Vaya por delante que, para mí, existe una única medicina que es la Medicina con mayúsculas, la medicina que cura, si bien dentro de ella existen distintos criterios médicos, el criterio alopático (la medicina oficial hoy, la que se enseña en las universidades); el criterio homeopático; la medicina tradicional china (con la acupuntura como su expresión terapéutica más conocida); la medicina ayurvédica y la medicina natural, que es mi especialidad. Aunque estos otros criterios médicos estén poco aceptados y reconocidos por la medicina oficial, es un hecho que cada día más personas acuden a ellos en busca de soluciones. A mi entender, todas ellas son «medicinas complementarias» puesto que estoy convencido que juntas tienen más fuerza que por separado y soy un firme defensor de la necesidad de colaboración entre los diferentes profesionales de la salud, lo que hoy se ha dado en llamar la «medicina integrativa». Dicho esto, vamos a analizar porqué cada día más personas optan por la Medicina Natural (MN), para curar su enfermedad en detrimento de la Medicina Oficial o Alopática (MA). Los motivos son muchos y variados:
Medicina milenaria
La MA que se practica en consultorios de la Seguridad Social, mutuas y hospitales tiene como mucho 180 años de vida, mientras que la MN es el resultado de siglos de historia y de experiencia del hombre curando sus enfermedades con remedios naturales.
El Juramento Hipocrático
Para un médico naturista las máximas del juramento hipocrático como «primum non nocere» (ante todo no perjudicar al paciente) o «vis medicatrix naturae» (la fuerza curativa natural), entre otras, siguen plenamente vigentes, mientras que la MA ha dejado de lado muchos de estos principios.
Personas enfermas
Cuando entra el paciente a su consulta, el médico alopático únicamente ve los síntomas o la enfermedad que trata (en ocasiones no llega ni siquiera a explorarlo), mientras que el médico naturista realiza una exploración a fondo y trata a la persona enferma en su conjunto, considerando todos los factores desencadenantes de su enfermedad (físicos y anímicos).
Vis medicatrix naturae
La medicina convencional ha perdido la confianza en la fuerza autocurativa del organismo humano, que los griegos denominaban «vis medicatrix naturae», la fuerza curativa natural. Mientras que la MN se aplica en estimular esta capacidad autocurativa de la persona, la MA trata al paciente como si fuera un elemento inerte, «una cosa», sin capacidad de reacción propia frente a su enfermedad. Para mi un buen médico es en realidad un artista, que actúa creando para cada paciente las condiciones necesarias para que éste encuentre de nuevo el camino de su salud.
La enfermedad como camino
Para la MN la enfermedad no es más que la señal de que algo va mal en nuestro cuerpo y, a la vez es el primer paso necesario para recuperar la salud. En cambio para la MA la enfermedad es algo que viene de fuera, que ha caído del cielo y que hay que erradicar de cuajo. La medicina convencional no permite al paciente reflexionar sobre las causas de su enfermedad, manteniéndolo ocupado en seguir un «protocolo» de tratamiento, más que en descubrir qué puede hacer él mismo para mejorar su salud.
Alimentación y hábitos de vida
La MN otorga un papel determinante a la responsabilidad que cada persona tiene sobre su propia salud, y por esto hace hincapié en cuáles son sus objetivos al acudir al médico, sus hábitos de vida y su alimentación. La mayoría de los médicos alopáticos desdeñan el peso que el estado de ánimo, la alimentación o una buena higiene vital tienen sobre la génesis y la evolución de la enfermedad. En este ámbito la MN insiste en la idea hipocrática de que prevenir siempre es mejor que curar.
La vocación y la experiencia
El gran error de la MA, a mi entender, reside en que el criterio de selección para acceder a la carrera de Medicina está basado en la nota alcanzada en la selectividad, con este filtro quedan excluidos por nota muchos médicos «vocacionales» que, sin duda, serían mejores en la atención al paciente. Hoy más que nunca necesitamos médicos vocacionales con empatía hacia las personas, antes que sesudos doctores de bata muy blanca pero de muy poca humanidad. Cuando tras ocho años de carrera, un médico convencional llega por fin a tratar con los pacientes, tiene más títulos de máster, cursos de post-grado o especialización que experiencia real con pacientes reales.
El médico de cabecera y la importancia del entorno sobre la enfermedad
La MA forma especialistas, hasta el punto de que casi no existen ya médicos de cabecera o de familia, y un especialista es, por definición, alguien que sabe mucho de un único tema y poco de todo lo demás, alguien que no posee una perspectiva global de la persona que está tratando y que toma únicamente en consideración los síntomas físicos que presenta el paciente. El médico naturista, por contra, se interesa por la historia de su paciente (y la de su familia), recabando tanto los síntomas físicos, como los factores de tipo psicológico, profesional o relacional que puedan haber desencadenado su enfermedad.
