El masaje sacrocraneal es una terapia suave y delicada, pero muy efectiva, que aprovecha la conexión que existe entre las distintas estructuras del organismo para tratar trastornos que afectan a la funcionalidad de alguna de ellas, aunque no se tenga acceso directo a dicha estructura.
Es una terapia válida para cualquier edad, problema o disfunción; aunque resulta muy adecuada para niños y recién nacidos, por la permeabilidad de sus estructuras óseas al tratamiento sacrocraneal.
El parto es un suceso de especial relevancia en la vida del ser humano y el modo en que se produce influye notablemente en las posteriores formas de ser, pensar y desarrollarse. El bebé presenta adaptaciones morfológicas para facilitar su paso a través de la pelvis materna: su cráneo está parcialmente formado, es ligeramente plegable y su pelvis, dividida en tres partes, facilita la adaptación al camino que ha de recorrer. Si en este proceso los huesos del bebé encuentran resistencia podrían sufrir deformaciones excesivas, que producirán irritaciones subyacentes.
El parto por cesárea, por su parte, presenta el inconveniente de que no activa el mecanismo respiratorio primario del bebé como consecuencia de la falta de compresión durante el nacimiento.
De manera natural, las tensiones producidas durante el parto suelen aliviarse en los siguientes diez días, gracias a acciones tan habituales como la succión, el llanto, los movimientos corporales o la propia respiración. Si estos traumas no se solucionan pueden derivar en problemas de coordinación, irritabilidad, enuresis nocturnas, hiperactividad o hipoactividad, sueños inquietos, cólicos, llanto excesivo, jaquecas, dolores musculares, alteraciones emocionales, problemas de oídos y vista, estrabismo, etc.; y en casos más graves o en traumas posteriores al parto, pueden producirse problemas de aprendizaje y psicomotrices.
La función del terapeuta en estos casos es la de aprovechar la capacidad del propio organismo para recuperar el correcto equilibrio y funcionar como un conjunto armónico, liberando tensiones traumáticas y previniendo además otro tipo de alteraciones. Así, en EEUU al terapeuta sacrocraneal, se le llama «facilitador» ya que canaliza el poder autocorrector del organismo para recuperarse. Muchos países cuentan con terapeutas que asisten a la madre y al bebé durante la dilatación y el parto, previniendo alteraciones o, en su caso, tratándolas inmediatamente después de haberse producido.
¿Cómo consigue la osteopatía sacrocraneal ayudar al bebé?
Esta terapia requiere un contacto extremadamente sutil y ligero en la cabecita del bebé. Desde esta posición el terapeuta percibe los ritmos del organismo y puede realizar movimientos casi imperceptibles de los huesecillos del cráneo, que junto con la respiración primaria del paciente, activa los impulsos del líquido encefalorraquídeo. Este fluido, que circula a través de la médula hasta el sacro, tiene la capacidad de inducir leves reajustes en órganos, membranas y huesos, recuperando el equilibrio del organismo.
¿Qué pasa con su mamá?
No nos podemos olvidar de las madres que acaban de tener un niño. Su organismo ha sufrido importantes cambios: no sólo los debidos al proceso de parto, sino también los derivados del periodo de gestación. La terapia sacrocraneal puede ayudarlas a liberar tensiones en la parte baja de la espalda, pelvis y el sacro. También resulta beneficioso en problemas de estreñimiento, retención de líquidos, calambres, etc. Incluso mejora patologías de carácter psicológico, como ansiedad, miedos, depresión posparto, etc.
Personalmente me parece una de las mejores terapias de medicina natural, sin contraindicaciones ni efectos secundarios. Durante mis 15 años de experiencia he obtenido espléndidos resultados en una enorme variedad de patologías. El único requisito es dejarse hacer y estar relajado. También es adecuado para personas sanas, sin patologías concretas, ya que ayuda a eliminar bloqueos, tensiones y a vivir la vida más plenamente.
Como dice un viejo proverbio «Unos gramos de práctica valen toneladas de teoría».
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