España ocupa el décimo puesto de la Unión Europea (UE) en detección y tratamiento de la hepatitis, según un informe que mide la calidad de estos servicios sanitarios, promovido por la Asociación Europea de Pacientes Hepáticos (ELPA).
Francia, Eslovenia y Alemania son los países que ofrecen una mejor atención sanitaria de esta enfermedad, mientras que a la cola se sitúan Estonia, Letonia y Lituania, según el indicador que compara datos de los 27 Estados miembros más Suiza, Noruega y Croacia.
En el caso de España, la prevención y la reducción de secuelas relacionadas con la hepatitis “están bien desarrolladas mayoritariamente debido al empeño de doctores muy cualificados y comprometidos”, señala el informe elaborado por el centro de investigación independiente Health Consumer Powerhouse (HCP),
El sistema sanitario público “ofrece pruebas gratuitas a todo el mundo”, destaca el documento, que no obstante subraya la necesidad de “incrementar el número de centros donde éstas se practican”.
Además, España “no cuenta con políticas de detección” en varios de los grupos de población considerados de riesgo, y al igual que sucede con otros países europeos, “la documentación sobre la hepatitis en España es muy fragmentada y, a veces, inexistente”, añade el informe.
España es considerado un país “de alto riesgo” de incidencia de la hepatitis “debido a la vasta migración y a la inmigración ilegal”, según explica la doctora Beatriz Cebolla, una de las autoras del informe, en un comunicado.
A juicio de la experta, este país “debe priorizar las campañas de concienciación ciudadana sobre la hepatitis vírica y sus riesgos”, en lugar de “ignorar la amenaza” que supone dicha enfermedad para la salud pública.
“El nivel de atención sanitaria relativamente bueno se debe fundamentalmente a la dedicación de los médicos más que a una organización gubernamental eficiente”, añade la experta.
El informe hace hincapié en la necesidad de poner en marcha una estrategia europea contra la enfermedad, que incluya medidas concretas como campañas eficientes de vacunación contra la hepatitis B, o programas de detección gratuitos y accesibles tanto para la población general como para todos los grupos de riesgo.
También señala la importancia de facilitar el acceso a los tratamientos para la enfermedad, tanto a través de subvenciones para los fármacos como de una atención personalizada, así como de mejorar la concienciación pública y la educación en materia de salud.
Cada año, unos 125.000 europeos fallecen como consecuencia de enfermedades relacionadas con la hepatitis, según datos de la ELPA, que también señala que actualmente hay unos 25 millones de portadores de hepatitis crónica B (VHB) o hepatitis C (VHC), la mayoría de los cuales desconoce su afección.