Pruebas diagnósticas
El tiempo que un médico naturista dedica a cada paciente es muy superior al que dedica un médico convencional. Para la MN una historia clínica completa y una exploración física exhaustiva son fundamentales porque nos dan una información que hace innecesarias numerosas pruebas diagnósticas. El médico alopático suple su falta de información de primera mano pidiendo un sinfín de pruebas diagnósticas que encarecen la sanidad.
Cirugía
Para la MN la cirugía es el último recurso, contribuyendo a evitar un sinfín de operaciones menores y mayores y a reducir los costes sanitarios para todos.
Medicamentos
La MA administra medicamentos de síntesis química formulados para que contengan sólo los llamados «principios activos». Los efectos secundarios de estas medicaciones son a menudo considerables y en ocasiones graves. La MN, por el contrario, recomienda medicamentos de origen natural, extractos de plantas que contienen no sólo el principio activo sino todos los elementos de la planta, con todos sus coadyuvantes que contribuyen a dar estabilidad al principio activo y, en muchas ocasiones, a potenciar sus efectos curativos. Además los efectos secundarios de los medicamentos naturales bien aplicados son siempre mínimos mientras que en la MA sucede demasiado a menudo que un médico especialista, al recetar un medicamento concreto, se olvida de comprobar qué otros fármacos está tomando y sus posibles interferencias, complicando a veces el estado del paciente por yatrogenia.
Los síntomas
Tal como denota su nomenclatura, la medicación química actúa sobre los síntomas y tiene un efecto supresivo de los mismos: anti-térmico, anti-inflamatorio, anti-tusivo, anti-álgico,… En mi opinión ésta es la causa del aumento de las llamadas enfermedades raras, entre ellas las cada vez más frecuentes y más tempranas enfermedades autoinmunes (fibromialgia, esclerosis múltiple, síndrome de fatiga crónica, etc.). La MN, por contra, afirma que suprimir ciertos síntomas es contraproducente porque corta la evolución natural de la enfermedad, provocando a medio y largo plazo que ésta reaparezca en una forma más grave.
La fiebre como aliada
Nunca como hoy habíamos asistido a tan colosal despropósito: la aplicación sistemática de anti-térmicos en los niños como si la fiebre fuera un temible enemigo a combatir. Para la MN la fiebre es un aliado en la lucha contra la enfermedad tal como ya afirmaba el sabio griego Parménides de Elea en el s. V a.C.: «Dadme un medio para provocar fiebre y curaré todas las enfermedades».
Vacunas, no gracias
La excesiva vacunación que impone la MA, cada vez a edades más tempranas, puede ser la causa del aumento de determinadas enfermedades como las alergias, los problemas respiratorios recurrentes, el autismo o las enfermedades autoinmunes. La MN aboga por reducir las vacunas sintéticas y estimular el desarrollo del sistema inmunitario por otras vías naturales.
Más rápida
Para muestra un botón: es común que una paciente diagnosticada de migraña, haya visitado en diez o quince años de evolución de su enfermedad a más de diez especialistas y realizado un sinfín de pruebas diagnósticas (TAC, resonancia magnética, analíticas, ecografías, electroencefalogramas, etc.) y que su estado siga igual o empeore. Cuando esta paciente llega desesperada y escéptica a la MN, a menudo basta con dos o tres sesiones de tratamiento para que empiece a mejorar y en menos de seis meses desaparezca su migraña.
Más barata y sostenible
El médico convencional se ha convertido en un dispensador de recetas o en un prescriptor de pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas innecesarias, encareciendo el coste de la asistencia sanitaria pública hasta límites insostenibles. El médico naturista prescribe menos medicamentos y recomienda menos pruebas diagnósticas, abaratando los costes sanitarios.
La curiosidad
La curiosidad es una cualidad inherente al método científico, y para mí, es una de las grandes diferencias entre un médico convencional y un médico naturista es que el primero ha perdido la curiosidad. Me he encontrado en demasiadas ocasiones que, tras curar a un paciente desahuciado por la medicina convencional (estoy hablando de curaciones espectaculares), cuando éste ha vuelto a visitar a su médico convencional para explicarle que estaba curado, el médico ni siquiera le ha preguntado cómo lo había conseguido. Esta falta de «curiosidad», este «desinterés» por la curación de su propio paciente limita las posibilidades del médico alopático de ayudar a otras personas.
Conclusiones
Vivimos tiempos revueltos que traen nuevos paradigmas también en el campo de la medicina. Existen diferencias sustanciales entre la Medicina Alopática y la Medicina Natural que han propiciado el auge de la Medicina Natural en las últimas dos décadas. En mi opinión, ambas medicinas deben aprender a trabajar juntas por el bien de nuestros pacientes, incorporando los tratamientos de otros profesionales no médicos para abarcar no sólo la salud del cuerpo sino también la de la mente y el espíritu (psicólogos, homeópatas, osteópatas, consteladores familiares u otros terapeutas, sean médicos o no).
Miquel Pros Casas
Médico naturista. Barcelona
www.doctorpros.com