Es un cuadro clínico doloroso típico del deportista, caracterizado por un dolor de causa microtraumática, desencadenado por el ejercicio, generalmente excesivo o inadecuado, localizado en la encrucijada púbica (pubo-abdomino-crural), de presentación y evolución variables.
Corresponde a tres entidades patológicas distintas, que se pueden presentar solas, aunque con mayor frecuencia se presentan asociadas y que suelen tener una misma causa:
- La entesitis de los adductores, es decir la inflamación de la unión entre los tendones proximales de los músculos adductores y el hueso púbico.
- La entesitis de los músculos rectos abdominales en su inserción en el pubis, junto con la debilidad de la musculatura lateral del abdomen.
Cuando ambas patologías se presentan juntas dan lugar a la osteopatía dinámica de pubis.
Cuando y por qué surge
A nivel del hueso púbico confluyen varias fuerzas de tracción, especialmente en la inserción de los abdominales, que tiran hacia arriba, y en la inserción de los adductores, que tiran hacia abajo. Cuando hay un desequilibrio en ambas fuerzas, o alguna alteración de la biomecánica de la pelvis, se produce un aumento de las tensiones de la zona que da lugar a ésta patología.
Así, el desequilibrio entre estos dos potentes grupos musculares, las tracciones excesivas en la sínfisis del pubis, la anteversión exagerada de la pelvis, la hiperlordosis lumbar, la hipotonía abdominal, junto con los microtraumatismos de repetición que conlleva la práctica deportiva, van a provocar la lesión sobre la sínfisis púbica, con inflamación, dolor y contracturas en los músculos de la zona.
Además de los factores constitucionales existen otros factores deportivos que pueden favorecer la aparición de la osteopatía, como son la intensidad excesiva de la práctica deportiva, los cambios bruscos de categoría, el terreno de juego, el inicio de la temporada, el final de la temporada, la mala técnica, la mala preparación física y especialmente la falta de entrenamiento preventivo frente a esta patología.
Dentro de los deportes favorecedores de esta patología, los más frecuentes son todos aquellos que implican desplazamientos laterales, conducción de balón o chutes con el borde interno del pie y cambios bruscos de sentido: fútbol, rugby, esgrima, hockey, baloncesto, balonmano, tenis, gimnasia, patinaje, y esquí.
¿Qué síntomas presenta?
Suele tener un comienzo insidioso y progresivo, con dolor inguinal, al principio unilateral, al finalizar el entrenamiento o la competición, que cede con el reposo. Progresivamente va aumentando de intensidad y se hace bilateral, desencadenándose con esfuerzos cada vez más pequeños. Si la patología continúa progresando el dolor se extiende también a la inserción de los músculos abdominales y aparece incluso con actividades de la vida diaria, como caminar por terreno irregular, subir escaleras, darse la vuelta en cama.
En la exploración se observa
- Dolor en pubis a la palpación de la inserción inferior del recto abdominal y de los oblicuos.
- Dolor al palpar en el pubis la inserción proximal de los adductores.
- Contractura dolorosa de los adductores.
- Dolor en la adducción resistida.
- Dolor en la abducción forzada.
- Dolor al estiramiento de los adductores.
- Dolor en la contracción resistida de los abdominales.
Cómo se trata
El tratamiento puede ser de dos tipos:
- Tratamiento conservador, que vemos más adelante.
- Tratamiento quirúrgico. En los casos crónicos que no responden al tratamiento conservador se recurre al tratamiento quirúrgico, actuándose tanto sobre los adductores como sobre el pubis y el anillo crural.
La evolución es lenta y en muchas ocasiones imprevisible. Si el deportista guarda reposo deportivo al aparecer los primeros síntomas, y se asocia a la terapia conservadora, el proceso puede remitir en 3 a 5 semanas. Pero si se trata tardíamente o el deportista vuelve prematuramente a la actividad deportiva (lo que ocurre muy frecuentemente), el proceso se va a cronificar y puede perdurar meses o incluso años.
Tratamiento conservador
1ª Periodo: fase de reducción del dolor
- Reposo deportivo, el tiempo que sea necesario, hasta el cese del dolor.
- Rehabilitación encaminada a conseguir la desaparición de los síntomas dolorosos: masaje relajantes en la musculatura contracturada, masaje transverso profundo de Cyriax en las inserciones de adductores y abdominales, ultrasonidos, criomasaje, láser y electroterapia (M. Ondas). Algunos autores recomiendan las Ondas de Choque en las inserciones.
- Ejercicios de fortalecimiento estático isométrico de los músculos abdominales y del suelo pélvico.
- Contracciones isométricas de abdominales. En decúbito supino con ambos pies apoyados en el suelo y rodillas flexionadas, manteniendo toda la espalda en contacto con el suelo, sin dejar que la curvatura de la zona lumbar forme un arco. Desde esta posición contraer los abdominales intentando llevar el ombligo hacia la columna. Se mantiene la posición 10 segundos, se relaja 5 segundos. Se realizan 2-3 series de 10 repeticiones. Desde esta misma posición, se contraen los músculos del suelo pélvico, como «empujando» de estos músculos hacia arriba (hacia el diafragma). Se realizan estas contracciones lentamente. 2 series de 10 repeticiones (abdominales hipopresivos).
