-noche normal. Después de la fase de curación los tejidos y órganos involucrados son más fuertes que antes. Éste es de hecho el propósito biológico. Debido a que el conflicto particular es ahora un punto vulnerable, el tejido fortificado sitúa al individuo en una posición mucho mejor en caso de cualquier repetición de otro DHS de esa naturaleza.
Cuadro sinóptico sobre las Fases de la enfermedad.
Consejos para comprender y acompañar al estado de vagotonía
No asustarse ni asustar, no entrar en pánico. De este modo, evitamos el sobre estrés y que se ejecute un nuevo programa para gestionarlo y que la enfermedad de agrave, dando inicio a una nueva enfermedad.
Debido al ritmo ancestral del ser humano, en el código de comportamiento el ser humano es diurno y durante la noche está automatizado para que haya menos actividad. Es el momento en el que la vagotonía será más fuerte, habrá más retenciones de líquidos (edemas de reparación) y el proceso inflamatorio más elevado, por lo que dependiendo de algunos órganos y/o tejidos puede parecer una fase “dolorosa” o incómoda. Estos edemas son potencialmente saludables y se pueden absorber en parte y lentamente, a ritmo biológico, de otro modo la persona verá entorpecido el proceso de reparación y no podrá beneficiarse de los edemas. Hay que colaborar con el proceso de vagotonía para que se vuelva soportable y saludable. Tomar mucho líquido para poder restablecer la corriente neuronal, comidas saludables y alimentos de fácil asimilación como sopas, frutas, etc. Descansar la mayor parte del tiempo posible y de esta forma ayudaremos al proceso vagotónico a restablecer el equilibrio. Lo más importante es usar estos momentos de respeto al proceso para ser conscientes de que me está enseñando mi cuerpo, que situaciones reales o simbólicas en nuestras relaciones, sociales, familiares, con el mundo y sobre todo con nosotros mismos.
Durante esta fase de reparación “me ocupo de mí, me cuido”, esto es muy importante, espacios para la lectura, meditar, reflexionar, etc. Conviene irse a descansar con el corazón sereno es parte de las necesidades curativas. Evitar cualquier tipo de conflicto y confrontación, apartarse de las personas y situaciones que generen estrés.
El descanso nocturno y la siesta, son muy importantes. Conviene tener actividad en el día para que sea posible descansar durante la noche.
Ayuda alimentarse de manera sana y ligera, verduras, ensaladas, etc., alimentos que sean de fácil asimilación. Es mejor comer ligero y no utilizar muchas calorías para digerir y que esas calorías las emplee tu organismo en sanarse, mejor que en digerir y en metabolizar. Se debe evitar el alcohol y otros estimulantes y drogas.
Se puede recurrir al uso de remedios florales como las flores Vida Sana, de Canarias, flores de Bach, remedios cuánticos, homeopatía, usar terapias energéticas,etc. Es importante no eliminar por completo los síntomas, pues estos se Irán mitigando y desaparecerán sólo cuando el cerebro sepa que es el momento adecuado para ello, suelen ser entre 3 y 7 días de los procesos de estrés, improntas o bioshock. Si hay síntomas, es porque el cerebro lo necesita para evidenciar que todavía no se ha resuelto y terminado el proceso, vale la pena confiar en nuestro cerebro. Si hay dolor es para obligarnos a descansar. Si hay edema es porque es necesario para reparar, etc. Los procesos evolutivos de nuestra especie duran desde hace millones de años y son uno de los más increíbles fenómenos de la vida, por consiguiente merecen que confiemos y creamos en ellos.
Es importante recordar que en la fase de vagotonía existen dos fases, una “exudativa” que es la que el cuerpo nos obliga a parar o como se construyó él mismo y la “cicatricial” que es cuando los tejidos y órganos se reconstruyen totalmente porque ya hemos solucionado el problema externo emocional que fue el que desencadenó el estrés y por consiguiente la fase de recuperación. Por ejemplo: Si una chica tiene problemas de comunicación, le cuesta expresar lo que siente, y vive repetidamente situaciones en las que se siente incómoda, o incluso le enfadan o siente rabia por no poder expresarse, lo más común es que la somatización se vea reflejada en las cuerdas vocales con afonía, cervicales, amígdalas, etc.
Si esta chica se da cuenta de su conflicto, aprende a expresar y en situaciones que le creaban estrés ya no se lo causa, el efecto vagotónico de sus síntomas pasará de la fase inicial de la vagotonía exudativa a la cicatricial. Si de otro modo, ella no pone solución a aquello que le impide expresarse siempre estará viviendo el mismo conflicto y no pasará de la fase exudativa, o lo que es lo mismo se le denominará como “enfermedad crónica” lo que podemos entender que la enfermedad no es crónica, nuestro cuerpo no quiere estar en desequilibrio para siempre. Es el conflicto externo que hace que ella actúe siempre de la misma forma repetitiva.
En los procesos de vagotonía, la información que ha de aportar el terapeuta es fundamental y la comprensión y la paciencia del paciente es esencial.
Fernando Bernal y Silvia Montes
www.centrovidasana.com
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