- Ejercicios isométricos de músculos aductores. Colocar un balón entre las rodillas y contraer los adductores durante 10 segundos. Relajar sin que el balón caiga, durante 5 segundos y volver a repetir 10 veces. 2 series.
- Ejercicios excéntricos de adductores. Para los adductores cortos. Adoptar la posición de la foto.
- Se realiza una contracción del músculo abdominal, manteniendo la mirada en vertical. Se van separando lentamente las rodillas hasta alcanzar la posición de la foto.
- Se vuelven a juntar las rodillas y posteriormente se relaja el músculo abdominal, alcanzando la posición inicial. Realizar entre 10 y 20 repeticiones, según intensidad del dolor. Para los adductores largos. Con las rodillas extendidas y los talones juntos, apoyados en una pared. Se realiza la contracción isométrica de los músculos abdominales. Se van separando lentamente las piernas hasta alcanzar el final del movimiento. Se vuelven a juntar los pies y se
relajan los abdominales. - Estiramientos de adductores. Mantener la posición en cada uno de los estiramientos alrededor de 20 segundos, sin producir dolor. Se
pueden realizar otros muchos estiramientos de los músculos adductores.
2º fase: Fase dinámica inicial
- Se incrementa la resistencia a los ejercicios de fortalecimiento de los músculos abdominales y del suelo pélvico.
- Mediante gomas elásticas se comienza a trabajar la flexión, la extensión, la abducción y la adducción de la cadera (con cuidado de no provocar dolor con la adducción).
- Iniciar la bicicleta estática, con poca resistencia. Se puede comenzar con 10 minutos al día con incrementos progresivos en tiempo y posteriormente de resistencia. Sin dolor.
- Natación con flotador entre las piernas.
- Se comienzan los ejercicios de estabilización lumbo-pélvica. Las repeticiones y los períodos de descanso han de ser progresivos. El tiempo para mantener las posturas ha de ser desde los 6 hasta los 12 segundos.
3º fase. Fase dinámica
Se comienza a realizar ejercicios denominados de «skating» lateral (paso patinador), primero con una distancia de 75 cm a 1 m e incremento progresivo hasta llegar a las 3 series de 10 repeticiones de 30 segundos. Se ata una toalla al pie de la pierna lesionada para que el pie se deslice más fácilmente. Se flexiona ligeramente la rodilla del lado sano a la vez que se va deslizando, lentamente, el pie del lado contrario, mediante una contracción excéntrica controlada de los adductores afectados. Se vuelve a la posición inicial realizando el trabajo con la pierna sana.
- Se realizan ejercicios manuales con todo el recorrido articular de excéntrico-concéntrico de los m. aductores con la ayuda del fisioterapeuta o preparador físico.
- Se intensifican los ejercicios de m. glúteo y estabilidad lumbo-pélvica.
- Bicicleta estática con más resistencia y más tiempo.
- Se comienza un programa progresivo de carrera continua, para cuatro semanas, intercalando caminar con carrera.
- Inicio de trabajo de escalonado (steps), 5 minutos al día, incrementando 1 minuto por día si el deportista está libre de dolor.
4º Fase avanzada
- Bicicleta estática con protocolos interválicos.
- Continuar aumentando la carrera continua incorporando cambios de dirección y ritmo.
- Se incrementa el número y la longitud del paso patinador.
- Se trabaja intensamente en todo el recorrido osteomuscular con ejercicios excéntricos-concéntricos de m. adductores.
- Gradualmente se introducen ejercicios específicos para readaptar el gesto deportivo.
Esta fase puede durar entre 3-4 semanas.
El salto de cada fase viene marcado por la evolución de cada paciente. Si no hay dolor, el «test de contracción isométrica» es negativo y puede realizar los ejercicios de estabilización lumbo-pélvica sin desequilibrios, se puede pasar a una fase superior.
Cómo se previene
La prevención es fundamental en la osteopatía dinámica de pubis y debe abarcar múltiples aspectos:
- Detección de factores que alteren la estática y dinámica de la pelvis.
- Entrenamiento adecuado.
- Estiramientos.
- Trabajo excéntrico de adductores y de abdominales.
- Calentamiento y enfriamiento adecuados.
- Hábitos beneficiosos: alimentación, hidratación y reposo necesarios.
Dra. Rosario Solana Galdámez
Especialista en Medicina de la Educación
Física y el Deporte
Dr. Jesús Vázquez Gallego
Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina Física y Rehabilitación. Especialista en Traumatología
y Cirugía Ortopédica
Dra. Mª Jesús Vázquez Doce
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Dra. Aránzazu Vázquez Doce
Doctora en Medicina y Cirugía. Especialista
en Medicina Física y Rehabilitación